El dominio ruso del mar Negro a la sombra del conflicto de Ucrania

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Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.

La guerra de Ucrania ha vuelto a poner de relieve la ambición histórica de Rusia por el control de las costas del mar Negro. La conquista de todo el litoral ucraniano, así como el control del norte del mar Negro, representa uno de los objetivos esenciales para Moscú en el conflicto con Ucrania.

Este artículo trata de aportar una serie de consideraciones sobre la vertiente naval de un conflicto todavía vivo. Las lecciones que podamos sacar son aún temporales, pero sí pueden ayudarnos a vislumbrar cómo serán los futuros conflictos en el mar.

Introducción

El conflicto ucraniano nos ha restituido a la cruda realidad de la guerra, un fenómeno tan antiguo como la interacción social, pues de ella se deriva y se encuentra en el mismo centro de las teorías de las relaciones internacionales y la geopolítica1. Pero no se trata de una guerra más, porque se da el caso de que Rusia es una potencia nuclear y Ucrania era considerada como un Estado hermano hasta la revolución del Euromaidán2. La guerra de Rusia contra Ucrania comenzó en respuesta a esta revolución con la anexión de Crimea y la ocupación de facto del Donbás, todo lo cual exige de una reflexión más profunda para tratar de comprender un conflicto que nos retrotrae a épocas pasadas. Napoleón y Hitler ya lucharon por el control de estas estepas.

Este conflicto se encuentra entre los desafíos de seguridad más importantes que enfrenta la comunidad euroatlántica en sus relaciones con Rusia desde 2014, tras la anexión de Crimea. El número de actores implicados —Unión Europea (UE), OTAN, Rusia, Ucrania y Estados Unidos— revela la dimensión internacional de una crisis que es, ante todo, una cuestión de geopolítica regional. Para comprender lo que está en juego en la crisis ucraniana, es necesario entender la dinámica que opera en la región del mar Negro — una zona situada en la periferia de Europa—, en la frontera de la Alianza Atlántica y en las fronteras rusas.

Extraer conclusiones definitivas de un conflicto en curso es un desafío. Después de nueve meses de lucha podemos, sin embargo, extraer lecciones que hay que estudiar con cautela pero no dejan de ser interesantes.

Restringir el análisis, aplicando un enfoque excesivamente reduccionista, a las acciones militares terrestres en las llanuras de Ucrania favorecería en gran medida un posible malentendido estratégico. De hecho, el conflicto ucraniano es ante todo un amplificador y un catalizador de tendencias geopolíticas globales observadas mucho antes del 24 de febrero de 2022. A nivel naval, confirma el regreso de una lucha entre grandes potencias donde el mar supondrá el primer escenario. Considerado durante décadas como un santuario desde donde realizar operaciones anfibias3, vemos cómo las aguas costeras se han vuelto inaccesibles a estas maniobras.

La guerra de Ucrania ha vuelto a poner de relieve la ambición histórica de Rusia por el control de las costas del mar Negro. La conquista de todo el litoral ucraniano, así como el control del norte del mar Negro, representa un objetivo esencial para Moscú en el conflicto con Ucrania. El control total del mar de Azov, que conecta el interior de Rusia con el mar Negro, era el principal objetivo de Moscú, que quería convertir este espacio estratégico en un mar interior4.

La política constantemente seguida por Rusia consistía, en primer lugar, en llegar a los mares desde Moscú y, luego, en asegurar salidas a mares libres de hielo. Esto resultó en una expansión hacia el norte, sur y este a lo largo de cuatro ejes —Finlandia, el mar Negro, Asia Central y el Lejano Oriente—, e incluso de un quinto, con la pretensión histórica de los Balcanes. Rusia busca utilizar a las minorías rusófilas en el espacio postsoviético. Esta permanencia imperial de la política rusa va acompañada de una particular percepción de su entorno geopolítico5.

En términos operacionales, la primera lección es el regreso de una guerra convencional que implica a toda Europa —sin contar con la guerra de los Balcanes, el final de un ciclo geopolítico iniciado con la caída del Muro de Berlín—6. La segunda lección es la relevancia de la disuasión nuclear cuando vemos cómo Rusia incumple el Memorándum de Budapest7. La tercera es que Rusia ha adoptado un enfoque sistemático para desarrollar su presencia en el dominio marítimo.

Hasta la fecha, tres son los documentos que proporcionan la hoja de ruta para las ambiciones marítimas globales de Rusia: la Doctrina Marítima de la Federación Rusa (2022)8, los Fundamentos de la Política Estatal de la Federación Rusa en el Campo de las Operaciones Navales hasta 2030 (2017) y la Estrategia para el Desarrollo de las Actividades Marítimas de Rusia hasta 2030 (2019)9.

Hace ya algunas décadas, pasamos de hacer frente a un enemigo bien identificado durante la Guerra Fría a una amenaza difusa, lo que nos llevó a confiarnos y establecer estrategias que desmontaron el entramado de las fuerzas navales de la OTAN, entre otras cosas10. Estos conceptos estratégicos señalaron un cambio de enfoque para el uso de la fuerza, desde el mar, con una proyección al litoral y las áreas adyacentes vulnerables, al ataque de fuerzas terrestre. El cambio operativo con una guerra de alta intensidad como la de Ucrania ha dejado obsoletas a nuestras fuerzas navales, que necesitan volver a prepararse para el enfrentamiento directo. Las nuevas amenazas a la seguridad mundial ya no son casos puntuales y aislados, ahora nos enfrentarnos a una verdadera guerra convencional11.

