Opinión

España-Marruecos: lo que nos queda por construir

Pedro Canales

Pie de foto: Banderas de España y Marruecos.

Hasta no hace mucho tiempo, el dúo España/Marruecos era visto como sólido por un lado y frágil por el otro. España, un país estable, solvente y en constante crecimiento; y Marruecos, inestable social y políticamente, aunque de una rara firmeza institucional con una monarquía arraigada y de abrumador apoyo popular.

Hoy día la ecuación se está invirtiendo paulatinamente. España se encuentra sumida en una profunda inestabilidad política, que afecta no sólo a la esfera gubernativa, sino a su encaje territorial, a lo que se añade un incipiente malestar popular en cuanto a su sistema de arquitectura institucional: la monarquía pierde apoyos, y el republicanismo los gana. Marruecos en cambio, que celebra los 20 años de reinado de Mohamed VI, es, paradójicamente junto a Sudáfrica, el único régimen sólido y estable del continente africano, a la búsqueda de un nuevo modelo de crecimiento que mantenga y aumente sus índices por encima del 4% anual. El modelo actual ha sentado las bases de la industrialización y la estructura económica y financiera; ahora hace falta otro que ataje las desigualdades sociales.

El anclaje estratégico entre los dos países, unidos históricamente por las extremidades de los Atlantes, redundará en beneficio mutuo. Antes lo era tirando España del tren; hoy la locomotora es marroquí. Los espíritus conservadores siempre han visto la alianza estratégica a ambos lados del Estrecho, como un peligro para España. “Es dar al vecino del sur más de lo que se merece”, decían. “Si les dejamos construir infraestructuras portuarias, turísticas o de transportes, van a competir y nos quitarán el mercado”, argüían. Bien, las infraestructuras ya están ahí: autopistas, el puerto Tánger-Med, el futuro puerto de Dajla, Saidía, Agadir, la bahía de Tetuán. 

La relación hispano-marroquí debe pasar a otro nivel superior. La sólida alianza energética ya existente, gasoducto, cables eléctricos, redes eólicas y solares, telecomunicaciones, debe completarse con los lazos viarios y ferroviarios, complementaridad portuaria y polos turísticos compartidos. España y Marruecos tienen dos proyectos pendientes que deben afrontar sin dilación: el Enlace fijo en el Estrecho – según los últimos estudios científicos y técnicos se prioriza el puente frente al túnel -; y la Universidad de los dos Reyes en Tetuán, dependiente de la universidad española y adscrita a los dos ministerios de Enseñanza Superior de los dos países. El Enlace completará el polo regional que comprende Tetuán, Ceuta, Algeciras, Tarifa, Tánger y Tánger-Med; y la Universidad trilingüe (español, árabe e inglés) de Tetuán, permitirá a los alumnos marroquíes un grado de estudios europeo y homologado, sin necesidad de salir de su país. 

La alianza estratégica no solo es un conjunto de proyectos complementarios, sino instituciones compartidas. A imagen de lo que España hace con la Unión Europea, lo mismo se puede hacer con Marruecos en áreas que hasta ahora estaban vinculadas a la soberanía, lo que permitirá abordar en un futuro cercano la temática de los litigios territoriales, marítimos y terrestres, sin necesidad de ceder en los derechos históricos, sino otorgándoles otra dimensión.