Incertidumbre en el Polisario por el desafío de los disidentes

Tindouf camp

Desde la reciente creación del Movimiento Saharauis por la Paz, apenas ha habido reacciones por parte del Frente Polisario. Tan solo escasas publicaciones en medios afines, como, por ejemplo, la relacionada con la efeméride de este 20 de mayo de 1973, donde un año más celebran la primera acción armada con el ataque a un puesto fronterizo del Sáhara durante la administración española, concretamente en el puesto de Janquet Quesat (El Khanga). Este ataque se realizó a un acuartelamiento ocupado únicamente por policías saharauis con muy poca guarnición, y lo ejecutaron para apoderarse de los vehículos, armamento y munición de la pacífica policía territorial que lo protegía. Anclados en el pasado, enaltecen viejas hazañas mientras le dan la espalda a un presente y futuro que se torna cada vez más sombrío para sus intereses.

El recuerdo de esta primera acción bélica, vitoreada ampliamente en los campamentos, ha querido servir para exaltar la moral de una población que ha acusado el impacto de la fundación de un movimiento disidente, y que se ha atrevido a delatar y denunciar la actividad inmovilista e interesada de unos dirigentes que se atribuían ser los únicos representantes del pueblo saharaui, cuyo único “éxito” es el de no haber conseguido avanzar en su proceso de liberación en el exilio desde hace 47 años.

En las tres semanas que lleva el Movimiento, ya se ha triplicado el número de afiliados. Lo más llamativo es que la mayoría son jóvenes, estudiantes o licenciados universitarios. Para los 150 disidentes que forman el Movimiento Saharauis por la Paz, su objetivo es defender una solución pacífica a la disputa regional sobre el Sahara. Esta posición ha sido subrayada por el líder del movimiento recién creado, Hach Ahmed Bericalla, destacado político en varios puestos directivos del Frente Polisario, y que hasta la celebración del primer congreso de su organización ocupa el cargo de primer secretario. 

Una de las primeras medidas adoptadas por este Movimiento Saharauis por la Paz (MSP), ha sido enviar una carta dirigida al secretario general de la ONU, António Guterres. Bericalla ha afirmado en ella que “es absolutamente necesario y urgente salir del estancamiento y relanzar los esfuerzos para alcanzar dicho arreglo”. El nuevo primer secretario del MSP también afirmó recientemente que el MSP es una fuerza política nueva e independiente “que representa un amplio espectro de saharauis”.

La medida da un duro golpe al Frente Polisario, confirmando que, a partir de ahora, no será el único representante de los saharauis, tal y como siempre ha afirmado con el apoyo de Argelia. Los miembros del Movimiento quieren jugar un papel central en la búsqueda de una solución pacífica al conflicto regional del Sáhara, que ha estado latente durante casi cinco décadas.

El MSP nace de la frustración, la ira y el descontento de los saharauis debido a numerosos episodios de corrupción y pérdida de libertades en los campamentos denunciados durante años, y donde sus imprudentes líderes no fueron capaces de alcanzar una solución duradera al problema del Sáhara y acabar con sus sufrimientos, mientras que Brahim Ghali y sus lugartenientes continúan disfrutando de su cómoda vida sirviendo a sus intereses personales, desentendiéndose de la difícil situación de los saharauis.

Por otra parte, según una publicación del pasado 6 de mayo en el medio La Provincia/Diario de Las Palmas, bajo el titular ‘Polisario: Cronología reciente de una descomposición’, Ignacio Ortiz, vicepresidente del Fórum Canario Saharaui, afirmaba que “no es la primera vez que se habla de nuevas iniciativas que luego acaban en punto muerto. Iniciativas que en la mayor parte de las ocasiones caen en el olvido bajo las tan manidas y facilonas acusaciones de traición y venta a intereses ajenos, como si no hubiese motivos más que suficientes para querer dar un golpe de timón que varíe la dura e inamovible situación que se vive en los campamentos de Tinduf”.

En este caso se dan todas las circunstancias favorables para que el MSP consiga ese objetivo, con ese nuevo postulado y enfoque cuyas claves están en un nacionalismo más moderado, sensato y de convivencia. Las claves del arreglo están en ese tipo de propuestas.

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