Opinión

Jaroslaw Kaczynski, el político que quiere el poder absoluto en Polonia

Piotr Kowalski

Pie de foto: El líder del PiS y ‘hombre fuerte’ de Polonia, Jaroslaw Kaczynski.

El partido populista Justicia y Derecho (PiS) dirige Polonia desde hace 18 meses, y el paisaje del país desde el punto de vista social, político e incluso en el ámbito de la construcción constitucional ha cambiado dramáticamente. Estos cambios afectan a la totalidad de la política exterior, las relaciones con la Unión Europea, los países vecinos más próximos e incluso Estados Unidos. Nada es como antes, y podríamos decir que el actual Gobierno se emplea a fondo para hacer todo lo contrario de lo que se hacía antes.

El eslogan del PiS “El buen cambio” significa para el Gobierno “hacer todo lo contrario de lo que se hacía antes”. Esto, en primer lugar, afecta a las relaciones con la UE y todos los países de la Unión, sobre todo con Alemania. El PiS no se fía de la UE y la presenta como un diablo culpable de todos los males del país. Los que se pronuncian a favor de la UE son calificados de traidores que no tienen ninguna solución de enmienda.

En primer lugar, hay que subrayar que Polonia está dirigida por el líder del PiS, Jaroslaw Kaczynski, que no es más que un simple diputado en el Parlamento, sin ninguna responsabilidad política y administrativa en la estructura del Gobierno. El señor Kaczynski ha construido su partido como una estructura muy jerárquica, funciona como una estructura militar. El funcionamiento y la lógica de acción del partido son copias en muchos aspectos del fenecido partido comunista de los años 1950-60.

Kaczynski es el que da las directrices a los miembros del partido y el Gobierno, e incluso al presidente del país, Andrzej Duda, que fue elegido en las listas del PiS. Se suele decir que el poder no está ni en el palacio presidencial ni en el palacio gubernamental sino en la sede del PiS.

La sede del partido es el lugar donde acuden los personajes más importantes del país, que hacen cola para ser recibidos –si tienen este honor- por el señor diputado Kaczynski. Llega a ser divertido, si es que se pueden decir las cosas así, ver a personajes del Gobierno o del Parlamento entrevistados  por televisiones privadas sobre temas candentes de la actualidad, no saber lo que tienen que decir si Kaczynski todavía no se ha pronunciado.

Los sociólogos y otros expertos señalan que Kaczynski no está al tanto del mundo contemporáneo, que no lo entiende. Es soltero, no tiene cuenta corriente en el banco, no sabe utilizar Internet ni conducir; no mira los programas de televisión ni escucha la radio. Nunca ha sido un ciudadano como los demás. Nunca ha viajado al extranjero privadamente, no habla idiomas y solo sabe mirar la realidad a través de los cristales ahumados del coche oficial que utiliza o los ojos de sus colaboradores más estrechos. Las personas más próximas a Kaczynski dicen en privado que no se fía de las personas que están alejadas de su persona, sobre todo de los extranjeros.

Su interés por la política extranjera que no controla es bastante limitado. Él se concentra en la política interior. Por tanto, no debe sorprender a nadie que no se fíe de los extranjeros, que adopte una política negativa hacia la UE, porque piensa que quiere limitar su margen de maniobra y sobre todo su poder. Según los expertos polacos, el principal y único objetivo de Kaczynski es ejercer el poder absoluto y hacerlo como en una partida de damas: los peones no se pueden intercambiar, no hay ni amistad ni simpatía y las reglas están para no respetarlas.

Pie de foto: Manifestación contra el Gobierno ultra en las calles de Varsovia.

En este paisaje bastante insólito, la mejor ilustración de lo que ocurre en Polonia se puede ver si se hojea la revista de las decisiones tomadas por el Gobierno durante el reinado del PiS. Veremos que todas las decisiones las ha tomado Kaczynski. Después de la toma del poder, el nuevo Gobierno ha destituido a todos los responsables de los medios públicos (televisión y radio). Ha destituido a todos los periodistas que intentaban ejercer un periodismo imparcial. Sus sustitutos han dejado claro que no hace falta dar la palabra a la oposición y hacer preguntas delicadas a los miembros del Gobierno.

