El Regimiento negro que combatió contra el racismo

Manifestaciones en EEUU

El movimiento Black Lives Matter se ha vuelto a radicalizar esta semana con los ataques a monumentos históricos de varias ciudades en las que se echan abajo símbolos coloniales y esclavistas. En los estados del sur tienen trabajo arduo por delante porque son muchos los vestigios que conmemoran las hazañas bélicas del ejército confederado, en estatuas y nombres de calles y plazas. Y lo tendrán más difícil aún si se proponen retirar a la fuerza, tal y como están derribando esculturas, las banderas cruzadas Navy Jack que miles de americanos tienen colocadas en la entrada de sus viviendas, la mayoría en cómoda hermandad con la Star-Spangled Banner, como símbolo de que el sentimiento rebelde, que no racista, sigue arraigado en muchos hogares 155 años después de terminada la Guerra de Secesión.

La ola antirracista motivada por la muerte de George Floyd saca a la luz un siglo y medio después las historias más terribles de la Guerra de Secesión norteamericana, pero también las más aleccionadoras. Fue una guerra entre hermanos que siempre se ha asociado a los blancos: los que luchaban por abolir la esclavitud y los que la defendían con su sangre. Pero hubo soldados afro estadounidenses implicados en la contienda. El Regimiento número 54 de Massachussets fue el primer contingente del ejército norteamericano compuesto exclusivamente por voluntarios de color, al mando de un oficial blanco: el coronel Robert G. Shaw. Fue un regimiento experimental, creado por el gobernador John A. Andrew con el plácet del presidente Abraham Lincoln, que veía con buenos ojos la integración de los hombre negros en sus filas. Eran hombres libres establecidos en el norte y también esclavos huidos de las plantaciones sudistas. El batallón tuvo mucho apoyo e impulso por parte de las familias abolicionistas de la ciudad de Boston, que favorecieron su creación y el envío de sus integrantes a combatir en los campos de batalla. 

186.107 soldados negros combatieron bajo el estandarte del 54 en diferentes batallas de la Guerra de Secesión. 37.300 murieron en combate. El más famoso de todos fue el asalto a la batería del fuerte Wagner, que formaba parte de las defensas sudistas en Charleston, Carolina del Sur. El 18 de julio de 1863, en Morris Island, justo a la entrada del delta en el que está situada Charleston, se planificó el asalto a Fort Wagner, enclavado estratégicamente en los atolones por los sudistas para defender la ciudad. El general federal Quincy Adams Gillmore era el oficial de máximo rango encargado del Departamento Sur del ejército de la Unión, con mando en las dos Carolinas, Georgia y Florida. Gillmore planificó el asalto al fuerte para hacerse con la batería que estaba siendo protegida por una pequeña guarnición de Infantería y Artillería de las tropas Confederadas, adscritas al Charleston Batallion y al 1st. S.C. Artillery. Gilmore lanzó a Shaw y sus hombres al mediodía. 

Al ataque del 54 Regimiento le precedió un intenso fuego de cañones desde la costa. Armados con bayonetas, los negros del 54 entraron a Fort Wagner al asalto aprovechando las grietas abiertas en sus muros por los proyectiles federales. Pero el Sur había engañado claramente a los mandos unionistas, y los sacos terreros habían aguantado haciendo fracasar el intento de destruir sus emplazamientos. La columna del 54 entró así en una ratonera, y fue recibida de forma sangrienta con fuego de mosquetones y artillería pesada. Una pelea cuerpo a cuerpo se saldó con decenas de muertos y un baño de sangre. En la leyenda ha quedado la frase que resume la derrota del 54: “Fighting was fierce. Losses were heavy”. Los pocos que pudieron retirarse lo hicieron diezmados por graves heridas o mutilaciones, y la fortaleza permaneció en manos confederadas. Aunque no por mucho tiempo. Durante los dos meses siguientes, Fort Wagner recibió cargas de metralla cada medio minuto hasta que en el mes de septiembre los últimos soldados del Sur lo abandonaron.

La decisión de enviar a los hombres de color del 54 sobre la batería Wagner fue un suicidio. Todavía hoy hay historiadores que ven el episodio de Charleston como una utilización del Regimiento de voluntarios negros como conejillos de Indias para ser aniquilados y debilitar las defensas de Wagner. Fue una especie de Little Big Horn con Shaw convertido en Custer y el Regimiento en el Séptimo de Caballería masacrado por el jefe Gerónimo. Pero el recuerdo sigue vivo muchas décadas después. Los caídos del Regimiento 54 tienen hoy un monumento conmemorativo de su heroicidad, que animó a alistarse a decenas de miles de afroamericanos para defender la causa de la libertad y la superación de la esclavitud instaurada en los estados del sur. Y la resistencia contra el racismo. Sufrieron comportamientos racistas de los propios soldados blancos federales, por ejemplo, en el abastecimiento de uniformes o en las misiones que se les encomendaban en Charleston, como saqueos y trabajos sucios para la comunidad castrense. 

Robert Gould Shaw escribió de forma regular a sus padres contándoles las experiencias como militar. Las cartas son custodiadas por la Houghton Library de la Universidad de Harvard. Las misivas, cargadas de sentimentalismo, nostalgia y terror por la guerra, fueron recopiladas en el libro de Peter Burchard “One Gallant Rush: Robert Gould Shaw And His Brave Black Regiment” (St. Martin's Press, 1989).
 

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