El republicanismo independentista en Cataluña pierde fuelle

Elecciones Cataluña

Frente a la euforia triunfalista de unos y el ocultismo interesado de la realidad sociológica de otros, las cifras de las elecciones catalanas son elocuentes: el conocido como bloque soberanista que conforman Esquerra Republicana, Junts per Catalunya y Unidad Popular (CUP) ha perdido aproximadamente 718.000 votos; de los 2.080.000 que obtuvieron en 2017, solo les han quedado un 1.361.500. 

El voto soberanista es un voto fijo, sólido, militante, apasionado, y que no se va a ningún otro partido. No es un voto tránsfuga. Simplemente esos votos ausentes han boicoteado sus formaciones. La pandemia ha influido un poco, no mucho; ha sido el desencanto y la desconfianza en un futuro cada vez más confuso.

Si a esta sangría de votos soberanistas, le añadimos la pérdida de 131.700 votos que se han ido del movimiento de los Comunes nucleado en torno al partido morado de Pablo Iglesias, resulta que el conjunto de formaciones políticas republicanas e independentistas (la una va a la par de la otra) han sufrido un tremendo varapalo dejándose en el camino 850.000 votos. Una realidad que no se puede esconder.

Si bien es cierto que no han sido los únicos partidos en desangrarse. La elevada tasa de abstención, casi un 47% del electorado, es decir unos 3.600.000 votantes que se han quedado en casa, ha significado que el conocido como bloque constitucionalista (Partido Socialista, Ciudadanos y Partido Popular, al que se le puede sumar el movimiento VOX) también ha perdido más de 764.000 votos; del 1.902.000 que tuvieron en 2017, han pasado a un 1.138.000 aproximadamente. 

Aquí, sin embargo, hay que hacer dos puntualizaciones: la primera, el batacazo sufrido por Ciudadanos al perder 950.000, que se puede considerar histórico; y la segunda, que con tan sólo un pequeño aumento de 46.000 votos, el Partido Socialista de Cataluña ha conseguido duplicar el número de escaños, pasando de 17 a 33.  La Ley electoral no es coherente con la realidad sociológica y a las opciones políticas de la ciudadanía. 

La afirmación pues de que el soberanismo independentista catalán goza del apoyo mayoritario de la ciudadanía es, simplemente, falsa. El llamado soberanismo del tripartido (ERC, JxCat, CUP) representa un 18% del electorado total, que son 7.600.000 inscritos; y si se le añade al partido híbrido de los Comunes, no llega al 20,5%. Lo demás son equilibrios políticos y juegos malabares que la Generalitat y el Gobierno de España necesitan para consolidarse. 

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