Opinión

El valor de una vida

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No descubrimos nada nuevo si nos paramos a pensar durante un momento en la crítica contradicción en la que sigue viviendo el mundo al valorar una vida humana. Durante la historia de la Humanidad se han logrado progresos sustanciales en el respeto de la vida humana en casi todos los lugares del mundo. Sin embargo, no ha sido posible la erradicación de las luchas, de los enfrentamientos, de las guerras con la intensidad que se quiera justificar donde miles de seres humanos pierden la vida, el bien más valioso y que debería ser lo más sagrado y respetado.

Afortunadamente, disponemos de los sabios trabajos de eminentes expertos de las diversas materias donde se razona con total clarividencia y argumentos contundentes sobre el valor de una vida humana. Desde la ética, los principios, los valores; desde lo más profundo y valioso de una persona debe emanar el mejor sentimiento hacia el prójimo con la firme voluntad de preservar el bien y la vida frente a la maldad, la violencia, la codicia, la envidia y todo aquello que impulsa a matar. 

Desgraciadamente, los siglos de historia han registrado demasiadas guerras por todo tipo de ambiciones perversas o por la lucha por los derechos humanos y otras buenas causas provocadas por actitudes dictatoriales y totalitarias. Hay otros muchos acontecimientos a tener en cuenta en un mundo que ha sobrevivido con permanentes contradicciones y donde el bien ha prevalecido frente al mal, como nos esforzamos en convencernos cada día, por ejemplo, con el cine o con las noticias en los medios de comunicación dentro de un esquema de manipulación consciente. 

Hoy en día, vivimos con la profunda contradicción de dedicar todos los recursos y esfuerzos posibles para salvar una vida humana atrapada entre los escombros de los miles de edificios derrumbados en Turquía y Siria por los últimos terremotos. Celebramos con enorme júbilo el rescate de un bebé con días de vida tras más de 140 horas atrapado, un ejemplo de la fortaleza de la naturaleza del ser humano y un minuto después del Telediario asumimos sin pestañear la muerte de seres humanos en Ucrania por los bombardeos del invasor ruso o en otro lugar en guerra. Desde muchos países se envían armas para que Ucrania se pueda defender matando jóvenes soldados rusos enviados por Putin y, a la vez, desde estos mismos países llegan equipos de rescate a Turquía, sin problemas de acceso. No es el caso de Siria, donde la dictadura y la guerra lo condicionan todo y la vida en los lugares afectados por el seísmo no vale nada para el Gobierno porque la mayoría son opositores al régimen. El mundo continúa muy convulso y sobrevivimos en un mar de contradicciones sobre el valor de una vida.