Opinión

La Casa Blanca entra en la ecuación magrebí

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Esta semana están teniendo lugar dos reuniones cruciales para la seguridad y estabilidad en el norte de África, que conciernen a las relaciones de Estados Unidos con Marruecos y Argelia. 
El secretario de Estado Mike Pompeo viajará el miércoles 4 de diciembre en visita oficial a Marruecos donde se entrevistará con el rey Mohamed VI, una vez terminada la cumbre de la OTAN en Londres, a la que acompañará al presidente Donald Trump. Es la primera vez que Pompeo visita un país africano. De hecho, es el responsable de mayor rango que viajará a Marruecos desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump. 
Tras anunciar la visita de Pompeo a Rabat, el Departamento de Estado ha señalado que “Marruecos es un socio esencial en todas las áreas, un líder en el continente africano, un interlocutor importante para el proceso de paz en Oriente Medio y fuente de estabilidad en el Mediterráneo, donde juega un papel importante en la promoción de la tolerancia”. 
La Casa Blanca ha dado a conocer, por otra parte, que Marruecos acogerá en febrero próximo el grupo de trabajo sobre el proceso de Varsovia relativo a la lucha contra el terrorismo. En este terreno precisamente, el Departamento de Estado subraya que “las relaciones entre Washington y Rabat han alcanzado un alto nivel de ensamblamiento estratégico, con los ejercicios de entrenamiento multilaterales que realiza el AFRICOM (Mando militar estadounidense para África)” en sus costas y en tierra firme. “Estoy impaciente por pasar revista al partenariado entre nuestros dos países en materia económica, de seguridad y discutir futuros espacios de cooperación”, declaró a propósito Mike  Pompeo. 
Paralelamente a este viaje del secretario de Estado a Marruecos, Washington se ha mostrado también dispuesto a reforzar las relaciones con Argelia, en particular en el área militar. El general mayor Mohamed Bachar, miembro del Estado Mayor argelino y jefe de uno de sus Departamentos operativos, ha viajado a Washington enviado por el jefe del Ejército, el general Gaid Salah. Mohamed Bachar se ha entrevistado en el Pentágono con el subsecretario adjunto de la Defensa, James Anderson, en el marco del diálogo militar entre ambos países. Un viaje que se produce además a pocos días de que se realicen en Argelia las primeras Elecciones presidenciales tras el derrocamiento de Abdelaziz Buteflika. Según el portal “Maghreb Intelligence”, el general Gaid Salah quiere tranquilizar al aliado norteamericano de que la “hoja de ruta” diseñada por el Estado Mayor es la que mejor garantiza la estabilidad política en Argelia y la única capaz de evitar el síndrome libio. “Maghreb Intelligence” dice saber que los oficiales estadounidenses han escuchado atentamente al general argelino Bachar al que han manifestado su apoyo para preservar “la paz y la estabilidad” en una región que Washington califica de estratégica.
Este triángulo estratégico parece, por primera vez, hacerse sin la recurrente rivalidad entre los dos países del Magreb, Marruecos y Argelia. Rabat, no sólo se ha distanciado abiertamente de la posición adoptada por el Parlamento europeo de crítica a “las carencias democráticas” de Argelia en una declaración que Argel considera “de manifiesta injerencia”, sino que ha repetido que “los asuntos internos de Argelia deben ser resueltos por los propios argelinos”.  Una actitud que no ha pasado desapercibida en Argel, que ha permitido que en la recepción ofrecida por el nuevo Embajador argelino en España, Tufik Milud, cobrase protagonismo simbólico la foto del nuevo representante diplomático con la Embajadora del Reino de Marruecos en Madrid, Karima Benyaich, hecha en la residencia argelina. 
El vecino marroquí está presente también en la campaña electoral argelina. Hay dos candidatos principales, y ambos han tomado posición sobre “el problema de fronteras” entre Marruecos y Argelia. Mientras que el ex primer ministro Abdelmayid Tabbun insiste en que “si Marruecos pide excusas (por haber humillado a Argelia, a cuyos servicios secretos acusó de estar implicados en el atentado del Atlas Hasni en 1996), no habrá ningún problema y retomaremos las relaciones”; mientras que el candidato Ali Benfliss ha dejado claro que “una de sus prioridades será el restablecimiento de relaciones con Marruecos y la solución del conflicto del Sahara Occidental en buena armonía con Rabat”.