Opinión

La autocracia del pensamiento islámico llama a la revolución

photo_camera Atalayar_Revolución islámica

La radicalización religiosa en el mundo musulmán de las últimas décadas y el reciente número de grupos terroristas impulsa a corrientes que piden a gritos la urgente renovación del pensamiento religioso islámico, considerando necesaria una revolución contra la rigidez y la autocracia de este.

Nada fácil será el camino, puesto que voces de la ilustración existían desde hace décadas, pero les han tachado de apóstatas, les han acusado de conspirar con Occidente, y les han asesinado sin más.

En los años 70 y 90, Egipto fue el escenario de estas voces y a la vez de muertes trágicas de personajes que se enfrentaban a discursos rígidos de predicadores de Al Jamaat al -Islamiyya (agrupaciones islamistas), emergentes entonces.

Faraj Fouda (1945-1992) fue uno de los pioneros de la Ilustración en Egipto, escritor controvertido, uno de los pensadores seculares más activos de Egipto y el mundo árabe. Vivió una vida llena de actividad científica e intelectual. De profesión ingeniero agrícola, desempeñó un papel importante en la vida creativa y del pensamiento árabe contemporáneo, dedicó sus escritos a defender la libertad de expresión, además de la libertad de creación cultural y artística.

Siempre creyó que el futuro era para la racionalidad y la ilustración, rechazaba el oscurantismo y la rígida interpretación de los textos religiosos tanto del Corán como de la Sharía islámica.

Escribió una serie de libros y varios artículos en defensa de los principios del estado civil, del laicismo, de los derechos humanos y de la separación de la religión y el Estado.

En su libro ‘Al-Nadhir’, que significa advertencia (1989), abordó el crecimiento de la tendencia islamista y afirmaba lo siguiente: “Negar el secularismo es la ignorancia de la civilización moderna, la descripción de incredulidad al secularismo es un desconociendo del término”.

En este libro dejaba claro que el regreso al islam político es el regreso a una época de derrotas, la creación de un Estado religioso es ignorar los derechos humanos, y que la vuelta del califato significa ignorar la historia.

Su coraje y valentía en debatir el pensamiento rígido de los grupos islamistas y de los clérigos del Frente de Académicos de Al-Azhar (Agrupación de clérigos que estudiaron de Al-Azhar Universidad de teología islámica ) provocaba la ira de estos, y se unieron para lanzar grandes ataques contra su persona tachándole de incrédulo y apóstata, lo que culminó con el fatal desenlace del 8 de junio de 1992, mientras salía de su despacho de la Asociación Egipcia de la Ilustración que presidia acompañado de a su hijo y un amigo, dos personas montadas en una moto le dispararon unos tiros mortales.

Durante largas discusiones mantenidas por el tribunal para investigar este crimen, se interrogó a varios pensadores y personalidades del Frente de Académicos Al-Azhar, entre ellos Muhammad al-Shaarawi, y Muhammad al-Ghazali, este último acudió voluntariamente a testificar, una de las preguntas que el tribunal le hizo entre otras: ¿Cuál es el fallo legal sobre un apóstata? Al-Ghazali respondía enfocando las generalidades sobre las disposiciones de la Sharía y afirmó -un apóstata que insta a la gente a abandonar el islam es como un germen que esparce sus toxinas en la sociedad, por lo que la autoridad lo debe matar, la sangre de un apóstata está permitida, y añade, en todo caso hay que juzgar a los acusados, pero no por asesinato, sino por qué actuaron encima de la justicia (se tomaron la justicia por sus manos).

Esta opinión era compartida por un amplio espectro de grupos salafistas y de Jamaat al -Islamiyya; de hecho, cinco días antes del asesinato de Fuda en un simposio organizado por el Frente de Académicos de Al-Azhar, varios predicadores e imanes islamistas, entre ellos el mismo Al-Ghazali, firman una declaración en la que acuerdan la expiación de Faraj Fouda, además piden al Comité de Asuntos de Partidos de Egipto que no apruebe el establecimiento de su (Futuro) partido político (Fuda pretendía competir de manera democrática para impulsar un Estado secular en su país, estaba a la espera de la resolución).

Las investigaciones revelaron que el asesinato de Fouda se basó en una fatwa del Mufti de la Organización Jihad y el Grupo Islámico, Dr. Omar Abdel-Rahman.

Han pasado 29 años desde entonces y se sigue privando de la vida a muchas personas en base de fatwas de clérigos, es más, con el aumento de Jamaat al -Islamiyya, y de organizaciones terroristas como Al-Qeda y Daesh, se ha multiplicado las matanzas en puntos calientes de tensión como Irak, Siria, Afganistán, Yemen, etc. y de ahí la muerte y la destrucción en nombre de dios ha trascendido fuera de las fronteras llegando a Europa, Estados Unidos y otros. Cito a las matanzas de los atentados del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemela de Nueva York que causaron la muerte de 2.996 personas y más de 25.000 heridos. Los atentados del 11 de marzo de 2004 en España en el que fallecieron 193 personas y alrededor de 2.000 resultaron heridas etc.

Los yihadistas no han emergido así de la noche a la mañana, sino llevan tiempo cementando una ideología nefasta y creando estrategias basadas en aniquilar al otro. Y sin lugar a duda el pensamiento de estos no es inspirado del Corán, libro sagrado del islam, sino en la interpretación de clérigos que pertenece a diferentes escuelas del pensamiento islámico, la Hanbali por ejemplo, es la mas rígida.

Daesh y Al-Qaeda parten de que nada es movible en la interpretación que hacen sus teólogos de referencia a los textos religiosos, porque no se trata de una posición cognitiva que pueda ser corregida, o al menos discutida, sino tienen una firme creencia de que ellos son delegados desde el cielo para proteger esos textos tal como son y, quien les contradice, debe ser eliminado. Son incapaces de debatir ideas con argumentos y lógica, prefieren asesinar mediante terrorismo y destrucción porque temen que salga a la luz la fragilidad de sus argumentos, así asesinaron a Fuda y antes a Anuar Sadat, presidente de Egipto (1981), y otros muchos más.

Conclusión

Actualmente en las sociedades musulmanas crece la conciencia de que algo falla en la religión, muchos se preguntan, ¿por qué nos estamos quedando atrás en el progreso? La respuesta a esta pregunta tardará en llegar, porque la mente musulmana está sumergida en contradicciones que le hace oscilar entre la herencia y la modernidad, la interpretación de una fuente y otra, entre el secularismo del Estado, o Estado religioso etc.

No es fácil desmontar constantes cognitivas arraigadas en poco tiempo, para ello hace falta una movilidad intelectual y cultural que incentive a las personas a ser cómplices de construir un pensamiento crítico capaz de abrirse camino hacia un futuro. El mejor aliado para la corriente de la ilustración reside en las sociedades, cuanto más cultas sean, más posibilidades tendrán de atreverse a liberar de un pensamiento convencional y arcaico.

Incidir en un proceso de cambios no conlleva romper con el islam como religión, sino con cierta visión del islam, visión que interesa a grupos religiosos rígidos a mantener para seguir manipulando a los musulmanes y desvincularles del progreso, en nombre de dios.