La anexión de Crimea en 2014 llevó al primer retoque después de 1989, con la vuelta a la lucha entre grandes potencias y la recuperación de la cooperación entre los aliados12. Esta estrategia duró poco ante el avance tecnológico y la agresiva modernización llevada a cabo tanto por la Marina del Ejército Popular de Liberación chino (People’s Liberation Army Navy, PLAN) como por la Marina de Rusia, que recortaron la ventaja militar que tenía Estados Unidos. Así pues, surgió una nueva estrategia donde volvió con fuerza la idea del enfrentamiento directo, como el que ahora vemos en Ucrania13.

Es pronto para sacar conclusiones del conflicto ucraniano, pero sí ha transcurrido el tiempo suficiente para ver cómo las armas hipersónicas, la guerra electrónica, la inteligencia y los sistemas no tripulados cobran especial interés: serán el futuro de los conflictos en el mar. El teatro de operaciones ucraniano se ha convertido en un banco de experimentación de armas y procedimientos con especial relevancia para la valoración del impacto de las nuevas tecnologías y la digitalización en las operaciones navales presentes y futuras14.

La geoestrategia del mar Negro

La región del mar Negro es una encrucijada de rutas marítimas y terrestres entre Asia Central, Europa y Oriente Medio, formada por los seis Estados que bordean las costas del viejo Pontus Euxinus: Rusia, Georgia, Turquía, Bulgaria, Rumanía y Ucrania15 (figura 1). Durante la Guerra Fría fue un espacio fronterizo clave en la estrategia de la OTAN dirigida a confinar el expansionismo soviético a los mares cálidos, y Turquía ocupó entonces una posición de liderazgo al desempeñar el papel de esclusa. El colapso del paraguas de seguridad soviético creó posteriormente un vacío estratégico en el mar Negro que aún no ha sido rellenado16.

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El término estrategia, decía Bordejé (1982), implica la idea de los conocimientos que debe poseer el jefe para dirigir los combates. En cuanto al término geopolítica, podría definirse como la ciencia que, basándose en el estudio del pasado, extrae enseñanzas y conclusiones para aplicar al presente, utilizando la geografía como ciencia auxiliar. Por su parte, la geoestrategia ofrece a la política y a la estrategia un método de aproximación para el estudio de los problemas del mundo actual, relacionando los conflictos estratégicos con los factores geográficos17.

La geoestrategia analiza el impacto de la geografía en la política de los Estados, las relaciones de poder, la competencia por los recursos y su seguridad. Si hablamos de Rusia, lo razonable es apoyarse en la tesis de Mackinder porque el epicentro de su Heartland es Rusia, el espacio terrestre que avanza desde Siberia hasta el mar Negro.

De acuerdo con Mackinder, quien domine la Heartland dominará el mundo18. Esa ubicación tiene un impacto directo sobre la realidad: por una parte, carece de acceso directo a los grandes mares y, por otra parte, el acceso a esta Heartland entraña dificultades. En otras palabras, ofrece algunas ventajas defensivas. Siendo así, la historia nos enseña que los países que han invadido Rusia lo han hecho precisamente por la llanura central ucraniana19.

Ucrania, como Georgia, es uno de los territorios del espacio postsoviético en el que Moscú reclama privilegios y donde el Kremlin ya no pretende, por tanto, que su influencia sea reprimida. Ni siquiera suplantada por la de otros actores, ya sea Bruselas, la OTAN o incluso Turquía, que apoya desde 2020 —y con mucho éxito— a Azerbaiyán en contra de Armenia. La integración de Bulgaria y Rumanía en la Alianza Atlántica (2004), y luego en la UE (2007), convirtió a Ucrania en una zona de amortiguamiento entre el área de influencia euroatlántica y Rusia. Crimea había sido motivo de discordia y fuente de negociación entre rusos y ucranianos desde 1991.

Las relaciones de Turquía con Rusia y Ucrania han estado marcadas por una equidistancia estratégica, vende armas a unos y firma acuerdos económicos con otros. El 24 de febrero de 2022, Turquía condenó la invasión rusa de Ucrania. El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, al considerar inaceptable esta decisión, expresó su apoyo a la soberanía e integridad territorial de Ucrania. El 26 de febrero, el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlüt Çavuşoğlu, pidió a su homólogo ruso, Sergei Lavrov, que pusiera fin a la operación militar rusa en Ucrania.

Desde 2014, Turquía se opone firmemente a la anexión de Crimea por parte de Rusia y al apoyo de las autoridades rusas a las fuerzas separatistas del Donbás, y más recientemente ha demostrado ser el principal aliado de Azerbaiyán contra una Armenia aliada de Rusia. Los lazos entre Ankara y Moscú no han impedido que Turquía equilibre la asertividad militar de Rusia, una empresa cuyo objetivo final ha sido evitar un cambio en el equilibrio de poder regional20.

En octubre de 2020, durante una reunión en Estambul, los presidentes Erdoğan y Volodímir Zelenski se comprometieron a fortalecer la asociación estratégica que une a los dos países desde 2010. Desde 2018-2019, Ucrania ha estado comprando drones Bayraktar a Turquía21. En 2020, ante la situación en el mar de Azov22, Ucrania decidió adquirir corbetas turcas de clase Ada, reconocidas por su maniobrabilidad y que los dos países producirán conjuntamente. Existen también proyectos conjuntos sobre la construcción de drones aéreos, aviones de transporte  y turbinas.

