El Gobierno de España no se atreve a seguir la política espacial de Portugal

El primer ministro de Portugal, el socialista António Costa, apostó por el sector espacial al asumir el poder en noviembre de 2015. El tiempo y la Unión Europea le han dado la razón

El primer ministro de Portugal, el socialista António Costa, tiene ideas muy claras en cuanto a la conveniencia de invertir en el ecosistema espacial. Y el paso de los años le ha dado la razón. El país lusitano que ejerce en el presente semestre la Presidencia del Consejo de la Unión Europea contempla con satisfacción cómo ahora Bruselas va a dedicar cerca de 15.000 millones de euros a robustecer el tejido de la industria espacial del Viejo Continente.

Pero cuando António Costa tomó el poder en noviembre de 2015, nada de lo anterior se intuía. Sin embargo, apostó por fomentar las tecnologías posicionadas allá arriba que revierten en la Tierra y tomó una decisión muy sencilla: eligió a la persona adecuada, le confió la parcela de competencias espaciales y le puso al frente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Enseñanza Superior. Su nombre es Manuel Heitor.

Ingeniero de 62 años, con títulos de postgrado en universidades británicas y norteamericanas de prestigio, investigador y emprendedor en el seno de la propia Administración portuguesa, Manuel Heitor ya fue secretario de Estado de Ciencia, Tecnología y Educación Superior del primer ministro José Sócrates durante su mandato de seis años. Con una personalidad abierta y un gran bagaje de conocimientos, ha sabido pilotar su departamento con visión de futuro, muy en especial en la esfera relativa a la tecnología espacial. 

Los Gobiernos de Lisboa y de la Región Autónoma de Azores tienen el proyecto de construir una base espacial en la isla de Santa María. Desde allí despegarán micro lanzadores para poner en órbita satélites de pequeñas dimensiones y pesos

Manuel Heitor asume unas responsabilidades que, en España, en gran medida, estaban asignadas al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, para las que en junio de 2018 el presidente Pedro Sánchez nombró al ingeniero y astronauta Pedro Duque, de 58 años de edad. Pero Duque vio cercenadas sus competencias en enero de 2020 cuando su parcela de Universidades pasó a manos de Manuel Castells, un polifacético profesor de 79 años.

Para bien o para mal, Pedro Duque sigue manteniendo sus responsabilidades en materia espacial y la representación de España en los foros espaciales a escala mundial, al igual que Manuel Heitor. Sin embargo, el quehacer de uno y otro ha sido muy distinto. ¿Cuáles son las metas que ha sabido alcanzar el superministro portugués? Pues muchas y muy importantes.

Al empeño del ministro de Ciencia, Tecnología y Educación Superior, Manuel Heitor, se debe que Portugal tenga una Ley, una Agencia y una Estrategia Espacial, instrumentos de los que carece España
Estrategia, Ley y Agencia Espacial

Manuel Heitor ha puesto toda su voluntad en incrementar todavía más el interés del primer ministro António Costa por el carácter estratégico del espacio ultraterrestre. Y a sus compañeros de Ejecutivo, incluidos los ministros de Economía y Finanzas, les ha imbuido de la necesidad de reforzar la incipiente industria espacial del país, crear más centros de investigación, desarrollo y también infraestructuras dedicadas al espacio.

¿En que se ha concretado la labor de un ministro que ha permanecido en su puesto a pesar de varios cambios de Gobierno? Pues, ni más ni menos, en poner todos su ímpetu en promulgar una Ley del Espacio ‒de la que España carece‒, en pactar la creación de una Agencia Espacial ‒que España no tiene‒ y en contribuir a formular una Estrategia Espacial Nacional 2030, que en España brilla por su ausencia.

La Estrategia Espacial 2030 vio la luz el 12 de marzo de 2018 y pretende potenciar la industria y reforzar la participación del país en la Agencia Espacial Europea (ESA). Sus ejes de actuación están encaminados a incrementar los servicios y las aplicaciones derivados del espacio y a favorecer la construcción de sistemas e infraestructuras para la producción de datos espaciales, así como desarrollar las competencias portuguesas a través de la investigación científica y la innovación. 

El ministro de Defensa, Joao Gomes, inauguró el 14 de mayo las instalaciones del Sistema Portugués de Vigilancia y Seguimiento Espacial en las islas de Terceira y Madeira, ambas con tecnología de Deimos Engenharia, filial de la española Elecnor Deimos

A la Estrategia le siguió en enero de 2019 la Ley del Espacio, que regula y promueve las actividades espaciales de los operadores establecidos en sus territorios, la supervisión que practica la República Portuguesa y que protege los intereses políticos y estratégicos de la nación. Dos meses después se produjo la creación de la Agencia Espacial, que bajo el nombre de Portugal Space. Encargada de aplicar la Estrategia 2030, es una entidad constituida bajo el amparo de instituciones públicas como la Fundación para la Ciencia y la Tecnología, la Agencia Nacional de Innovación, el Ministerio de Defensa Nacional y al Región Autónoma de las Azores. 

