Jarabe antidemocrático

Anti-democratic syrup

Aprendimos a votar tarde (en ocasiones mal), anhelábamos democracia como el primer amor, y como adolescentes nos empachamos de emoción. La democracia se atragantó en (algunos) cuerpos hartos de sudar rencor, de un día para otro fuimos demócratas, los españolitos y españolitas carecemos de ese ensueño genético, a nosotros, nos la tienen que dar “masticadita” para poder tragarla porque si no nos ahogamos con ella. 

“Creo que la democracia consiste básicamente en la aceptación de un pluralismo político, donde el acatamiento a la voluntad de las mayorías sea compatible con el respeto y la presencia operativa de las minorías en el proceso político”. Y añadía, “creo que los grandes esfuerzos nacionales han de centrarse en evitar que se dibujen peligrosamente enfrentados los grupos políticos. Debemos evitar entre todos que se repita la división política de los españoles en dos frentes antagónicos…” Decía don Adolfo Suárez en mayo de aquel 1977. 

No es un mal chiste, aunque lo parezca, 43 años después no hemos conseguido desdibujar esa línea. Sin más pena que contarlo continua la historia de “los bandos”. La España no resucitada sigue apaleándose verbalmente, y con ansias de llegar a las manos se retuercen en las variopintas redes sociales, porque al marketing a ese sí que le hemos cogido el “tranquillo”. 

Algunos lo llaman “jarabe democrático”, yo prefiero llamarlo “jarabe antidemocrático” 

Mire usted conciudadano, “echaré” sapos, culebras y lagartos por la boca solo espero que no le invada la emoción, que se quede tranquilito en su casa mientras que nosotros los políticos envenenamos cualquier discurso en aras de votos, de la confianza que han depositado en nosotros en las urnas, y sin rechistar debe dejar que nosotros los políticos, nos azucemos en cuestiones que carecen de función política en aras de la democracia. 

Mire usted conciudadana, debe pensar lo que yo le diga y está usted en la obligación democrática de defenderlo, así como yo le diga, que de instigar ya me encargo yo, que soy el político o es que no hemos aprendido nada en cuarenta años de dictadura, pues eso. 

¡Jarabe para todos que paga el Estado! Es decir, todos y todas. Unos a pedradas; otros, insultos machistas (he de decir pasados de moda). Algunos, instigando hogares; muchos, señalando a periodistas. Y todavía habrá algunos que se pregunten cómo en un país que no tenía para llenar estómagos se enzarzó en una guerra de casi cuatro años. ¿No es para echarse las manos a la cabeza?

Ni en la política, ni en el amor ni en el fútbol se puede vivir de las rentas

Ni los que “manosean a los muertos”, ni aquellos que no hacen autocrítica, ni tampoco aquellos que se creen inmunes conocen el poder de las urnas, y si lo conocen esperan a vivir de las rentas. 

Proseguía don Adolfo en aquel discurso, “el hecho de que representemos profundamente a quienes están situados a nuestra derecha y a nuestra izquierda: el hecho de que hayamos garantizado que puedan ofrecer su opción al pueblo español, no impide, no debe impedir, que tratemos de evitar aquellos riesgos de los que la Historia nos ofrece tristes ejemplos”. 

Lidia Fernández, historiadora y periodista por la Universidad Rey Juan Carlos, experta en Inteligencia Emocional y Comunicación no Verbal por la Universidad Camilo José Cela
 

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