El 24 de febrero de 2022, Ucrania solicitó a Turquía que cerrara los estrechos de los Dardanelos y el Bósforo a los barcos rusos, así como su espacio aéreo, al amparo de la Convención de Montreux de 193623. Este convenio garantiza la libre circulación de los buques mercantes por los estrechos turcos, mientras que la circulación de los buques de guerra está sujeta a ciertas restricciones que varían en función de si estos pertenecen o no a Estados ribereños del mar Negro. La convención contiene disposiciones especiales que establecen que en tiempos de guerra Turquía está autorizada a cerrar el estrecho a cualquier buque de guerra extranjero, especialmente si están amenazados24.

El conflicto de Ucrania en su vertiente naval

Las operaciones rusas en el norte del mar Negro han resultado en una reducción drástica de la libertad de navegación para el sistema y la seguridad alimentaria mundial. La invasión ha tenido terribles consecuencias para la agricultura: ha afectado a los dos principales productores de cereales del mundo, ha interrumpido la cadena de suministro y ha provocado escasez de alimentos y una inflación de los precios25. El mar Negro se ha convertido en una zona de confrontación naval en la que Ucrania disputó la supremacía inicial rusa. El poder se ha ido equilibrando gradualmente mientras se permite la libre navegación de buques gracias a la creación de corredores marítimos humanitarios, tanto desde Odesa como desde ciertos puertos fronterizos con Ucrania26.

La ausencia casi generalizada de unidades de la OTAN en el mar Negro desde el inicio del conflicto para limitar los riesgos de escalada frente a Moscú, aparte de las turcas27, también ha desplazado el cara a cara naval entre Occidente y Rusia al Mediterráneo, convertido en una antesala del conflicto del mar Negro. Esta situación beneficia a Turquía, que afirma su papel de liderazgo en el flanco sur de Europa, en particular a través de la decisión de cerrar sus estrechos a los buques de guerra extranjeros, bajo ciertas condiciones, en un verdadero punto de estrangulamiento28.

La primera fase del conflicto mostró la importancia de dominar el teatro de operaciones. El control del acceso al mar Negro por parte de la Convención de Montreux y la prohibición por parte de Turquía del paso a buques militares por sus estrechos dieron una primera ventaja a Rusia, que pudo actuar con total impunidad al inicio del conflicto respaldada por su Eskuadra del Mediterráneo29. Logísticamente, sin embargo, a las fuerzas navales rusas se les ha cortado rápidamente el acceso a la mayoría de los puertos y han pasado a depender únicamente de Siria o de unidades de apoyo logístico, lo que dificulta su capacidad de permanencia.

Después del intento fallido de la toma de Kiev en los primeros días del conflicto, Moscú buscó rápidamente dominar el mar de Azov, asegurando el Donbás y conectando el corazón de Rusia con el Mediterráneo a través del mar Negro. La captura de la isla de las Serpientes al comienzo de la guerra permitió a las fuerzas rusas controlar tanto la parte occidental del golfo de Odesa como la desembocadura del Danubio para completar así su bloqueo marítimo sobre Ucrania30.

Al controlar la parte norte del mar Negro, Rusia esperaba asfixiar a Ucrania cerrando la principal entrada de mercancías y la salida del grano, vital para su economía. La respuesta de Estados Unidos ha sido reforzar la base griega de Alejandrópolis creando una ruta directa entre el Mediterráneo y Ucrania a través de Bulgaria y Rumanía, ambas aliadas de la OTAN31. La otra entrada se ha establecido a través de Polonia, en el mar Báltico, en la base naval de Gdynia, cerca de la localidad de Gdansk. Esta ciudad está a nueve horas de Leópolis (Lviv), en la frontera ucraniana.

En los últimos años, Estados Unidos y Grecia han firmado acuerdos para reforzar su cooperación en defensa y garantizar el acceso a una serie de bases. Entre ellas, Alejandrópolis, situada en el extremo noreste del país, entre Tesalónica y Estambul, 30 kilómetros al oeste de la frontera con Turquía. La ubicación estratégica de este puerto lo ha vuelto muy atractivo: puede recibir barcos de hasta 200 metros de eslora y su proximidad a la red de carreteras y su conexión con la de ferrocarriles lo convierten en uno de los más importantes de Grecia.

Respecto a las fuerzas navales de Ucrania, la Marina era el menos equipado y preparado de los tres ejércitos a principios de la guerra. El primer paso, tras la pérdida de las pocas unidades que consiguieron salvar tras la ocupación de Crimea, fue restaurar su capacidad de fuego y poner en marcha el sistema de lanzamiento de misiles antibuque Neptune, que se hizo ampliamente conocido después del hundimiento del crucero ruso Moskva el 13 de abril de 2022. Desarrollado por la Oficina de Diseño Estatal de Kiev, Luch, el sistema de misiles móviles costeros R-360 Neptune ha sido un componente clave en el conflicto, junto con el empleo de minas y los avances de los ucranianos en guerra electrónica e inteligencia32.

