Opinión

Italia: Ely Schlein se impone en las primarias del PD y se convierte en la primera mujer líder del centroizquierda

Contra todo pronóstico, la joven Ely Schlein, hasta ahora vicepresidenta del Gobierno de Emilia-Romagna, se ha impuesto en las primarias del Partido Democrático (PD) al favorito en todas las quinielas, que no era otro que su mentor político, Bonaccini, precisamente presidente de esa misma región, considerada la “terra rossa” (“tierra roja”) por antonomasia de la tercera economía de la eurozona. Lo ha hecho con una victoria muy ajustada: con el 80% de los votos escrutados, vencía a Bonaccini por 54% a favor suyo mientras el veterano dirigente solo se llevaba el 46% de los apoyos de los votantes. Aquí va a radicar precisamente la primera dificultad para Schlein: ha ganado con muy poco margen de diferencia. Es más, se trata de la primera secretaria/o general del PD que ni siquiera ha rebasado el 60% de los votos, lo que sí lograron Pierluigi Bersani en 2009, Matteo Renzi en 2013 y 2017 y Nicola Zingaretti en 2019.

Claro que vista la Historia del Partido Democrático (PD), un partido nacido el 14 de octubre de 2007 y que ha sido desde sus inicios una auténtica trituradora de líderes, el comenzar con una victoria tan justa no debería ser motivo de tanta preocupación para Schlein. Matteo Renzi, con quien tan pocas afinidades tiene la nueva secretario general pero que comparte con ella el hecho de haber sido el único líder del partido que se hizo con el control del mismo a pesar de no tener siquiera los 39 años cumplidos (38 años y once meses tenía cuando, en diciembre de 2013, ganó por primera vez las primarias del PD), ha dicho en numerosas ocasiones aquello de “dos veces he vencido y dos veces me han hecho la guerra interna” (recordemos que en junio de 2017 se hizo con la segunda victoria frente a sus rivales Emiliano y Orlando). Así que ganar por más o por menos en el PD no equivale a asegurarse o no el apoyo de la dirigencia del partido.

Lo cierto es que, Schlein, con su inesperado triunfo del pasado domingo, ya ha hecho historia: hasta entonces, sólo una mujer (la exministra Rosario “Rosy” Bindy) había llegado a la fase final de las primarias (hablamos del otoño de 2007). Con posterioridad, en todas las primarias (2009, 2013, 2017 y 2019) tanto el ganador como sus rivales eran todos hombres. En esta ocasión también había otra mujer en liza, la exministra de Infraestructuras y Transportes Paola De Micheli, pero, en una elección donde se ha decidido que solo dos llegaran a la fase final, De Micheli, una mujer “gris” (como la mayor parte de los políticos del PD) se quedó rápidamente descolgada y de muy poco le valió el haber sido viceministra y ministra en varios gobiernos.

Y es que lo primero que significa la victoria de Schlein es, ante todo, un “cambio generacional”: De Micheli, como Renzi, era nacida en la década de los setenta, mientras Bonaccini, como el anterior secretario general (Nicola Zingaretti), es de los sesenta. Schlein, en cambio, vino al mundo en 1987. Y es que ha vuelto a repetirse lo de diciembre de 2013: Renzi, nacido en 1975, acabó imponiéndose a un Bersani 24 años mayor y que ya había tenido que dimitir unos meses antes por no haber sido capaz, a pesar de haber ganado las elecciones generales de febrero de ese mismo año, de pactar con el centroderecha un candidato a presidente de la República: en cuanto se dio cuenta, tenía nada más y nada menos que 104 “francotiradores” (personas de un partido que votan en contra de la orden del líder amparándose en el voto secreto) votando contra lo que él proponía. Por cierto, ironías de la vida, Bersani nació el mismo año que el padre de Matteo Renzi, Tiziano, quien también ha estado en política pero como concejal de la pequeña localidad de Rignano sull´Arno, muy cercana a Florencia.

¿Qué puede hacer pensar que Schlein sí puede lograr el apoyo que Renzi no tuvo? En esencia, que Schlein sí es de izquierdas, a diferencia de un Renzi que no ha ocultado nunca su condición de democratacristiano: de la corriente de izquierdas, pero, a fin de cuentas, democratacristiano. Y es que no hay que olvidar que su padre, Tiziano, ha militado toda su vida en la ya extinta Democracia Cristiana (DC), el partido que gobernó ininterrumpidamente el país desde diciembre de 1945 hasta abril de 1992, y que puso todos los presidentes del Consejo de Ministros hasta que la dirección de la DC decidió ceder esa presidencia primero a un republicano (Giovanni Spadolini, “premier” entre 1981 y 1983) y luego un socialista (Bettino Craxi, Primer Ministro entre 1983 y 1987) para volver a recuperarla en la legislatura 1987-1992.

