Opinión

El Mundial de Qatar

photo_camera AP/MICHAEL PROBST - El jeque Hamad bin Khalifa Al-Thani y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter aplauden, mientras Sheika Mozah bint Nasser al-Misned sostiene el trofeo de la Copa del Mundo

De entrada, hay que reconocer que Qatar, el primer país árabe anfitrión de un Mundial, es un país sumamente improbable como sede. No tiene tradición futbolística como demostró en el partido inaugural; sufre un calor de muerte que obliga a jugar en noviembre y encima prohíbe la cerveza; su elección frente a los Estados Unidos fue objeto de sospechas que costaron el puesto al presidente de la FIFA; finalmente, su respeto por los derechos humanos es perfectamente descriptible.

Por eso no es fácil de explicar que la Copa del Mundo se juegue este año en el pequeño Emirato del Golfo. El tamaño en este caso no importa, pues Uruguay, que también tiene tres millones de habitantes, acogió la primera Copa en 1930 y además la ganó. Lo que más escuece es su flagrante falta de respeto por los derechos de las mujeres y del colectivo LGBTI, igual que ocurre en los demás países musulmanes. La FIFA ha prohibido a los jugadores ponerse brazaletes arcoíris de protesta, aunque no ha podido impedir que los futbolistas iraníes se negaran a cantar su himno y que los ingleses se arrodillarán en solidaridad con las maltratadas mujeres iraníes. También es malo el trato que Qatar dispensa a los trabajadores inmigrantes (90% de la población pues solo hay 300.000 qataríes) y en eso tampoco difiere de las demás petromonarquías del Golfo, aunque no sea excusa y haya que lamentar muchas muertes durante la construcción de los estadios por las duras condiciones de trabajo bajo un sol implacable. Todo eso es cierto, lamentable y condenable y por eso hay quienes piden el boicot de este campeonato.

Pero me pregunto si no le pedimos al fútbol lo que no corresponde al fútbol resolver, al fin y al cabo, el emir de Qatar ha visitado recientemente España donde ha anunciado inversiones millonarias y ha sido recibido a cuerpo de rey por Felipe VI, Pedro Sánchez y los grandes empresarios del IBEX. El Barça y el París Saint-Germain han lucido en sus camisetas el logo de Qatar Airways, se han celebrado Campeonatos del Mundo en países que tampoco respetaban los derechos humanos como Argentina (1978) y Rusia (2018), y la Supercopa de España se volverá a jugar en Riad en 2023. Igual sucede con los Juegos Olímpicos. ¿O es que China es un modelo en su forma de tratar a los uigures y a los tibetanos? Al fin y al cabo, los países democráticos no abundan, por desgracia. El mismo emir de Qatar es el propietario del París Saint-Germain con la plantilla más cara de Europa, y otros jeques del Oriente Medio son dueños de clubs ingleses como el Newcastle (Arabia Saudí) y el Manchester City (Emiratos Árabes Unidos, cuya línea aérea también es patrocinadora del Arsenal londinense).

El campeonato de fútbol, cada cuatro años, es la competición más seguida y que suscita más pasiones en el mundo, al tiempo que demuestra la vitalidad del Estado-nación a través de la identificación con un himno y una bandera, probablemente porque la abstracción de la patria se concreta con facilidad en la visualización de once atletas que visten la misma camiseta y que proceden de todas las clases sociales y de todos los rincones de la geografía patria. Muchos llevan los colores de la bandera en el mismo equipamiento. También las Olimpiadas contabilizan las medallas que gana cada país.

Este Mundial incide en una complicada situación política regional: Qatar ha estado desde 2017 a 2021 enemistado con Arabia Saudí y con los Emiratos Árabes Unidos por su política independiente, por su apoyo a los Hermanos Musulmanes y por las críticas que les hace la cadena televisiva Al-Yazira, con sede en Doha. El boicot diplomático y económico que entonces le hicieron llevó a Qatar a acercarse a Irán con el que comparte una inmensa bolsa de gas, su principal fuente de riqueza. Y ahora, sin embargo, en la ceremonia inaugural se veía a Mohamed bin Salman junto al emir de Qatar, que también celebró con júbilo la insólita victoria saudí sobre Argentina. Quizás este campeonato ayude a cerrar heridas. 

Así que disfruten del fútbol.

Jorge Dezcallar, embajador de España

Publicado en el Diario de Mallorca, la Cadena de Prensa Ibérica y el Periódico de Catalunya el domingo 27 de noviembre de 2022.