Opinión

Kosovo, supervivencia política en tiempo de pandemia

photo_camera Kosovo

El enfrentamiento entre Hasim Thaçi y sus primeros ministros se ha cobrado una nueva víctima, sumiendo más aún, si es que eso es posible, a un Kosovo políticamente desgarrado por las luchas intestinas, en una crisis política de incierto futuro. Un cambio radical para Kosovo, era la promesa que hizo Albin Kurti al presentarse a las elecciones que posteriormente ganaría, un cambio que produjese una revolución en el territorio autónomo perteneciente, nominalmente a Serbia. 

Pero la revolución social en Kosovo no ha pasado de ser una mera declaración de intenciones cuando una moción de censura presentada el 25 de marzo por el derechista LDK (Liga Democrática de Kosovo) contra Albin Kurti, Vetevendosje, izquierda, primer ministro desde el adelanto electoral de octubre, provocado por la dimisión en julio de Ramush Haradinaj, reclamado por el TPIY (Tribunal Penal Internacional para Yugoslavia) acusado de crímenes contra la humanidad, también enfrentado con el presidente Thaçi tras la crisis con Turquía por la extradición de 6 ciudadanos turcos reclamados por Ankara acusados de pertenecer a la FETÖ refugiados en Kosovo. Thaçi, líder del PDK (Partido democrático de Kosovo) y presidente de Kosovo, fracasó tras la dimisión de Haradinaj a la hora de nombrar un nuevo primer ministro, por lo que se hubo de recurrir a un adelanto electoral el pasado octubre, del que salió vencedor el partido Vetevendosje. Kurti asumió el cargo de primer ministro en un momento en que las relaciones con sus vecinos Serbia y Bosnia están cada vez más deterioradas debido a la imposición de aranceles del 100% a productos tanto serbios, como bosnios. Además, Kosovo tampoco quiso participar en la cumbre del SEECP (Proceso de Cooperación de los Países del Sureste de Europa) en julio en Bosnia en protesta por el no reconocimiento de Serbia y la presencia de Milorad Dodik, miembro serbio de la presidencia de Bosnia Herzegovina, que no reconoce el estatus de Kosovo, y a quien Hasim Thaçi acusa del deterioro de las relaciones bilaterales entre Pristina y Sarajevo. Las relaciones con Turquía tampoco pasan por su mejor momento, debido al rechazo que genera Ankara en la población kosovar, que recela de la presencia turca en los asuntos internos del territorio, avalada por la excelente relación entre los presidentes Thaçi y Erdogan. 