La Oficina de Diseño Estatal de Kiev, Luch, es una importante empresa de la industria de defensa ucraniana. El Neptune, con alcance de hasta 280 kilómetros, maniobrabilidad y capacidad rozaolas, puede considerarse un elemento crítico de la estrategia general de defensa marítima de Ucrania. No se esperaba que los primeros sistemas se recibieran antes de abril de 2022, pero la agresión rusa obligó a acelerar su entrega. La falta de componentes era un serio desafío para la Marina ucraniana. Sin embargo, la recepción de sistemas de misiles antibuque Harpoon, similares al Neptune, como parte de la asistencia técnico-militar occidental resolvió este problema y brindó a Ucrania la confianza de tener capacidad para disuadir a Rusia en las proximidades de Odesa.

El ataque de Ucrania a Sebastopol el 29 de octubre de 2022 pasará a la historia como el primer ejemplo de lo que muchos creen que es una nueva era de la guerra con drones. La Flota del Mar Negro de la Marina rusa se encontró defendiéndose simultáneamente contra drones aéreos y de superficie. Siete buques de superficie no tripulados (por sus siglas en inglés, USV) estuvieron involucrados, junto con nueve vehículos aéreos no tripulados (por sus siglas en inglés, UAV)33.

Esta táctica no es nueva: lo intentaron los italianos en Gibraltar y lo consiguieron en Alejandría, cambiando sumergibles tripulados por drones34. En este conflicto destaca el uso de drones armados en el ámbito aéreo; su empleo en el dominio naval los presenta como una verdadera herramienta de paridad estratégica. El éxito de los drones en tierra ha traslado su empleo al mar: primero se utilizaron UAV contra instalaciones portuarias y buques fondeados y, más tarde, una verdadera flotilla de USV armados simplemente con elementos sensores, gobierno y explosivos muy parecidos a los barcos mina o hellburners, cargados de pólvora, que eran lanzados a la deriva en el siglo XVI35.

Una consecuencia inmediata fue que Rusia se retiró del acuerdo que permitía a Ucrania exportar cereales por mar. Esto hizo subir los precios de los alimentos en Occidente y en otras partes del mundo sin llegar a producir la temida hambruna. Los políticos occidentales han acusado a Rusia de intentar crear una crisis alimentaria; Rusia ha argumentado que el mundo se enfrenta a una crisis alimentaria sin precedentes, aunque culpa a Occidente. Independientemente de lo que pueda suceder en las próximas semanas y meses, la guerra en Ucrania seguirá y el número de víctimas aumentará.

Lecciones del conflicto en el mar Negro

Decía Corbett que la verdadera importancia del poder marítimo residía en su influencia en las operaciones terrestres. El dominio del mar Negro no supone esta ventaja para Rusia. De hecho, la Marina rusa ha tratado de utilizar una amplia gama de acciones, como el bloqueo marítimo, el minado ofensivo, el apoyo logístico o el uso de medios anfibios, tratando de fijar a las tropas ucranianas sin éxito. Hasta ahora, la forma en que una potencia marítima podía influir en las acciones de un rival terrestre era controlando su acceso a las aguas verdes36, las aguas que rodean la tierra en forma de bahías o, en este caso, bloqueando un mar cerrado, como el mar Negro37.

Para que dicha maniobra funcione, se deben cerrar todas las rutas que unen una región con otra y, al hacerlo, imponer un coste al rival: el uso del poder marítimo como componente de la gran estrategia. Corbett fue pionero en una teoría alternativa de la gran estrategia para abordar cómo las potencias marítimas utilizan todos los instrumentos de poder en la búsqueda de objetivos políticos38.

Claramente, la respuesta ucraniana, con el apoyo de la inteligencia y el armamento occidental39, ha sido contrarrestar este poder marítimo con la negación del acceso a las aguas verdes del país mediante el uso de misiles antibuque —véase el ejemplo del crucero Moskva—, con artillería contra los buques anfibios —este caso en la isla de las Serpientes— o, más reciente, a través del uso de drones de superficie para atacar la base de Sebastopol. Los rusos han respondido con el ataque de cientos de misiles Kalibr desde el mar hacia objetivos terrestres, jugando con el efecto psicológico en la población. Sin embargo, la pérdida del Moskva supuso un fuerte varapalo para el control ruso del mar Negro y puso de manifiesto el cambio estratégico de los futuros conflicto en las aguas litorales.

Los acontecimientos que siguieron a estos golpes de mano de Ucrania confirmaron su éxito tras la retirada de las fuerzas navales rusas del teatro de operaciones40. Este episodio recuerda, por un lado, el carácter rápido, destructivo y decisivo del enfrentamiento naval, pero también el peligro de perder unidades valiosas como el Moskva en un entorno fluido, donde unos simples drones pueden hacernos perder un buque capital. Si Rusia no consigue someter antes a Ucrania, algo que por ahora parece difícil41, esta última deberá contar con la ayuda de Occidente para llegar a la mejor paz.

Las grietas en el apoyo occidental han existido desde el comienzo del conflicto. Aunque distan de ser abrumadoras, las encuestas muestran una disminución del apoyo a Ucrania. En Europa siguen aumentando los precios de la energía, algo que podría socavar aún más el apoyo prestado a Ucrania, especialmente entre los Estados menos solidarios, que han insinuado que Ucrania debería cambiar tierra por paz. Sin embargo, los Estados europeos orientales, más cercanos a la línea de fuego con Rusia, serán más difíciles de persuadir. En líneas generales, lo expuesto también implica el final de las vacaciones estratégicas y volver a invertir en defensa, empezando por España42.

