Opinión

Europa frente a Putin

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Los dirigentes de la Unión Europea y de los países que la forman no deben permitir que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, les ignore a la hora de abordar y negociar los términos de una crisis tan grave como la que se ha planteado por la situación en Ucrania. Ni siquiera la OTAN como organización está jugando el papel que debería y con el peso que deben hacer valer los aliados europeos de la organización. Al menos públicamente, Putin ha logrado centrar la crisis directamente con los Estados Unidos y ha dejado a un lado a los europeos, con los que mantiene relevantes negocios que a todos les puede interesar preservar.

Hay una cuestión obvia y básica como es que la ubicación geográfica de la crisis se centra en un país como Ucrania en suelo europeo. Putin ha logrado su primer objetivo de ser considerado de nuevo como gran superpotencia y tratar de tú a tú a Estados Unidos, dejando fuera de la negociación que mantuvieron los responsables de las diplomacias norteamericana, Antony Blinken, y rusa, Serguéi Lavrov, en Suiza el pasado viernes y que ha posibilitado darse un poco más tiempo a la espera de que Washington ofrezca por escrito respuestas a las demandas rusas y de que Moscú comience la retirada de los miles de efectivos militares que tiene desplegados en la frontera con Ucrania. La gran amenaza rusa de invadir Ucrania, todo o parte, sigue flotando en el ambiente, aunque todos son conscientes de que a nadie le interesa una confrontación bélica de media o gran envergadura, si es que se puede medir en estas circunstancias el grado de intervención y la dimensión de la respuesta occidental a base de sanciones y, sobre todo, las consecuencias de todo tipo que acarrearían la intervención y la respuesta.

Para la respuesta y las sanciones sí que se cuenta con Europa, pero curiosamente, en estos momentos, el papel de la OTAN y de sus principales aliados como son Alemania, Francia y Reino Unido es de mera consulta por parte de Washington. ¿Por qué Europa está fuera? Hay varias razones. La más trascendente es la falta de liderazgo y la energía. No es casual que la apuesta de Putin se haya materializado cuando Angela Merkel está fuera del poder en Alemania y en invierno cuando la dependencia alemana del gas ruso va más allá de las fábricas y las empresas y afecta a los hogares de millones de alemanes. Merkel decretó el cierre de las centrales nucleares alemanas, que alguien explicará en su momento. Francia está en campaña electoral y el Reino Unido se avergüenza de las fiestas de Boris Johnson. Y todos, incluida Italia y España tienen sus intereses con Rusia. Al final, quien saldrá perdiendo será Europa.