Opinión

El pacto secreto Sánchez-Aragonés

photo_camera President Sánchez salutes the Catalan flag on his arrival at the Palace of the Generalitat. Moments earlier, Sánchez and Aragonés had shared out Europe

Ha sido una muy orquestada puesta en escena. Una especie de pantomima para ocultar las que parecen ser las auténticas razones que hay detrás de un encuentro celebrado en Barcelona el 15 de septiembre y que, cuando se destapen y sean conocidas en su verdadero alcance, provocarán un terremoto político mundial.

Los dos principales líderes europeos del momento, Pedro Sánchez Pérez-Castejón por parte de España y Pere Aragonés García, en representación de la Comunidad Autónoma de Cataluña, han expresado cautelosas frases, mostrado rostros serios y alguna que otra forzada sonrisa en su comparecencia ante fotógrafos y cámaras de televisión. 

Sánchez ha recalcado que “las posiciones políticas están muy alejadas” y que va a trabajar “sin prisa y sin pausa” para abrir un camino de entendimiento y reencuentro. La visión de la otra parte no coincide. Lo cacareado por Aragonés tiene como objetivos principales que el Gobierno español otorgue la amnistía a los penados por su intento de golpe de Estado y conceda vía libre a un referéndum que desemboque en la independencia de Cataluña. Pero ambos han logrado mantener oculto lo mollar de su diálogo en la Ciudad Condal.

Líderes de la política mundial, Pedro Sánchez y Pere Aragonés han levantado una cortina de humo para ocultar sus pretensiones: repartirse Europa

En realidad, ambos próceres de la política mundial han levantado una cortina de humo para no mostrar sus grandes ambiciones, que habían ratificado unas horas antes de su reunión oficial. Las tenues sonrisas de Sánchez y Aragonés en la tarde del miércoles obedecen a que en un lugar que se mantiene en secreto ‒al parecer, en una góndola de la noria del Parque de Atracciones del Tibidabo‒, ellos dos acababan de firmar el documento que es la razón última de su mesa de dialogo: repartirse Europa. 

La búsqueda de la concordia por un lado y conseguir la independencia no son más añagazas acordadas entre los dos políticos para evitar decir que su aspiración es hacerse los amos de las caducas naciones del Viejo Continente. Desde Portugal hasta Estonia y Ucrania, quieren que millones de kilómetros cuadrados pasen a estar bajo una coalición formada por Madrid y Barcelona. Su deseo es que alemanes, holandeses, franceses, belgas y el resto de ciudadanos europeos compartan las altas cotas de prosperidad y elevadas tasas de empleo que gozamos en España.

Ataviados con uniforme de gala, con su elegante chistera y sus cómodas alpargatas, Pere Aragonés tiene a los Mossos d’Esquadra para intentar intimidar a los mandatarios de las naciones puestas sobre el control de Cataluña
Un pacto en la noria del Parque de Atracciones del Tibidabo

En sus conversaciones telefónicas previas a la misteriosa firma del pacto bilateral, tanto Sánchez como Aragonés, ‒considerados en las Bolsas de Valores de Nueva York, Londres y Hong Kong como los sostenes de la economía de la Unión Europea‒, han llegado a la conclusión que el movimiento europeísta está superado. En cambio, han descubierto las grandes ventajas que para Europa aporta una alianza estratégica entre España y Cataluña, ésta última bajo la nueva forma jurídica de dar vida al primer Principado Republicano. 

Los dos líderes del siglo XXI han intentado mantener las cláusulas de su acuerdo de conquista de Europa fuera del alcance del presidente norteamericano Joe Biden, el chino Xi Jinping y el ruso Vladimir Putin. Pero no lo han conseguido. A pesar de las medidas de protección tomadas por los equipos de seguridad de la Moncloa y de la delegada del Gobierno en Cataluña, la incombustible Teresa Cunillera ‒diputada en el Congreso entre 1982 y 2015 por el Partido Socialista de Cataluña (PSC)‒, el pacto del Tibidabo ha sido captado por satélites espía y por una potente cámara a bordo de un mini dron con forma de halcón. 

Pero ¿cómo se ha fraguado el reparto de Europa? Según la prestigiosa publicación Global Strategic International & Confidential Journal que se edita en Barbados, el desencadenante ha sido la anunciada retirada de la política activa de la canciller Ángela Merkel tras las elecciones en Alemania previstas para el 26 de septiembre. A raíz de estos hechos, la gran influencia de Sánchez sobre quien quiera que sea el nuevo canciller ‒o cancillera‒ hará que el Gobierno que se constituya en Berlín a finales de año quede supeditado al de Madrid. La consecuencia inmediata será que el resto de las naciones europeas caerán, como si se tratara de una torre de naipes. 