Kosovo

La nueva crisis política surge a raíz de la tormenta sanitaria provocada por la pandemia ocasionada por el SARS COV 2. A pesar de haber de reaccionado relativamente rápido, el gobierno decretó el 23 de marzo cuarentena para toda la población, Kosovo, en ese momento no se encontraba preparado para afrontar una crisis de esta magnitud, careciendo tanto de medios materiales como humanos, y con el presidente Thaçi reclamando el decreto de estado de emergencia. Este decreto, de emergencia, por el que abogaba también el ministro del interior, Agim Veliu del LDK, y que le costó la destitución, hubiese concedido poderes especiales al presidente Thaçi y capacidad de decisión e intervención en las medidas adoptadas por el ejecutivo liderado por Kurti. El primer ministro defendió ante el parlamento que, a pesar de la gravedad de la situación a nivel mundial causada por la pandemia del SARS COV 2, la situación en Kosovo no era tan grave y para ello se habían decretado medidas parciales a fin de evitar el pánico con medidas extremas, innecesarias y de repercusiones inciertas en la economía kosovar.  Así mismo acusó a su ministro de interior de actuar al margen del gobierno al apoyar las medidas sugeridas por el presidente del gobierno y en este sentido, de querer sembrar el pánico entre la población.  El pulso entre presidente y primer ministro llegó a un punto de inflexión al solicitar este al tribunal constitucional la suspensión de las medidas provisionales decretadas por el gobierno y la declaración de estado de emergencia. Con una tasa de alrededor de 14 contagios diarios, a día 6 de abril, según datos de la Universidad Johns Hopkins, Kosovo presentaba 145 infectados y un fallecido, tres días después, el 9 de abril se habían detectado 184 infecciones en todo el país, entre ellos un número indeterminado de ciudadanos extranjeros, a través de los cuales entró el virus en el país a principios de marzo, por lo que además de las medidas parciales de confinamiento, el gobierno recomendó a los ciudadanos extranjeros en Kosovo que, en un plazo de 24 se pusiesen en contacto con sus embajadas para abandonar el territorio autónomo. La UE hizo un llamamiento el 3 de abril a Belgrado para prestar asistencia a Pristina, en un intento de paliar la incidencia del virus sobre el territorio autónomo, que corre el riesgo de que la emergencia sanitaria se convierta en una crisis humanitaria. Precisamente el pasado día 4 de abril, los ministros de exteriores de Albania, Bosnia Herzegovina, Kosovo, Montenegro, Macedonia del norte y Serbia, elevaron una petición a Bruselas, para que autorizase los envíos de material de primera necesidad a la región, respiradores, equipos de protección individual, mascarillas y guantes, de la misma manera que al comienzo de la crisis, se cursó una autorización para que Noruega, Islandia, Liechtenstein, Suiza, Islas Feroe, Andorra, San Marino y el Vaticano pudiesen disponer de envíos de material de primera necesidad sin el peligro de ver sus envíos retenidos en territorio de la UE de acuerdo a las diferentes leyes nacionales que permiten la incautación de material sanitario y de primera necesidad, aunque el estatus de Kosovo en Europa, imposibilitaría establecer con la UE un acuerdo de este tipo. La población de Kosovo, se ha enfrentado a la pandemia con el sistema sanitario más débil del continente, deficitario en infraestructuras, y recursos, tanto a nivel material como humano. La escasez de material sanitario, llevó en los días previos a la presentación de la moción de censura, a la calle a los ciudadanos de Pristina exigiendo medidas más contundentes al gobierno frente a la crisis sanitaria, reivindicaciones que han servido de escudo a tanto a la oposición como al presidente Thaçi a la hora de reforzar su posición frente al gobierno. De manera que el presidente Thaçi llamó a la desobediencia civil frente a las medidas de contención del llamado Che Guevara kosovar, Albin Kurti, e instó a la gente a salir a la calle y concentrarse para manifestar su enfado con la gestión del gobierno. Según datos de la Universidad Johns Hopkins, a finales de mayo Kosovo presentaba alrededor de 1.000 casos de SARS COV 2 desde el comienzo de la cuarentena, de estos poco más de 200 permanecían activos. La tasa de letalidad de Kosovo a día 20 de mayo era con 29 fallecidos del 2,8%, presentado una incidencia diaria, según el ministerio de sanidad de Kosovo, de 0 a 4 casos diarios en todo el país. Estos datos han propiciado que el territorio autónomo entrase en la segunda fase de las tres en que el gobierno ha dividido el final de las medidas extraordinarias destinadas a enfrentar la pandemia del SARS COV 2. Esta segunda fase termina el 1 de junio, momento en que, si los datos son favorables, se abordará l tercera y última fase, con la reapertura económica total. 

Albin Kurti llega a Pristina en Octubre

La moción de censura presentada por el LDK, que cuenta con 28 escaños en el parlamento de Pristina, fue respaldada por casi las tres cuartas partes de los diputados presentes en la asamblea. Además, contaba con respaldo de EEUU, que ha visto como en estos meses el ejecutivo del Vetëvendosje se ha opuesto a varias de sus propuestas para para distender la situación en la región y llegar a un acuerdo con Serbia. Según una parte del gobierno encabezado por Albin Kurti, la intención de Hasim Thaçi, también muy cercano a EEUU era cerrar la negociación con Serbia apoyado por Washington, a cambio de apoyar el desmantelamiento del TPI (Tribunal penal internacional), organismo no reconocido por EEUU y que reclama desde 2014 a Thaçi por crímenes contra la humanidad cuando era comandante del UÇK. EEUU, ve peligrar todo el trabajo realizado, para aupar al poder a su hombre en los Balcanes, por culpa del tribunal de La Haya. El Consejo de Europa, en el documento 12462 de 7 de enero de 2011 'Inhuman treatment of people and illicit trafficking in human organs in Kosovo' responsabiliza a Thaçi, en tanto líder de la UÇK de reiteradas violaciones del derecho internacional, tráfico de heroína y cocaína, detenciones ilegales, trato vejatorio y asesinato selectivo de prisioneros serbios y tráfico de órganos y personas entre el 98 y el 2000. Una de las acusaciones que pesan sobre el presidente de Kosovo como una losa de mármol, es la responsabilidad de ordenar la masacre de Staro Gracko en 1999, donde 14 habitantes serbios de esta localidad fueron asesinados por el UÇK, con la guerra ya terminada y ante la pasividad de la KFOR. Uno de los primeros actos como presidente en julio de 2016 fue rendir homenaje a los asesinados en Staro Gracko, ante la indignación de la población serbia que sigue considerando a Thaçi el principal responsable de la acción. Thaçi es presidente desde 2016, cuando fue elegido en tercera convocatoria por minoría simple por el parlamento, siendo el primer líder de la UÇK en ser elegido presidente de Kosovo. 