Los últimos movimientos del presidente Erdoğan nos llevan a una Turquía cada vez más alejada de sus aliados. La crisis con Grecia por los yacimientos de gas en el Mediterráneo oriental no ha hecho más que empezar. No es la primera vez que Turquía impide el paso a unidades de la OTAN haciendo cumplir la Convención de Montreaux, lo que ha provocado fuertes críticas entre sus aliados. La crisis con Turquía vuelve a traernos a la actualidad este viejo tratado43 (tabla 1).

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La nueva doctrina marítima de Rusia de 2022 ha incidido en la importancia de sus bases de Crimea, las únicas en aguas cálidas. Desde la anexión de Crimea, Moscú ha aumentado su presencia en el Mediterráneo con puertos permanentes en Siria y Chipre, una eskuadra que nos recuerda a la Guerra Fría. Rusia, Turquía y Ucrania son extrañas parejas de baile. Turquía es el único país de la OTAN que no ha querido sancionar a Rusia, solo ha emitido una condena muy suave. Y recordemos cómo Erdoğan se ha prodigado en imágenes junto a Vladímir Putin y el resto de compañeros de la Organización de Cooperación de Shanghái, principales valedores del Kremlin44.

La clave del mar Negro, controlado por acuerdos desde 1809, la tienen Turquía y la Convención de Montreux. Rusia ha fortalecido estos últimos años su flota del mar Negro con unas decenas de unidades de superficie, entre las que destacan las modernas fragatas o los submarinos clase Kilo, mejorados en una apuesta clara por convertir la zona en una burbuja antiacceso y de denegación de área A2/AD (del inglés Anti- Access/Area Denial)45. Sin duda, estos submarinos han permitido a Rusia mantener los lanzamientos de misiles Kalibr sobre Ucrania a pesar de haber perdido el dominio costero tras la pérdida del crucero Moskva46.

El propósito de la Convención de Montreux era regular el tránsito de los estrechos tanto para proteger su seguridad como, más importante todavía, la del mar Negro, siguiendo el principio ya establecido por el artículo 23 del Tratado de Paz de Lausana y otros tratados anteriores (tabla 1).

La libertad del tránsito y la navegación en los estrechos es regulada sobre la base de la discriminación entre mercantes, buques de guerra y aeronaves. Las otras diferencias se establecen en función de las circunstancias —tiempo de paz, tiempo de la guerra y beligerancia o no de Turquía—, así como de la situación de inseguridad turca.

En tiempos de paz, los mercantes se benefician de la completa libertad de tránsito: de día y noche, sin importar el pabellón bajo el que naveguen ni la carga que lleven, sin estar sujetos a procedimiento alguno, salvo las inspecciones médicas reguladas por leyes turcas en conformidad con las reglas internacionales.

En tiempos de guerra, si Turquía no es beligerante, el paso se regula por el artículo 4 de la convención. En este caso, los mercantes siguen estando autorizados al libre tránsito, igual que en tiempo de paz. Si Turquía es país beligerante, los mercantes que pertenezcan a un Estado en conflicto con ella no podrán pasar por los estrechos. El resto de los buques mercantes tienen libertad de tránsito, siempre que no estén prestando ayuda a un enemigo de Turquía (tabla 2).

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En el caso de los buques de guerra en tiempo de paz, deberán cursar previamente vía diplomática una notificación a las autoridades turcas. El período normal para esta notificación previa es de ocho días, y se incrementa a quince días para los Estados no ribereños al mar Negro. Según el artículo 10 de la convención, los buques de guerra con pabellón no ribereño podrán pasar por los estrechos si se trata de buques de superficie ligeros o auxiliares.

En tiempo de guerra, el artículo 19 regula el caso de los buques de guerra: cuando Turquía no es beligerante, los buques de guerra disfrutan de los derechos de paso previstos en los artículos 10 a 18 (estos establecen la obligación de notificación y la limitación de tonelaje, el tipo de buque y otros requisitos previos para el paso por los estrechos).

Sin embargo, el artículo 19, párrafo 2 deniega el paso en el caso de buques de guerra pertenecientes a las potencias beligerantes:

«Los buques de guerra pertenecientes a las potencias beligerantes no podrán, sin embargo, atravesar los estrechos, excepto en los casos derivados de la aplicación del artículo 25 de la presente convención».

Hay una salvedad y se produce cuando estos buques beligerantes tratan de regresar a sus bases:

«A pesar de la prohibición de paso establecida en el párrafo 2 anterior, los buques de guerra pertenecientes a potencias beligerantes, ya sean potencias del mar Negro o no, que se hayan separado de sus bases pueden regresar a ellas».

En tiempo de guerra, si Turquía es uno de los Estados beligerantes, su Gobierno puede actuar libremente respecto al paso de buques de guerra (artículo 20), quedando a su discreción quién y cuándo puede pasar. En caso de amenaza inminente de guerra se establece una norma similar (artículo 21.2).

En otras palabras, Turquía tiene el derecho discrecional de prohibir el paso a todos aquellos países que la pongan en peligro. En la actualidad, Turquía ha aplicado el artículo 19 para prohibir todo paso a los buques de guerra. Erdoğan dijo que usaría la autoridad otorgada por el pacto de la Convención de Montreux para evitar que la contienda se intensificara47.

