Opinión

Gas mediterráneo y Europa

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La economía global parece haber entrado en un súper ciclo de materias primas debido a las expectativas de una fuerte recuperación pospandemia, impulsadas por la vacunación masiva y los programas de estimulo económico. A mayor demanda, suben los precios, y Europa se está viendo muy afectada por su fuerte dependencia energética. La Unión Europea importa alrededor de 40.000 millones de dólares en gas natural, que representa el 23% de sus importaciones totales de energía. Aproximadamente el 43% de proviene de Rusia.

La seguridad energética es una preocupación fundamental. La UE debería disponer de alternativas para diversificar sus fuentes de suministro, así como gestionar sus riesgos políticos y económicos y limitar su dependencia del gas ruso. Los recientes y grandes descubrimientos de gas natural en el Mediterráneo oriental dan a la UE la opción que está buscando, aunque también plantea nuevos retos para gobiernos y actores internacionales en la carrera para explotar la riqueza descubierta.

El Mediterráneo oriental podría convertirse en una de las principales áreas globales de suministro de gas. Los recursos se estiman en 122 trillones de pies cúbicos de gas, además de 1,7 millones de metros cúbicos de petróleo, localizados en las costas de Siria, Líbano, Chipre, Israel, Egipto y Palestina. Las cantidades globales pueden justificar los enormes costes de un nuevo gasoducto hasta Italia y el resto de Europa. Desde el sur ya están los gasoductos que transportan el gas de Argelia a UE. Se trata de una oportunidad de desarrollo y crecimiento tanto para los países productores como para la UE, que para el año 2030 precisa importar unos 113.000 millones de metros cúbicos anuales.

El potencial de la región es considerable. Además del petróleo y el gas cuenta con un sistema de energía hidroeléctrica, recursos eólicos y radiación solar de los más altos del mundo, así como grandes extensiones de desierto. Técnicamente, la región podría ser uno de los grandes actores energéticos y cubrir las necesidades de una parte del planeta. Pero los descubrimientos de yacimientos de gas están revolviendo la olla de agitación regional. La ausencia de una ley de demarcación de límites marítimos y el apetito de otros jugadores como Rusia y China provocan una situación volátil y altamente complicada.

Es esencial encontrar las mejores soluciones económicas y estratégicas que optimicen las operaciones, movilicen los recursos necesarios y favorezcan la viabilidad a largo plazo. Algunos países mediterráneos tendrán que unir sus fuerzas si quieren aprovechar sus recursos. Todos los actores públicos y privados del sector son conscientes de las ventajas de una visión compartida que desarrolle la cooperación energética entre las dos orillas del Mediterráneo e impulse la construcción de un mercado de gas natural en la región.

Anwar Zibaoui

Asociación de Cámaras de Comercio e Industria del Mediterráneo