Javier Fernández Arribas
Las posiciones del presidente de los Estados Unidos en asuntos tan delicados para los intereses internacionales como el libre comercio frente al proteccionismo que él propugna o la lucha contra el cambio climático tras la retirada norteamericana de los acuerdos de París centran el interés de un G20 donde todos se enfrentan a Trump, pero también todos se enfrentan entre todos. La lucha contra el terrorismo tampoco va a concitar la unidad de acción general que se precisa para liquidar a los terroristas del Daesh en Irak y Siria.
La cumbre de Hamburgo, preparada con especial dedicación por la canciller Angela Merkel, con elecciones en septiembre, puede reducirse, por un lado, a las manifestaciones de protesta y los disturbios de grupos organizados por las calles de Hamburgo y al cara a cara entre Donald Trump y Vladimir Putin, el primer encuentro entre los dos líderes con muchos reproches e intereses cruzados encima de la mesa.
En este escenario internacional, la toma de decisiones conjuntas para solucionar los problemas ha dejado paso a la pugna nacionalista por defender a ultranza los intereses individuales y demostrar quién es más fuerte y gana más. El resultado es que todos perdemos.
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