Para completar el escenario, las autoridades portuguesas tienen en marcha un muy ambicioso proyecto a 1.400 kilómetros de Lisboa: levantar una base espacial en la isla de Santa María, en el archipiélago de las Azores, para el despegue de lanzadores que pongan en órbita satélites de pequeñas dimensiones y pesos. Es una iniciativa que cuenta con el total respaldo del Gobierno de las autoridades regionales de las Azores y con el asesoramiento técnico de la Agencia Espacial Europea, la ESA. La cercanía de la isla a la línea del Ecuador hace que los despegues desde allí requieran menos energía de ascenso que desde Rusia, Estados Unidos o China, con el consiguiente ahorro económico. 

La primera jefa de la Agencia Espacial portuguesa fue Chiara Manfletti, de nacionalidad ítalo-germano. Alta funcionaria de la Agencia Espacial Europea (ESA), fue seleccionada para organizar y poner en marcha Portugal Space. Ya se ha reincorporado a la ESA
Vecinos, hermanos y amigos

En sus fases iniciales, más de una decena de empresas se interesaron por participar en la gestión del nuevo puerto espacial, pero las exigencias del Gobierno de Azores mantienen en suspenso su construcción. No terminan ahí las iniciativas emprendidas por Lisboa. La Estación de Seguimiento Espacial que la ESA mantiene en la isla de Santa María recibió un refuerzo el pasado 24 de abril. Ese día se completó la instalación de una nueva antena de comunicaciones de 15 metros de diámetro para mejorar los servicios a la Agencia espacial europea y portuguesa. 

Y lo último de lo último ha ocurrido el 14 de mayo, fecha en la que el ministro de Defensa, João Gomes, inauguró las instalaciones del Sistema Portugués de Vigilancia y Seguimiento Espacial, que forma parte de una Red establecida en 2014 por la Unión Europea. Su Centro de Operaciones está en la isla de Terceira y el de Vigilancia por control remoto en la de Madeira, ambas en las Azores.

Los avanzados equipamientos implantados en ambas sedes son fruto de la tecnología de Deimos Engenharia ‒la filial portuguesa de la empresa española Elecnor Deimos‒, que en 2020 se adjudicó el concurso público planteado a escala internacional por el Ministerio de Defensa Nacional. Con potentes telescopios, los militares portugueses observan las trayectorias de la basura que órbita alrededor de la Tierra para evitar que impacten sobre los satélites de observación, de telecomunicaciones y de navegación. En este caso, la Fuerza Aérea española dispone de instalaciones semejantes, cuyo Centro de Operaciones y Vigilancia Espacial (COVE) se encuentra en base aérea de Torrejón (Madrid).

La isla de Santa María, en el archipiélago de las Azores, cuenta con una Estación de Seguimiento Espacial que desde el 24 de abril dispone de una nueva antena de comunicaciones de 15 metros de diámetro

Las inversiones de Portugal en su pequeño sector industrial espacial genera anualmente un volumen de negocio del orden de los 40 millones de euros y aporta empleo a más de 1.500 personas, según fuentes oficiales. Pero va en aumento. Por situar en contexto las anteriores cifras, el número e importancia internacional de las compañías espaciales españoles es mucho mayor, su facturación alcanzó los 863 millones de euros en 2019 ‒la de 2020 todavía no se conoce‒ y proporcionó puestos de trabajo directos a 4.230 técnicos.

Si a lo anterior incorporamos las importantes infraestructuras en estaciones de seguimiento, instalaciones y centros de I+D+i existentes España, resulta llamativo que el Gobierno de Pedro Sánchez siga sin establecer una Agencia, una Estrategia y una Ley del Espacio, aunque está ultima lleva años en fase de borrador. En cambio, para el Ejecutivo de António Costa, resulta indispensable fortalecer un sector que es un motor de crecimiento, ayuda a la prosperidad de sus ciudadanos y contribuye a posicionar al país en el escenario geopolítico mundial.

El Ejecutivo de António Costa es plenamente consciente que el sector espacial es un motor de crecimiento, ayuda a la prosperidad de sus ciudadanos y contribuye a reforzar la presencia de Portugal en el escenario geopolítico mundial.

La República de Portugal no es solo una nación vecina de España. Es mucho más. En palabras de su Embajador en Madrid, João António de Costa Mira Gomes, Portugal y España son también dos países “hermanos y amigos”. El Gobierno de Lisboa ha visto con claridad meridiana que las actividades espaciales tienen una importancia creciente en las sociedades contemporáneas y que los innumerables beneficios derivados de sus productos, servicios y tecnologías se vuelcan en gran medida en el desarrollo socioeconómico. Portugal así lo ha entendido. Otros países hacen oídos sordos. Pero, más pronto que tarde, sucumbirán a la realidad.

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