Opinión

El Ejército argelino se apropia de las principales palancas del Estado

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El Ejército argelino (Ejército Nacional Popular) ha operado en las últimas semanas un verdadero “golpe blando” sin derramamiento de sangre y sin enfrentamiento violento en las plazas públicas, por el que desde ahora ya asume los principales poderes del país.

Además de todo lo concerniente a las Fuerzas Armadas, a la adquisición de material militar, a la industria de Defensa y a los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado, el ENP controla la política exterior, la política presupuestaria, los planes de desarrollo económico e industrial, y las grandes decisiones que conciernen a la estrategia y la geopolítica del país magrebí.

Todas las decisiones importantes que se toman en Argelia se producen en el Alto Consejo de Seguridad (ACS), el actual verdadero centro del poder, que el jefe del Estado Abdelmadjid Tebboune preside con derecho a voto al igual que el resto de sus componentes, junto a algunos ministros clave del Gobierno (Asuntos Exteriores, Justicia, Interior y Finanzas), pero donde los militares disponen de la mayoría absoluta de puestos, y monopolizan las decisiones que se adoptan por mayoría de votos.

Además del jefe de Estado mayor acompañado de alguno de sus colaboradores en el Ministerio de Defensa, están presentes los jefes de armas, jefes de regiones militares y los responsables de los servicios secretos, todos ellos militares.  

El Alto Consejo de Seguridad decide y el Gobierno y demás organismos de la Administración del Estado se limitan a ejecutar llevando adelante sus directivas. Es más, el presidente Tebboune, durante una reunión del Consejo de Ministros celebrada el mes de septiembre, prohibió que el Ejecutivo, el Parlamento (APN) o el Senado, decidiesen sobre los asuntos vinculados a la Defensa y a la Política Exterior, vulnerando de esta manera la Constitución y el Reglamento que en el Artículo 102 permite que los parlamentarios aborden los temas de Política Exterior por demanda del presidente de la República o del presidente de la Asamblea (APN). Este mismo Úkase del presidente Tebboune contradice los Artículos 157, 158, 159 y 165 de la Carta Magna que no exime al Ministerio de Defensa someterse a las preguntas de los parlamentarios, así como del Consejo de Ministros.

Según fuentes conocedoras de la política interna argelina, ha sido en una reunión del Alto Consejo de Seguridad donde se ha presentado, discutido y aprobado la Ley de Finanzas para 2023, que prevé un aumento exponencial del Presupuesto destinado al departamento de la Defensa. Los gastos militares pasarán de los 10.000 millones de dólares actuales a 22.600 millones de dólares, afirma el portal Mondafrique, que maneja informaciones fidedignas y afirma estar en posesión del documento de la Ley de Finanzas 2023. 

El espectacular aumento de los gastos militares permitirá a Argelia llevar a cabo la “Nueva Doctrina Militar” que legaliza la intervención armada directa e indirecta fuera de las fronteras del país (5.000 millones de dólares), principalmente en los países del entorno saheliano, así como la ayuda militar a los países firmantes junto a Argelia del Comité del Estado Mayor Operacional Conjunto (CEMOC), Níger, Mali y Mauritania; destinar 9.000 millones de dólares a salarios, primas y diferentes incentivos para el personal militar, así como a resolver la problemática de las pensiones y compensaciones a los más de 100.000 jubilados y heridos de guerra que llevan años manifestando sus reivindicaciones con marchas y protestas a las puertas mismas del palacio presidencial en Argel; y los otros 9.000 millones de dólares irán a la modernización del material militar. Unos presupuestos que nunca antes han sido alcanzados por Argelia, y que hacen del país el más militarista del continente africano. 

Entre los objetivos que persigue el Estado Mayor del ENP y la cúpula militar, está el de constituir una estructura político-militar dirigida por Argel, de la que el CEMOC será su brazo armado, para resolver y garantizar la paz y la seguridad en el Sahel y los países limítrofes. Según fuentes de la inteligencia francesa éste habría sido uno de los puntos abordados por el presidente Abdelmadjid Tebboune y el jefe del Estado Mayor Said Chengriha con el presidente francés Emmanuel Macron en su reciente visita a Argel. París abandona su compromiso militar con los países del Sahel, particularmente con Mali, y deja a su cargo a Argel dándole su beneplácito.  

El “golpe blando” realizado por los militares argelinos planeará sobre la próxima cumbre de la Liga Árabe prevista para el 1º de noviembre en Argel, si bien es poco probable que los presidentes y monarcas árabes que acudirán a la cita hablen de esta cuestión. La mayoría de los jefes de Estado de los países árabes o son militares o son reyes, y ninguno querrá tirar piedras sobre el tejado de los otros.