Ciertamente, una de las razones que han hecho ingobernable el PD ha sido la coexistencia en el mismo partido de excomunistas y socialistas, por un lado, y democratacristianos de izquierda, por otro. Ahora viene una nueva generación, representada por una Schlein que solo tenía 20 años en el momento de fundarse este partido, y a partir de ahí habrá que ver qué “squadra” conforma. Porque, por un lado, le han apoyado veteranos del partido, como Zingaretti, exgobernador de la región del Lazio y ahora parlamentario, y Orlando, varias veces ministros y también parlamentario, pero ambos pertenecen a ese pasado de constante guerra interna dentro del centroizquierda. Y es que el PD es conocido por ser un partido dividido en varias corrientes, y el principal problema para Schlein es que, en el Parlamento actual, la mayor parte de los protagonistas de estas constantes pugnas internas son los que tienen mayor número de actas parlamentarias, ya sea en la Cámara Baja o en la Alta.

Schlein, que es nieta de un veterano dirigente socialista y antifascista (el lombardo Agostino Viviani, senador entre 1972 y 1979 por el Partido Socialista Italiano (PSI)) e hija de Melvin Schlein, un politólogo norteamericano que contrajo matrimonio con una profesora de Derecho Público comparado llamada María Paola Viviani, se puede decir que es un “producto PD” puro: la clásica dirigente de izquierdas que, aunque nacida en la localidad suiza de Lugano, se integró rápidamente en la capital de región de izquierdas más importantes del país (Bolonia).

Así, ya se sabe que integrará en su equipo a Mattia Santori, líder del célebre movimiento de “Las sardinas” (nacido para evitar la victoria de Matteo Salvini en las elecciones al gobierno de Emilia-Romagna a finales de enero de 2020), y que sus dos personas de más confianza son dos jóvenes políticas: Chiara Braga y Chiara Gribaudo. A partir de aquí, su programa se mueve en torno a tres líneas fundamentales: trabajo, salario mínimo y medio ambiente. Quizá aquí se note la influencia germana que tiene: recordemos que, en las últimas elecciones generales celebradas en la República Federal de Alemania, los “verdes” fueron la tercera fuerza más votada con muy poca diferencia sobre las dos fuerzas tradicionalmente ganadoras (democratacristianos y socialdemócratas). Es más, los verdes en la actual coalición de gobierno alemana comparten ministerios, en este momento, con los socialdemócratas y con los liberales, lo que deja claro que a los jóvenes europeo-occidentales les interesan más los temas medioambientales que las políticas que tradicionalmente ha defendido la izquierda. 

Aquí está precisamente una de las claves que se irá sabiendo poco a poco: con un Movimiento Cinco Estrellas que ya se “vende” como partido de izquierdas y ecologista (a pesar de que no se recuerda que aprobaran ninguna ley a favor del Medio Ambiente cuando gobernaron entre junio de 2018 y febrero de 2021), ¿competirá con ellos o hará pactos con esta formación de cara a las elecciones “administrativas” e igualmente para el gobierno de otra región (como Abruzzos o Cerdeña)? ¿Y qué piensa hacer con la Italia Viva de Renzi y la Azione de Calenda, así como con Liberi e Uguali (LeU) de Bersani y Speranza? Porque, no lo olvidemos, lo que las pasadas elecciones generales dejaron claro es que, o el PD ensancha su base electoral, o sufrirá en el futuro más debacles como la vivida en las pasadas elecciones generales, celebradas en el último fin de semana de septiembre pasado y en la que el PD sólo obtuvo el 19% de los votos, siendo ampliamente superado por los Hermanos de Italia (que, con los otros dos partidos de su coalición, sumó más del 41% de los sufragios) y con el Movimiento Cinco Estrellas solo tres puntos y medio por detrás.

Lo que hay que felicitarse es de que, en uno de los países más machistas de la Unión Europea, por primera vez tanto la líder del centroderecha (Meloni) como del centroizquierda (Schlein) sean ambas mujeres: ya solo falta una presidenta de la República mujer, aunque con Sergio Mattarella en plenas funciones (a pesar de su veteranía), este tema tendrá que esperar. En todo caso, a Schlein no falta tarea por hacer, porque su partido está en el peor momento desde su fundación (solo tiene el apoyo del 15-16% de los votantes), las corrientes internas siguen ahí y Schlein tiene aún muy poco “currículum” político. Renzi logró acabar siendo presidente del Consejo de Ministros durante 1.020 días pero no pudo evitar ser triturado internamente por los suyos tras las elecciones generales de marzo de 2018. Schlein será bien recibida porque tiene un carácter más conciliador que Renzi, pero lo cierto es que tiene como rival en el otro lado del arco político a una Meloni que está más afianzada que nunca, aunque su futuro no se vea tan claro con tan abultada deuda pública y nuevas subidas de tipos de interés (el BCE ya ha dicho que piensa aumentar dichos tipos el mes que viene del 3 al 3,5%). Veremos hasta dónde es capaz de llegar la que acaba de convertirse en quinta secretaria general del PD en poco más de quince años de andadura del partido.

Pablo Martín de Santa Olalla Saludes es profesor de la Universidad Camilo José Cela y autor del libro “Historia de la Italia republicana (1946-2021)” (Madrid, Sílex Ediciones, 2021).