Jordania: crisis familiar o crisis política

Rey Abdalá II de Jordania

Es un país del que apenas se habla, que no aparece en los titulares y que parece estar fuera de las noticias, como si allí no ocurriera nada importante. Sin embargo, Jordania es la piedra angular que mantiene el equilibrio de Oriente Medio. 

Entre un Irak y una Siria en llamas, una Palestina bajo ocupación y el vecino israelí siempre en busca de nuevos territorios, Jordania es un país con una estabilidad precaria y no ha dejado de absorber todas las tensiones que le rodean. 

En primer lugar, Israel quiere convertirlo en un país alternativo para los palestinos. De los nueve millones de habitantes del reino hachemita, 2,2 millones son de origen palestino. Y desde la guerra de Siria, acoge a 1,3 millones de refugiados. 

Si Jordania es discreta, ocupa un lugar importante en el tablero de fuerzas políticas de la región y del mundo árabe. Recientemente, Ammán frustró la visita de Netanyahu a Emiratos Árabes Unidos impidiendo que su avión sobrevolara el país. Una visita importante en el calendario electoral del primer ministro israelí. La prohibición se produce como represalia por la cancelación de la visita del príncipe heredero Hussein a Jerusalén Este porque Tel Aviv quería "enmarcar" su visita. Como recordatorio, la Explanada de las Mezquitas está bajo control jordano por razones históricas.  

La Familia Real jordana cultiva la discreción y si la reina Rania ha sido criticada por sus orígenes palestinos y el enriquecimiento de su familia, desde hace algunos años se mantiene en el papel de primera dama e invierte en obras de caridad. 

La Familia Real hachemita valora su imagen y la cohesión de sus miembros y, hasta ahora, los trapos sucios siempre se han lavado en familia.  

Pero esta vez el escándalo estalló y el rey Abdalá consideró que su hermanastro Hamza había ido demasiado lejos. Pero los inicios de una guerra ya estaban ahí. El príncipe que debía suceder a su hermano al frente del país, según la tradición jordana, fue despojado del título de heredero al trono en 2004. Y es el hijo del rey Abdalá quien se prepara para suceder a su padre.  

Hamza bin Hussein siempre ha mostrado su desacuerdo con las decisiones reales, pero esta vez se le acusa de haber contactado con los jefes de las tribus hostiles a su hermano y de preparar un complot para desestabilizar el país. 

Las tribus son la base del poder en Jordania y la familia hachemita siempre ha encontrado apoyo entre sus líderes, que ahora se sienten abandonados y marginados. El Estado jordano se fundó sobre la lealtad de las tribus al rey y es quizá una nueva lealtad la que ha ido a buscar el joven príncipe disidente, que niega todas las acusaciones que se le imputan. "No soy la persona responsable de la corrupción y la incompetencia que ha prevalecido entre nuestros gobernantes durante los últimos 15 o 20 años y que está empeorando", dijo, añadiendo que no aceptaría órdenes. "Cuando te dicen que no puedes salir, que no puedes tuitear, que no puedes contactar con la gente, sólo con tu familia", añadió. 

Es cierto que Jordania está experimentando un gran malestar político y de Gobierno. En 2019 las protestas habían sacudido el Reino a raíz de medidas impopulares apoyadas por el FMI como la subida del impuesto sobre la renta y que el Gobierno acabó cancelando tras la protesta social. Pero al Reino no le ha ido mejor desde entonces. El desempleo, la inflación, los impuestos sobre las necesidades básicas... la vida en Jordania es cada vez más difícil y la corrupción es uno de sus principales males. 

Muchos jordanos abandonan el país para trabajar en el Golfo. El 40% de estos trabajadores optan por Arabia Saudí. Pero los países del petrodólar han despedido, desde la pandemia, a muchos trabajadores extranjeros. Se calcula que 6.000 jordanos han perdido su empleo en estas condiciones y están a la espera de ser repatriados. 

Es en este clima de tensión donde interviene la disidencia del príncipe Hamza. Pero los ánimos parecen calmarse en el palacio hachemita y las mediaciones han dado sus frutos. Tras 48 horas bajo arresto domiciliario, Hamza bin Hussein publicó una carta en la que expresaba su apoyo a su hermano el rey Abdalá y pedía que se hiciera lo mismo, basándose en un versículo del Corán. También afirmó que "el interés de la nación está por encima de cualquier otra consideración". 

Las tensiones en el seno de la Familia Real jordana parecen estar disminuyendo, pero ¿qué pasa con las de todo el país? 

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