Conclusiones

Primero, los estrechos turcos constituyen el único canal navegable que conecta el mar Negro con el Mediterráneo y, a su vez, con el resto de los océanos a través del canal de Suez y el estrecho de Gibraltar. La regulación de su paso ha causado muchos problemas a lo largo de la historia al ser un punto geoestratégico único, ya que divide dos continentes, Europa y Asia, y une el Mediterráneo con el mar Negro. La capacidad de Turquía para actuar como fuerza de contención en el mar Negro se ve facilitada, sin duda, por su posición geopolítica y el control sobre los estrechos.

Segundo, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha sido condenada por Turquía, pero mientras esta no sea beligerante o corra riesgo de entrar en guerra, tiene la obligación de autorizar el paso de unidades rusas en caso de regreso a su base. Turquía también está obligada a impedir el acceso de unidades de la OTAN que no cumplan la Convención de Montreux, mucho más limitante para los países no ribereños del mar Negro.

Tercero, el conflicto en Ucrania ha demostrado que las tasas de consumo en la guerra de alta intensidad siguen siendo extraordinariamente altas y que la resiliencia exige la capacidad de construir nuevas unidades, producir repuestos y municiones y reservas suficientes para seguir siendo competitivos en las fases iniciales de la lucha. En la actualidad, es evidente que no todos los miembros de la OTAN están en disposición de soportar conflictos como el ucraniano.

Cuarto, Rusia todavía disfruta de un dominio militar relativo en el mar Negro, a pesar del ataque en Crimea a la Flota Rusa del Mar Negro con una combinación de drones aéreos y marítimos. Estos nuevos medios y los misiles antibuque muestran las bondades de la táctica A2/AD para países que no pueden discutir el poder marítimo a sus contrarios, pero sí dejar sin poder o utilidad a la fuerza adversaria. Recordemos que la verdadera importancia del poder marítimo reside en su influencia sobre las operaciones terrestres. El dominio ruso del mar Negro no está suponiendo apenas ventaja para el Kremlin.

Quinto, las nuevas guerras presentan múltiples facetas. La novedad en estos enfrentamientos se centra en que el ámbito asimétrico desborda el plano de lo táctico: el conflicto de Ucrania se ha convertido en la peor crisis global europea desde la Segunda Guerra Mundial. Parece que esta amenaza a la seguridad puede servir de catalizador para acelerar diversos procesos internos en la UE, principalmente los concernientes a seguridad y defensa.

Sexto, como lección que extraer de los estrechos turcos, España debería potenciar la defensa del estrecho de Gibraltar. Recordemos que los océanos y el transporte marítimo constituyen piezas clave para la economía mundial, uno de los elementos fundamentales de la globalización y, por lo tanto, resultan de importancia para el progreso y el bienestar de las sociedades.

Séptimo y último, la guerra naval será multidominio, se desarrollará en aguas litorales y el control de los estrechos se convertirá en estratégico en un mar globalizado. Se ha demostrado también la ineficacia de contar con unidades valiosas si no se protegen frente a nuevos sistemas sofisticados y letales. Ciertos autores piensan que la guerra naval, como la conocemos, ya no tendrá sentido con las nuevas armas hipersónicas o electromagnéticas —de las cuales defenderse es casi imposible— y que los submarinos seguirán siendo piezas clave.

Augusto Conte de los Ríos, capitán de fragata de la Armada Española Máster en Paz, Seguridad y Defensa IUGM

Referencias:

1 AZNAR FERNÁNDEZ-MONTESINOS, Federico. La ecuación de la guerra. Marcial Pons, 2011, pp. 10- 20.

2 GÖTZ, Elias y STAUN,  Jørgen. «Why Russia attacked Ukraine: Strategic culture and radicalized narratives», Contemporary Security Policy, vol. 43, n.o 3. Junio de 2022, pp. 482-497.

3 O’KEEFE, Sean, KELSO, Frank B. y MUNDY, Carl E. (1992). «From the Sea Preparing the Naval Service for the 21st Century», Proceedings, vol. 118, n.o 11. Noviembre de 1992, pp. 93-96. Disponible en: https://www.usni.org/magazines/proceedings/1992/november/sea-preparing-naval-service-21st-century [consulta: 13/12/2022].

4 PEYRONNET, Arnaud. «Aspects navals du conflit en Ukraine: la Mer Noire n’est pas encore un lac russe». FMES, 29 de junio de 2022. Disponible en: https://fmes-france.org/aspects-navals-du-conflit-en- ukraine-la-mer-noire-nest-pas-encore-un-lac-russe/ [consulta: 13/12/2022].

5 FRANC, Claude. «Histoire militaire: Les invariants de la politique russe», Revue Défense Nationale,
n.o 853. Octubre de 2022, pp. 121-126. Disponible en: https://www.defnat.com/e-RDN/vue- article.php?carticle=22992

6 No podemos olvidarnos de las guerras yugoslavas, un conflicto que dejó más de cien mil bajas.

7 SALDAÑA SAGREDO, Francisco Javier. «Ucrania y la historia interminable de la disuasión nuclear» (Documento    de    Opinión,    n.o    106).    IEEE,    2022.    Disponible    en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2022/DIEEEO106_2022_FRASAL_Ucrania.pdf [consulta: 13/12/2022].

