Opinión

Humo, medias palabras, opacidad y alusiones veladas: un juego para el poder

photo_camera pedro sanchez

Existe una diferencia fundamental entre la Ciencia y la Política. La primera basa sus avances en la investigación, en la experimentación y en el análisis de los acontecimientos y realidades. Todos los métodos científicos tienen necesidad de pruebas. En la Política en cambio, se emiten hipótesis, se manejan datos y realidades ficticias que, sin estar demostradas, permiten al político exponer sus teorías. El científico manipula pruebas, el político manipula mentes.

Los dos encuentros “de alto nivel” entre el presidente español Pedro Sánchez y el estadounidense Joe Biden, el primero de 28 segundos en los pasillos de la OTAN en Bruselas, y el segundo de 30 segundos en la sala del G20 en Roma, ilustran la manipulación de mentes. Pedro Sánchez necesitaba los dos videos para el consumo interno español.

En la cumbre de Bruselas del 17 y 18 de febrero, entre la Unión Europea y la Unión Africana, se ha repetido el escenario de la ficción. Por partes. Pedro Sánchez necesitaba mostrar a la opinión española y a su propio partido, que “tiene bajo control la crisis bilateral con Marruecos”. ¿Cómo? Con una “reunión bilateral” entre el presidente y el jefe de la diplomacia de Mohamed VI. Se presentaron dos ocasiones: durante la sesión de trabajo de la comisión dedicada a abordar la seguridad entre Europa y África, que copresidió Pedro Sánchez; o durante la sesión de la comisión migraciones, que copresidía el marroquí Nasser Bourita. En la sala bajo la batuta de Sánchez, no hubo ocasión; el ministro Bourita no se acercó a hablar con el presidente español. Sólo quedaba la posibilidad de hacerlo en la sesión migratoria, en la que en principio Sánchez no estaba inscrito. A pesar de ello, el presidente del Gobierno entró en la sala, y durante un receso de los debates, se acercó a Nasser Bourita con quien “mantuvo una conversación” en la que, según contó la agencia EFE citando al presidente, “coincidieron en la necesidad de avanzar en la relación estratégica entre España y Marruecos”. Sánchez lo dijo en rueda de prensa: había podido conversar con el ministro marroquí, con quien recalcó que “Marruecos es para España un socio estratégico y, por tanto, desea profundizar en la relación bilateral y también en la de la Unión Europea con este país”. No se sabe cuántos segundos fueron esta vez, pero posiblemente más de los 58 (28+30) que con Joe Biden.

Pero no ha sido Pedro Sánchez el único interesado en el sainete belga. Parecido lo ha hecho el dirigente del Frente Polisario, Brahim Ghali, invitado por la Unión Africana de la que forma parte la República saharaui, como explicó Josep Borrell haciendo de Pilatos en la cumbre euroafricana, y echando la patata caliente sobre la presencia controvertida del líder saharaui en Bruselas, a los africanos.

La agencia de prensa del Polisario, y de rebote la argelina, afirman que “Brahim Ghali mantuvo varios encuentros con sus homólogos en Bruselas” y que “fue recibido con el protocolo que corresponde a su función presidencial”. La realidad es que Ghali no fue recibido como jefe de Estado en el aeropuerto, y solamente mantuvo un encuentro bilateral con Ciryl Ramaphosa, presidente sudafricano, y saludado brevemente por algún líder africano que se interesó por su salud. Sin embargo, ningún jefe de Estado, presidente de Gobierno o ministro de Exteriores europeo se reunió con él, ya que “la República saharaui no es reconocida por ningún país europeo”, dixit Borrell.

En cuanto al “encuentro” entre el presidente español Pedro Sánchez y el jefe del Polisario Brahim Ghali, al que hizo referencia Sánchez en la rueda de prensa, fue una iniciativa del dirigente saharaui que, estando en la sala en la que se reunía la comisión de seguridad copresidida por Sánchez, se acercó a éste en un receso para expresarle que “sentía mucho las consecuencias que su estancia en España había tenido para su Gobierno” a modo de excusas.  El jefe del Ejecutivo español, por educación, le escuchó y dijo que “España hará todo lo posible para que la cuestión del Sáhara se resuelva satisfactoriamente para las partes en conflicto”.

¿Por qué son importantes estas precisiones? Poner las cosas en su sitio permite a la opinión pública española, a los partidos políticos, gobiernos y parlamentos, saber qué ocurre realmente; es decir acercarse a un análisis científico de la realidad, y alejarse de las manipulaciones políticas de las mentes.

En resumen: la crisis con Marruecos sigue y la cuestión del Sáhara Occidental está lejos del final del túnel