Opinión

Francia pide perdón a sus colaboracionistas argelinos

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A siete meses de las elecciones presidenciales francesas del próximo mes de abril, Emmanuel Macron ha dado uno de los pasos más difíciles en la semivelada historia de la guerra de Argelia: pedir perdón en nombre de la República a los harkis, los antiguos combatientes argelinos reclutados como auxiliares del Ejército francés en aquella guerra. Ante una representación de unos 300 supervivientes, el jefe del Estado galo no sólo ha ejecutado este importante paso en el reconocimiento de la responsabilidad del Estado en el sufrimiento de los nativos argelinos que sirvieron a su causa, sino que también les ha prometido la tramitación de un proyecto de ley en el que la nación reconozca sus sufrimientos. Una actuación que iría acompañada además con una dotación de 300 millones de euros para afrontar posibles compensaciones.

Los harkis fueron considerados por sus compatriotas argelinos como traidores, y apenas proclamada la independencia la caza a los que no pudieron huir de la antigua colonia fue implacable. Torturas atroces precedieron a ejecuciones públicas, todo ello unido al señalamiento y  la estigmatización de sus familias y descendientes.

Solo unos pocos miles lograron embarcarse en las expediciones que repatriaron a los franceses, la mayoría de las veces gracias a la piedad y actuación individual de que hicieron gala algunos militares y antiguos colonos, muchos de ellos contraviniendo órdenes y bandos que instaban a su puro y simple abandono. El destino de aquellos colaboracionistas en Francia tampoco fue un camino fácil. Confinados en “campos de tránsito y clasificación”, pasarían años consumiendo sus vidas en condiciones inhumanas traumáticas antes de incorporarse a las capas más bajas de la sociedad de acogida.

Acabar de una vez con la ambigüedad

A raíz del informe que encargara el propio Macron al historiador franco-argelino Benjamin Stora, y entregado por éste al Elíseo el pasado mes de enero, el presidente francés decidió acabar de una vez con “la ambigüedad latente en ese periodo de la historia de Francia” y abordar la guerra de Argelia desde todos sus ángulos. A pesar de algunas voces discrepantes, el Informe Stora ha sido el desencadenante de este proceso de reconciliación de Francia con su pasado inmediato. El reconocimiento ahora del sufrimiento de los harkis constituye un paso gigantesco, toda vez que Macron no solo reconoce sus desgracias sino también las de sus descendientes. Así, en una ceremonia muy medida en el Palacio del Elíseo, el presidente condecoró con diversos grados de la Legión de Honor a tres personas muy representativas: Salah Abdelkrim, harki herido en combate; al exgeneral François Meyer, el militar que contravino órdenes superiores y organizó la repatriación de centenares de estos colaboracionistas argelinos, y a Bonia Tarall, hija de harki, “militante de la igualdad de oportunidades y de la diversidad”, como símbolo de esa incorporación a la historia nacional francesa.

La determinación de Macron en cerrar las heridas y llagas de la guerra de Argelia quiere dar carpetazo así al lancinante capítulo de los nativos que le sirvieron en su aventura colonial y luego fueron abandonados a su suerte. Su rehabilitación quiere el presidente que sea completa, de forma que “su honor quede grabado en el mármol de la memoria nacional”, tras reconocer que Francia faltó a su deber de proteger a los harkis, a sus mujeres e hijos.

Queden muchos otros capítulos por resolver, ya en las relaciones bilaterales franco-argelinas, entre ellos el de determinar las responsabilidades de Francia por las pruebas nucleares realizadas en el desierto de Argelia. Seguramente las terminará de abordar en su segundo mandato, al que sin duda alguna aspira. Con ese propósito cabe apostar a que  Macron asistirá el próximo 17 de octubre a la conmemoración de la gigantesca manifestación de argelinos en París de igual fecha de 1961, que fuera violentamente reprimida por la policía francesa. Y a que tampoco se escaqueará el 18 de marzo de las celebraciones del 60º aniversario de los Acuerdos de Evián, los que consagraron definitivamente la independencia de Argelia y la definitiva salida del gigantesco país norteafricano de los militares y colonos franceses.