Hashim Thaçi en el memorial Staro Gracko/Gracke

Hasim Thaçi y la oposición, incluyendo a sus antiguos socios en el gobierno del LDK, acusaron a Kurti de no ser un líder razonable y de no tomar las decisiones adecuadas a la situación del país, mientras que el partido serbio en el Parlamento de Pristina, Srpska Lista, se ha mostrado diametralmente opuesto a que Thaçi pudiese asumir poderes extraordinarios que implicasen que el presidente tuviese la potestad de desplegar unidades de las fuerzas de seguridad de Kosovo en Mitrovica norte con el pretexto de proteger a la población, una población la de Mitrovica norte que vería esto como una provocación y un intento de atentar contra los restos de la población serbia en Kosovo. De hecho, Thaçi ya ha intentado maniobrar en este sentido, solicitando al parlamento la movilización de todos las unidades de las fuerzas de seguridad de Kosovo, petición que no ha salió adelante por la necesidad de contar con el apoyo de dos terceras partes de la cámara, para lo cual es necesario el concurso de Srpska Lista. 

Tras prosperar la moción de censura, el Ejecutivo encabezado por Albin Kurti, ha seguido en funciones, tal y como marca le ley, mientras se determinan los pasos a seguir para conformar un nuevo ejecutivo, y en este contexto, el ministro de finanzas presentó un paquete de medidas fiscales y económicas para los dos meses que estimó el gobierno podría durar el parón económico derivado de la pandemia. Este paquete, estimado en unos 180 millones de euros, incluía un aumento del presupuesto para ayudas sociales, jubilaciones ayudas a empresas, sobre todo sector exportaciones y pequeños empresarios, en especial de los sectores farmacéutico y alimentación, tanto agricultores y productores como a vendedores. Igualmente se ha destinado una partida para ayudar a la reconstrucción de poblaciones pequeñas sin recursos.

