Opinión

Erradicar las mafias

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No es sencillo, más bien complicado y conflictivo, pero uno de los principales objetivos que debe plantearse una organización como la OTAN es la erradicación de las mafias que trafican con armas, drogas, seres humanos, dinero, animales, con todo lo que les pueda reportar un buen puñado de dólares o de euros. 

El concepto estratégico de la Alianza Atlántica, que se va a acordar en la Cumbre de Madrid va a hacer referencia a las amenazas y trascendencia del denominado flanco sur, pero no se espera que concrete con nombres y apellidos. ¿Será suficiente para afrontar los riesgos que crecen en el Sahel y que afectan al norte de África o en el África subsahariana azotada de nuevo por la sequía y una incipiente hambruna agravada por la escasez de grano y cereales por la invasión rusa de Ucrania? 

El foco actual está acaparado casi en su totalidad por el enfrentamiento con Rusia, tras su inaceptable agresión en Ucrania que supone el escenario limitado de una realidad: estamos en guerra. Las democracias liberales son atacadas por los populismos autoritarios que aprovechan las circunstancias para utilizar la fuerza en nombre de una gran mentira bajo los efectos de la posverdad y manipulando la polarización que han creado en los distintos países donde algunos líderes políticos manejan la ambigüedad con el único objetivo del alcanzar el poder y después mantenerse. Además de los modernos sistemas de armas para defensa y disuasión, la OTAN debe armarse para neutralizar lo que el ministro español de Asuntos Exteriores denomina amenazas híbridas no militares como el terrorismo, la ciberseguridad, el uso político de la energía y de la inmigración irregular, que no pueden ser utilizadas para desafiar la integridad territorial ni la soberanía de España. 

Durante años, las mafias han disfrutado del caos en Libia para utilizar la ruta de Níger, sin abandonar otras opciones como la de Marruecos que les ofrece dos fronteras con la Unión Europea, Ceuta y Melilla, sin necesidad de lanzar a sus chantajeados clientes a una muerte más que probable en un bote en el Mediterráneo. Además, en su política de liderazgo africano, Marruecos ha regularizado en los últimos años a más de 50.000 inmigrantes. 

Regular los flujos resulta muy difícil y necesita la colaboración tecnológica y de financiación de la Unión Europea. Las mafias se organizan cada día más y mejor para romper las vallas, como ocurrió en Melilla, y utilizar la violencia contra los gendarmes marroquíes y los guardias civiles y policías españoles para lograr su objetivo: efecto llamada y más beneficios. Hacen falta más recursos, materiales y humanos, en Marruecos y en Melilla. Es el flanco sur de la OTAN.