El Sáhara Occidental no interfiere en las relaciones hispano-argelinas
Las relaciones bilaterales entre España y Argelia están fundadas en decenas de acuerdos y compromisos históricos entre ambos países, el más importante de todos, el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación firmado por los dos presidentes, el argelino Abdelaziz Buteflika, y el español José María Aznar, en octubre de 2002.
A lo largo de los casi seis decenios de relaciones bilaterales, las visitas ministeriales, los desplazamientos mutuos de delegaciones políticas, económicas, comerciales, militares y técnicas, así como las reuniones de alto nivel entre Jefes de Estado y de gobierno, se han visto a veces postergadas o anuladas, por problemas puntuales bilaterales. Pero nunca en las relaciones entre Madrid y Argel, han interferido las diferencias de opinión sobre problemas fuera de los bilaterales. Ni la cuestión del Sahara Occidental, ni Palestina, ni Marruecos, ni las crisis en Libia o en el Sahel han sido impedimento para respetar los calendarios de encuentros bilaterales hispano-argelinos.
La postergación de la visita de la ministra de Exteriores y Cooperación, Arancha González Laya, a Argelia prevista esta semana y fijada para el 5 de marzo, se debe con toda probabilidad a cuestiones internas argelinas, según estimaciones de especialistas argelinos. Los asuntos en la agenda bilateral siendo importantes, como el tema de delimitación de espacios marinos; los asuntos energéticos, inmigración y el importante asunto de los militares o políticos argelinos refugiados en España y requeridos por los tribunales de Argel, son secundarios en estos momentos para el régimen argelino.
Esta semana realiza una visita al país magrebí, el Emir de Qatar Tamim bin Hamad al Zani, que es consideradas por el régimen de Argel, como absolutamente prioritaria. Qatar se encuentra enfrentado a sus vecinos monárquicos del Golfo, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, y sus relaciones con ellos están al borde de la ruptura. Hasta ahora Argelia había mantenido una relación de difícil equilibrio entre sus aliados del Golfo, pero saudíes y emiratíes están presionando al nuevo presidente argelino Abdelmayid Tebún para que tome partido definitivamente por Riad y Dubai, las capitales saudí y emiratí, en contra de Doha, capital de Qatar. Los apoyos políticos y financieros que estas dos monarquías del Golfo otorgaron a Argelia y los compromisos adquiridos por Abdelaziz Buteflika con ambos países, tienen el peso suficiente como para presionar al aliado argelino.
El Emir de Qatar no quiere romper los puentes con el poder argelino. Tienen en común el apoyo al gobierno libio de Tripoli dirigido por Fayez Al Sarraj: al sosten militar que le da Turquía y al apoyo financiero de Qatar, se une el respaldo político que Argel da al Gobierno de Trípoli, el único reconocido como tal por Naciones Unidas.
Sin embargo, el temor del régimen de Argelia es que en caso de ceder a las presiones saudíes y emiratíes, y distanciarse definitivamente de Qatar, éste país termine volcándose a fondo en apoyo a Marruecos. Qatar sostiene las reivindicaciones de Rabat sobre los territorios de la antigua colonia española del Sahara Occidental, y podría decidirse a abrir una representación diplomática consular en la ciudad de Laayún, lo que significaría un duro golpe a la estrategia política del régimen argelino y a las aspiraciones independentistas del Frente Polisario.
En esta semana se juega una partida de ajedrez crucial para los equilibrios en el norte de Africa y en las relaciones del Magreb con los países árabes del Golfo. Lo que explica que tanto el presidente Abdelmayid Tebún, como el primer ministro Abdelaziz Yerad y el titular de Exteriores, Sabri Bukadum, estarán totalmente volcados en conseguir encontrar un nuevo y difícil equilibrio geopolítico. La visita de la ministra española, pasa a ojos de Argel, a segundo plano.