8 VÁZQUEZ ORBAICETA, Gonzalo. «Doctrina Marítima de Rusia 2022. ¿Qué ha cambiado?» (Documento de    Opinión,    n.o    110).    IEEE,    2022.    Disponible    en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2022/DIEEEO110_2022_GONVAZ_Rusia.pdf [consulta: 13/12/2022].

9 CONTE DE LOS RÍOS, Augusto. «La nueva Doctrina Marítima de la Federación Rusa», Revista Ejércitos. 1 de septiembre de 2022. Disponible en: https://www.revistaejercitos.com/2022/09/01/la-nueva-doctrina- maritima-de-la-federacion-rusa/ [consulta: 13/12/2022].

10 REY ARROYO, Luis Francisco. «¿Los vientos de guerra en Ucrania dispersarán la niebla de la autonomía estratégica en Europa?» (Documento de Opinión, n.o 104). IEEE, 2022. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2022/DIEEEO104_2022_LUIREY_Ucrania.pdf [consulta: 13/12/2022].

11 DALTON, John H. «Forward… From the Sea», Proceedings, vol. 120, n.o 12. Diciembre de 1994, pp. 41-
49. Disponible en: https://www.usni.org/magazines/proceedings/1994/december/forward-sea [consulta: 13/12/2022].

12 TILL, Geoffrey. «A Cooperative Strategy for 21.st Century Seapower: What’s New? What’s Next? A View From Outside», Defence Studies, vol. 8, n.o 2. 3 de junio de 2008, pp. 240-257. Disponible en: https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/14702430802099417

13 CONTE DE LOS RÍOS, Augusto. «La nueva estrategia naval estadounidense», Revista General de marina,      vol.      280,      n.o    4. Abril de 2021, pp. 435-450. Disponible en: https://armada.defensa.gob.es/archivo/rgm/2021/04/RGMcap2.pdf

14 FOJÓN, Enrique. «Ucrania: la tecnología en la guerra» (Documento de Opinión, n.o 108). IEEE, 2022. Disponible    en:
https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2022/DIEEEO108_2022_ENRFOJ_Ucrania.pdf [consulta: 13/12/2022].

15 PARMENTIER, Florent. «La mer Noire, une domination russe sans prise sur la guerre en Ukraine?»,
Diplomatie, n.o 118. Noviembre-diciembre de 2022, pp. 47-49.

16 DELANOË, Igor. «Les enjeux de la crise ukrainienne en mer Noire», Revue Internationale et Stratégique,
n.o 96. 2014, pp. 38-47. Disponible en: https://www.cairn.info/revue-internationale-et-strategique-2014-4- page-38.htm

17 BORDEJÉ, Fernando. «Importancia de los estudios estratégicos y de los factores geográficos», España, poder marítimo y estrategia naval. Editorial Naval, 1982, pp. 17-24.

18 MACKINDER, Halford. «The geographical pivot of History», The Geographical Journal, vol. 170, n.o 4. 1904, pp. 298-321.

19 BAQUÉS, José. «De la geopolítica a la reconfiguración del orden mundial», en COLOM-PIELLA, Guillem (ed.), La guerra de Ucrania. Los 100 días que cambiaron Europa. Los Libros de la Catarata, 2022, pp. 12- 14.

20 ALIM, Eray. «Strategic hedging in the Black Sea: The case of Turkey versus Russia», Comparative Strategy, vol. 41, n.o 5. 24 de agosto de 2022, pp. 459-482. Disponible en: https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/01495933.2022.2111908

21 POUVREAU, Ana. «De l’importance géostratégique des relations entre l’Ukraine et la Turquie», Revue
Défense Nationale, n.o 848. 2022, pp. 32-35.

22 ALÁEZ FEAL, Octavio. «El incidente del estrecho de Kerch», Cuadernos de Pensamiento Naval, vol. 26,
n.o 1. Primer trimestre de 2019, pp. 83-100.

23 UN. Convention regarding the Régime of Straits. Registro de Tratados de NNUU, 1936. Disponible en: https://treaties.un.org/doc/Publication/UNTS/LON/Volume%20173/v173.pdf [consulta: 6/12/2022].

24 CONTE DE LOS RÍOS, Augusto(2020). «Los estrechos turcos y el derecho de paso de los submarinos rusos»,    Revista    Ejércitos.    3    de    agosto    de    2020.    Disponible    en: https://www.revistaejercitos.com/2020/08/03/los-estrechos-turcos-y-el-derecho-de-paso-de-los- submarinos-rusos/ [consulta: 6/12/2022].

25 GLIESSMAN, Steve (2022). «Why is there a food crisis?», Agroecology and Sustainable Food Systems, vol. 46, n.o 9. 31 de agosto de 2022, pp. 1301-1303. Disponible en: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/21683565.2022.2115187

26 PEYRONNET, Arnaud. «Aspects navals du conflit en Ukraine: la Mer Noire n’est pas encore un lac russe». FMES, 29 de junio de 2022. Disponible en: https://fmes-france.org/aspects-navals-du-conflit-en- ukraine-la-mer-noire-nest-pas-encore-un-lac-russe/ [consulta: 13/12/2022].

27 SHELDON-DUPLAIX, Alexandre. «La Russie, la Flotte de la mer Noire et l’OTAN», Stratégique, n.o 109. 2015, pp. 153-167. Disponible en: https://www.cairn.info/revue-strategique-2015-2-page-153.htm

28 SANZ ALISEDO, Gonzalo. «Océanos y choke points, oportunidades y riesgos para el comercio marítimo global»    (Documento    de    Análisis,    n.o    68).    IEEE,    2022.    Disponible    en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2022/DIEEEA68_2022_GONSAN_Oceanos.pdf [consulta: 13/12/2022].