Basta con citar fielmente los comunicados oficiales. La televisión y la radio “públicas” han llevado a cabo campañas de falsas noticias, destrucción de la oposición, y han generado odio hacia determinados opositores o países. El partido amenaza desde hace meses a los medios privados que se atreven a criticar el Gobierno. Las medidas disciplinarias contra periodistas se amontonan, las sanciones también. El Gobierno quiere controlar los medios en el marco de su campaña de “polonización” de dichos medios.

Además, la composición de la Corte Suprema ha sido modificada. Los jueces incómodos han sido sustituidos por los que son fieles al PiS. Según la prensa independiente, la presidenta de la Corte Suprema fue calificada [por el poder] de no ser lo suficientemente cualificada durante una de sus sesiones de trabajo en una corte de justicia provincial. A pesar de las protestas de los jueces, el Consejo Nacional de los Jueces ha sido totalmente remodelado y sus nuevos miembros elegidos por el Parlamento, a pesar de las protestas de la oposición, que no participó en el voto porque consideró que los cambios eran contrarios a la Constitución del país.

El PiS ha adoptado leyes como le ha dado la gana. El ministro de Justicia proclamó también que el Fiscal General de la República procediera a destituir a presidentes de tribunales regionales, jueces y fiscales incómodos al PiS. Como el PiS dispone de una mayoría en el Parlamento, sabe que ninguna ley contraria a sus intereses podrá ser adoptada. Los debates parlamentarios se han convertido en escenarios donde la oposición es injuriada y amenazada de ser expulsada de los debates.

Todos los puestos de responsabilidad de las grandes empresas del Estado han sido “limpiados” de antiguos cuadros y sustituidos por personas fieles al partido. La mayoría de veces son personas sin cualificación, maestros en pequeñas ciudades de provincia, alcaldes, peluqueros, etc… La Comisión Nacional Electoral han sido purgada y sus miembros son ahora funcionarios fieles al PiS. Se ha modificado la ley electoral. La oposición cree que el Gobierno del PiS maniobra para encontrar la ocasión de poder falsificar el voto en las urnas.

Muchos funcionarios de otros sectores han sido destituidos. Las medidas extremas afectan a la política exterior. Han sido depurados la mayoría de los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores que se comprometieron a participar en una Polonia libre a partir de 1990. Ha ocurrido lo mismo con la mayoría de embajadores y cuadros de embajadas. Les han sustituido personajes fieles al PiS. Se ha impulsado una campaña entre “buenos polacos” que apoyan al PiS y de “segunda categoría” de polacos críticos con el PiS.

Estos últimos son atacados como traidores a la patria y “vendidos”. Este clima es mantenido por el PiS, que tiene muchos apoyos en sectores nacionalistas. El nacionalismo lo controla todo, incluida la Fiesta Nacional en noviembre de 2017, donde se vieron banderas nazis y esvásticas. Las últimas manifestaciones de profesores y estudiantes contra el antisemitismo han sido brutalmente reprimidas. Muchos militantes nacionalistas que utilizan eslóganes antisemitas son arrestados pero inmediatamente puestos en libertad por la Policía. Se enfrentan a penas de cárcel simbólicas, como los que celebraron el aniversario del nacimiento de Adolf Hitler.

El clima nacionalista mantenido por el PiS es una política consciente y produce rivalidades internas entre la fracción dura de Kaczynski y la extrema derecha representada por Macierewicz, ministro de Defensa. Kaczynski quiere eliminar esta fracción, porque amenaza su poder. Así las cosas, una nueva ley tiene previstas duras penas contra aquellos que se atrevan a dudar del heroísmo patriótico de los polacos durante la Segunda Guerra Mundial. En este contexto, hay leyes que prevén que las pensiones de los funcionarios del Ministerio del Interior de la Polonia comunista sean reducidas a 300 euros al mes. El Gobierno quiere utilizar la represión jurídica y económica contra todos aquellos que se atrevan a meterse con el PiS.