Cuando Sánchez Pérez-Castejón y Pere Aragonés han abandonado la reunión, sus equipos han comenzado a intentar ponerse de acuerdo sobre el futuro de Bélgica, los Principados de Mónaco y Liechtenstein, el Gran Ducado de Luxemburgo y la República de San Marino

Con Emmanuel Macron en horas bajas de popularidad, los ciudadanos de Francia serán conquistados por Cataluña. La lengua gala tiene semejanzas con el catalán y, como es bien conocido, la mayor parte de los franceses añoran tres decisiones: recibir una inmersión lingüística en catalán, dejar de estar gobernados desde el palacio del Eliseo de París y estar bajo los dictados del honorable inquilino de turno del Palacio de la Generalidad, en la Plaza de San Jaime de Barcelona.

Los planes estratégicos están muy bien trazados. Uno a uno, todos los líderes políticos de las naciones europeas serán llamados a Madrid o Barcelona, en donde es previsible que se les intimide con una especie de ultimátum. Pero de buenas maneras, siempre con la sonrisa en la boca por parte de Sánchez Pérez-Castejón y Aragonés García. Cualquier intento de resistencia será inútil. Aragonés tiene a los Mossos d’Esquadra ataviados para la ocasión con su uniforme de gala, con su elegante chistera y sus cómodas alpargatas. 

En la esfera de los países bajo la presidencia honorifica de Pere Aragonés (en la imagen), Francia podría rebautizarse como Francat y Ucrania como Ucrancat. Pero la última palabra la tiene Puigdemont, que anhela convertirse en el primer príncipe republicano de Cataluña
La zona norte para España, la sur para Cataluña

¿Cómo se llevará a cabo la repartición? Lo tienen todo escrito, en catalán e inglés, con un resumen en español. La zona norte de Europa quedará bajo la influencia de la España de Sánchez y la sur, con el Mediterráneo incluido, bajo el influjo de la Cataluña de Aragonés. Los presidentes o primeros ministros de Francia, Italia, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Rumanía, Moldavia, Ucrania, Bulgaria, Montenegro, Macedonia, Albania y Grecia serán invitados en diferentes fechas al Palacio de la Generalidad en Barcelona y se les conminará a aceptar los hechos consumados: el liderazgo europeo de España y Cataluña.

El resto de los países acudirán de urgencia al Palacio de la Moncloa. Así lo harán los gobernantes de Dinamarca, Chequia, Eslovenia, Eslovaquia, Hungría, Lituania, Letonia, Estonia, Bielorrusia y Ucrania. Pedro Sánchez, alto, esbelto, bien parecido y más listo que Aragonés, conseguirá la subordinación de sus invitados con su sola presencia. ¿Qué hacer con el Reino Unido? ¿Y con el Vaticano? Al primero se le dejará al margen, por imposible. Al segundo, también, pero a cambio de la bendición papal.

Un dron con forma de halcón ha logrado captar la firma del secreto reparto de Europa celebrado en una góndola de la noria del Parque de Atracciones del Tibidabo

Entonces, ¿cuáles son las razones de las reuniones que ha mantenido el mini equipo de ministros del Gobierno de Sánchez Pérez-Castejón y los consejeros de Aragonés García? Muy sencillo. Intentar solventar los puntos de desacuerdo. Por ejemplo, en el marco territorial todavía no hay unanimidad respecto al Reino de Bélgica, los Principados de Mónaco y Liechtenstein, el Gran Ducado de Luxemburgo y la República de San Marino. Son pequeños, pero de gran importancia económico-financiera y Cataluña quiere que dependan de Barcelona. La ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, no está por la labor.

Tampoco hay acuerdo en el sector de la industria del automóvil. Existe un serio tira y afloja entre la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz y los consejeros catalanes. Los pacíficos empresarios independentistas Jordi Cuixart y Jordi Sánchez ‒de Omnium Cultural y la Asamblea Nacional de Cataluña, respectivamente‒, están empeñados en crear el fabricante global Cat Car International Motors Company. Quieren codirigir una megaempresa que integre por decreto las principales marcas alemanas ‒Mercedes, BMW, Audi, Volkswagen, Porsche‒, las francesas ‒Renault, Peugeot, Citroën‒, e incluso las italianas, Fiat, Alfa Romero, Ferrari, Maserati, Lamborghini. Pero Sánchez no se muestra partidario. Viaja en un Audi blindado y duda del resultado.

Jordi Sánchez (en la imagen) y Jordi Cuixart parecen estar obstinados en integrar por decreto las principales marcas de automóviles alemanas, francesas e italianas y constituir el fabricante global Cat Car International Motors Company

El pacto del Tibidabo incluye una referencia a que los nombres de algunos países europeos puedan sufrir una ligera modificación. Las naciones bajo el control de Madrid añadirían la terminación “chez”. Así, Alemania sería “Alemanchez” y Polonia pasaría a ser “Polonchez”. Y en la esfera de los países dependientes de Cataluña, Francia podría rebautizarse como Francat y Ucrania como Ucrancat. Pero la última palabra la tiene Puigdemont, que anhela convertirse en el primer príncipe republicano de Cataluña, por la Gracia de Dios.