29 CONTE DE LOS RÍOS, Augusto. «Rusia y el Mediterráneo», Revista Ejércitos. 28 de noviembre de 2021. Disponible en: https://www.revistaejercitos.com/2021/11/28/rusia-y-el-mediterraneo/ [consulta: 13/12/2022].

30 GOLLNISCH, Alexis. «Enseignements navals et maritimes de la guerre en Ukraine», Revue Défense Nationale, n.o 853. 2022, pp. 13-18.

31 KIRBAKI. Y. (20-9-2022). Alexandroupoli to become US naval base. Hurriyet Daily News. Disponible en: https://www.hurriyetdailynews.com/alexandroupoli-to-become-us-naval-base-greek-media-177061 [consulta: 13/12/2022].

32 ZABRODSKYI, Mykhaylo et al. Preliminary Lessons in Conventional Warfighting from Russia’s Invasion of Ukraine. Royal United Services Institute for Defence and Security Studies, febrero-julio de 2022. Disponible en: https://static.rusi.org/359-SR-Ukraine-Preliminary-Lessons-Feb-July-2022-web-final.pdf [consulta: 13/12/2022].

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34 O’HARA, Vincent P. y CERNUSCHI, Enrico. «Frogmen against a fleet: The Italian Attack on Alexandria 18/19 December 1941», Naval War College Review, vol. 68, n.o 3, artículo 8. 2015, pp. 119-137.

35 BRIGGS, Mark. «Innovation and the Mid-Victorian Royal Navy: The Case of the Whitehead Torpedo», The Mariner’s Mirror, vol. 88, n.o 4. Noviembre de 2002, pp. 447-455. Disponible en: https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00253359.2002.10656863

36 De acuerdo con el Concepto de Operaciones Navales de la US Navy de 2010, la expresión «aguas azules» se refiere al océano abierto; «aguas verdes», a las aguas costeras, puertos y dársenas; «aguas marrones», a los ríos navegables y sus estuarios.

37 GRYGIEL, Jakub J. (2021). «The Limits of Sea Power», Naval War College Review, vol. 74, n.o 4, artículo
8.    Otoño    de    2021.    Disponible    en:    https://digital- commons.usnwc.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=8223&context=nwc-review

38 MCCRANIE, Kevin D. Mahan, Corbett, and the Foundations of Naval Strategic Thought. Naval Institute Press, Annapolis, 2021, pp. 26-29.

39 CALVO ALBERO, José Luis. «Primeras impresiones militares», en COLOM-PIELLA, Guillem (ed.), La guerra de Ucrania. Los 100 días que cambiaron Europa. Los libros de la Catarata, 2022, pp. 65-68.

40 FIOTT, Daniel. «Relative Dominance: Russian Naval Power in the Black Sea», War on the Rocks. 9 de noviembre de 2022. Disponible en: https://warontherocks.com/2022/11/relative-dominance-russian-naval- power-in-the-black-sea/ [consulta: 13/12/2022].

41 VILLANUEVA LÓPEZ, Christian D. (2022). «Crónica de un fracaso estratégico», en COLOM-PIELLA, Guillem (ed.), La Guerra de Ucrania. Los 100 días que cambiaron Europa. Los libros de la Catarata, 2022, pp. 35-36.

42 COLOM-PIELLA, Guillem. «La defensa española tras Ucrania», La Guerra de Ucrania. Los 100 días que cambiaron Europa. Los Libros de la Catarata, 2022, pp. 12-14.

43 CONTE DE LOS RÍOS, Augusto. «El Tratado de Montreux y el conflicto de Ucrania», Revista General de Marina, vol. 268, n.o 1. Enero-febrero de 2015, pp. 43-56. Disponible en: https://armada.defensa.gob.es/archivo/rgm/2015/01/201501.pdf

44 CONTE DE LOS RÍOS, Augusto. «Rusia, China, Turquía y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS)»,    Revista    Ejércitos.    26    de    septiembre    de    2022.    Disponible    en: https://www.revistaejercitos.com/2022/09/26/rusia-china-turquia-y-la-organizacion-de-cooperacion-de- shangai-ocs/ (Consulta 13/12/22).

45 CONTE DE LOS RÍOS, Augusto. (2019). «La base naval de Sebastopol tras la anexión rusa de Crimea», Revista General de Marina, vol. 276, n.o 4. 2019, pp. 467-483. Disponible en: https://armada.defensa.gob.es/archivo/rgm/2019/04/RGM%20Abril%202019.pdf

46 FIOTT, Daniel. «Relative Dominance: Russian Naval Power in the Black Sea», War on the Rocks. 9 de noviembre de 2022. Disponible en: https://warontherocks.com/2022/11/relative-dominance-russian-naval- power-in-the-black-sea/ [consulta: 13/12/2022].

47 CONTE DE LOS RÍOS, Augusto. «La Convención de Montreux y la guerra de Ucrania», Global Strategy. 3 de marzo de 2022. Disponible en: https://global-strategy.org/la-convencion-de-montreux-y-la-guerra-de- ucrania/ [consulta: 13/12/2022].
 

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