Las perspectivas para el Gobierno de Albin Kurti, son complicadas, gobernará hasta que Hasim Thaçi, que tiene mandato hasta 2021, encargue gobierno a otro grupo político más afín o el parlamento convoque elecciones, una opción que se antoja descabellada en tiempo de cuarentena. Thaçi, a principios de mayo, había establecido contactos con Isa Mustafa, líder del LDK, para formar un nuevo ejecutivo sin convocar a las urnas y sin contar con el partido del gobierno, Vetevendosje. Este partido, se opone a las maniobras del presidente argumentando la inconstitucionalidad de formar un nuevo ejecutivo sin convocatoria electoral. La solución de Hasim Thaçi, apelar al tribunal constitucional del territorio autónomo, judicializando así la crisis gubernamental más grave desde el final de la guerra. La pregunta que se plantea es ¿con que apoyos cuenta el presidente? Las maniobras de Thaçi han ido encaminadas hacia la conformación de un ejecutivo, presidido por el, sin la presencia de Vetevendosje, el partido del gobierno, y sin convocatoria electoral, pero sin llegar a un acuerdo con el LDK que permitiese un gobierno en coalición. A esta pregunta se suma otra cuestión de particular trascendencia destinada, probablemente a mantener el gobierno hasta el final de la crisis y afrontar con éxito la inevitable convocatoria electoral que se produciría en el mejor de los escenarios previstos, tras estabilizar la situación. La cuestión es, que en un inesperado giro y sin aparentes contrapartidas, Albin Kurti, a finales de febrero, declaró estar dispuesto a revocar las tasas impuestas por su predecesor en el cargo Ramush Haradinaj, a cambio de un alto el fuego con Serbia en política exterior y de que Belgrado, en definitiva, detuviese toda acción exterior destinada a restar legitimidad a Kosovo ante la comunidad internacional. Para Serbia el camino hacia la UE pasa por la normalización de relaciones con Kosovo, por lo que la decisión de revocar las tasas implicaría una desescalada en la tensión entre ambos gobiernos, sin embargo una normalización de las relaciones, a corto plazo parece ciertamente complicado, a pesar de la mediación de EEUU, que tiene sus propios planes para Kosovo, UE, que en momento de crisis siempre responsabiliza a Serbia de Kosovo y Turquía, en una posición similar a la de EEUU, con una agenda propia para Kosovo y muy cercano a Belgrado. El 20 de marzo, ya como presidente interino, revocó parcialmente las polémicas tasas a productos serbios y bosnios, adelantándose a los planes del presidente Thaçi, que como hemos visto tenía sus propios planes con respecto a Serbia. La medida del ejecutivo de Albin Kurti no dejó contento a nadie, Aleksander Vucic, lejos de compartir la medida tomada por el gobierno interino de Kosovo, y de ver un intento de distensión entre ambos países, acusó a su homologo kosovar de intentar boicotear las negociaciones bilaterales serboamericanas, EEUU, calificó de error el levantamiento parcial, dejando claro que su apuesta es Hasim Thaçi, urgiendo a Pristina el levantamiento total de las tasas. El 1 de abril, anunció que se retiraban definitivamente el 100% de las tasa, incluyendo la polémica medida que prohibía la entrada en el territorio autónomo de cualquier mercancía destinada a Kosovo y no a la República de Kosovo, lo que sugiere dos cosas, que es seguro, que la presión de los actores internacionales y la urgencia frente a EEUU han empujado definitivamente al ejecutivo de Albin Kurti a tomar esta medida, y que la ofensiva diplomática, posterior a su revocación parlamentaria, estaba destinada a mostrar tanto hacia los actores internacionales que operan en Kosovo, como a nivel interno, la moderación y estabilidad del gobierno en funciones, incluso propiciando, unilateralmente, los primeros pasos de acercamiento de posturas frente a Serbia. Esta ofensiva le llevó a mantener conversaciones con la canciller federal alemana Angela Merkel, el Alto representante de la UE en política exterior, Josep Borrell, con quien debatió sobre un primer levantamiento parcial de las tasas, el embajador de EEUU en Kosovo y altos representantes europeos, incluyendo al comandante de la KFOR, a quien aseguró la máxima cooperación de las Fuerzas de seguridad de Kosovo, frente a la intención, del presidente Thaçi de desplegar las fuerzas de seguridad kosovares incluso en Mitrovica norte, acción que muy probablemente hubiese elevado la tensión en la zona y provocado enfrentamientos con la minoría serbia, crisis sanitaria de por medio. La penúltima jugada del presidente Thaçi, que no está dispuesto a ceder la iniciativa a su adversario ni a proporcionarle un segundo de aliento, no se hizo esperar, y como reacción a la medida gubernamental, dos días más tarde de anunciar la suspensión de las tasas, Albin Kurti presentó un equipo negociador, tanto al presidente Thaçi como al enviado especial de la UE en Kosovo, para iniciar conversaciones con Serbia. El equipo negociador incluía al presidente de la Asamblea y a un miembro de cada partido con representación en la Asamblea en Pristina. El presidente Thaçi, despachó al equipo negociador, declarando que el Ejecutivo en funciones liderado por Albin Kurti no tiene potestad en política exterior sin consultar previamente al presidente. Y el intento de iniciar un diálogo con Serbia, es por esta razón, inconstitucional. Según el medio Pristina Insight, las atribuciones del primer ministro, aún en funciones, incluyen la política exterior, sobre las que la constitución kosovar, recomienda se determinen de acuerdo con la Asamblea y el presidente, no siendo esta recomendación condición obligatoria para llevar a cabo la acción exterior del gobierno. Es decir, Hasim Thaçi se atribuye funciones que no le corresponden, ya que su papel es meramente de representación, incurriendo, esta vez sí, en un intento de subvertir el poder del primer ministro.  Esta acción supuso una toque de atención por parte de la UE, a quien esta jugada no ha gustado nada. El presidente Thaçi, no reconoce tampoco, el papel mediador del UE en este asunto, porque, como hemos visto, ya tenía su propia agenda, de la mano de EEUU, gobierno que propició a principios de marzo una reunión secreta en Washington con el presidente serbio Vucic. Al respecto del papel de la UE Thaçi no ha dudado en censurar la elección de Miroslav Lajčák, ex ministro de exteriores eslovaco. Eslovaquia es uno de los países miembros de la UE que no reconocen a Kosovo, por lo que Thaçi considera que su designación por parte de Bruselas no responde al papel de neutralidad y mediación que la UE trata de jugar entre Serbia y Kosovo.

Albin Kurti se enfrenta a la inestabilidad de gobernar en funciones sin prácticamente apoyos dentro del país y con un apoyo limitado al dialogo con Serbia por parte de la UE. El Gobierno en funciones, probablemente representa a nivel internacional la gran oportunidad para normalizar relaciones con Serbia y a nivel interno, la única opción política en Kosovo de implementar las medidas sociales necesarias para sacar al territorio adelante y minimizar el impacto del pandemia.  Frente al gobierno, el presidente Hasim Thaçi, con un paradójico aliado, Aleksander Vucic. Y en Bruselas, Francia y Alemania que insisten en el acuerdo de paz por territorios entre Pristina y Belgrado.