Esperando a Mr. Donohoe, el árbitro del fondo de reconstrucción

Paschal Donohoe

Era el tapado en la votación de los ministros de Finanzas para dirigir el Eurogrupo y su victoria contra pronóstico ha vuelto a demostrarnos que en Europa nadie se casa con nadie de forma altruista y romántica. Bien lo saben ya la aspirante Nadia Calviño, arrastrada al fracaso por su jefe de Gobierno que no ha sabido medir bien los apoyos de España ni la opinión que sus socios separatistas y radicales causan en la Unión Europea. Tan felices se las prometían que ahora cuesta mucho más convencer a los españoles de que tenían asegurados los votos necesarios, pero “alguien” les traicionó. La ventaja del voto secreto es que deja al descubierto a los que dan por seguro su triunfo.

Pero, ¿quién ha derrotado a la favorita? Paschal Donohoe (Phibsborough, Dublín, 1974) es un político de la generación europeísta irlandesa, conservador y democristiano. Formado en el Trinity College de Dublín, sus primeras experiencias en la vida pública tuvieron lugar en el ayuntamiento de la capital. Su pertenencia a Fine Gael confirma el perfil de este dirigente: el partido defiende la economía de mercado, la disciplina fiscal, el papel de la empresa como motor de creación de riqueza y empleo, y los derechos individuales. Es más conservador que centrista. Fine Gael participó en la fundación del Partido Popular Europeo y actualmente gobierna en Irlanda con su gran rival desde principios del siglo pasado, Fianna Fáil. 

Donohoe sustituyó a la dimisionaria Lucinda Creighton como ministra irlandesa de Asuntos Europeos, más tarde ocupó las carteras de Transportes, Turismo y Deportes, y por último la de Finanzas, desde la que ha dado el salto al Eurogrupo. El saneamiento de una economía que rozó la quiebra y precisó del rescate europeo, como en Grecia y Portugal, ha dado alas a políticos como él: los irlandeses ya no se creen los cantos de sirena que abocan a mayor endeudamiento y gasto desbocado, porque sufrieron un ajuste social monumental durante años. El pragmatismo es ahora su seña de identidad, y lo demuestra el 12,5% que pagan las empresas irlandesas por impuesto de sociedades, lo que ha convertido a Irlanda en el santuario de Google, Amazon o Facebook. Lo más interesante de Donohoe, desde el punto de vista de España, es su oposición radical a la tasa digital que se quiere implantar aquí y que provocaría una confrontación directa con Estados Unidos, cuyo presidente y candidato a la reelección está deseando encontrar víctimas propiciatorias. Donohoe dirigirá el Eurogrupo con esa premisa de favorecer el crecimiento empresarial con medidas de fomento de la competitividad y no de escarnio impositivo. Al fin y al cabo, lo opuesto al paraíso fiscal es el infierno fiscal y las multinacionales huyen del infierno. 

Las consecuencias del coronavirus en su país han puesto internamente a Donohoe contra las cuerdas. El paro se ha disparado por la paralización de la actividad y la economía irlandesa ha sufrido un golpe durísimo, pero el titular de finanzas confía en las políticas que ya sacaron al país de la recesión y le condujeron a una senda de crecimiento. 

Su llegada a la sede del edificio Iustus Lipsius de Bruselas se produce en plena lucha contra la pandemia desde el plano sanitario y contra sus efectos desde el plano económico. La tarea más importante que le espera es la de contribuir a un reparto justo para todos del fondo de reconstrucción europeo, el punto único en el orden del día de la cumbre de la próxima semana. Conciliar las exigencias del norte y el sur, de los partidarios del control de gasto y los defensores de las transferencias a fondo perdido. Le han convertido en presidente los halcones del norte y los países pequeños, que han plantado cara a la candidata apoyada por Berlín, París y Roma. Y eso abre un escenario alternativo de cara a la gestión de los 750.000 millones de euros que estarán en liza. 

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