La conservación de la memoria cultural por parte de las comunidades construye sociedades descentralizadas
Las comunidades locales que comparten y preservan su patrimonio cultural construyen administraciones públicas descentralizadas y el desarrollo sostenible de una sociedad. ¿Qué cadena de acontecimientos permite contar historias del pasado en entornos comunitarios locales que llevan a los participantes a planificar su futuro y crear proyectos de desarrollo en colaboración con el Gobierno, la sociedad civil y las empresas?
En primer lugar, hay que considerar el proceso general de desarrollo sostenible que conduce al crecimiento de los sistemas de gestión descentralizados. ¿Dónde encuentran las iniciativas de patrimonio cultural de las propias comunidades su lugar fundamental en ello?
En el campo del desarrollo internacional desde la Segunda Guerra Mundial, entre las lecciones más vitales aprendidas de los éxitos (y de la falta de ellos) está la de que la participación de los beneficiarios en todas las fases del proyecto -desde el diseño hasta la evaluación- es clave para lograr resultados duraderos. El control comunitario y la gestión por la población local de su propio cambio son esenciales para que perduren los beneficios del crecimiento del desarrollo. Ciertamente, la financiación para que siquiera se produzca la ejecución resulta a menudo de igual importancia, como demuestran las evaluaciones de proyectos públicos y privados de todo el mundo. Sin embargo, para que los beneficios sean duraderos, es fundamental que las personas den prioridad y persigan el desarrollo que buscan.
Un segundo elemento vital es que una estructura descentralizada surja adecuadamente de los innumerables actos de determinación colectiva por parte de las comunidades de los proyectos que más necesitan y desean, como demuestran las recientes generaciones de prácticas de desarrollo mundial. Además, hay que conseguir socios que garanticen los recursos -humanos, materiales y financieros- para llevar a cabo dichos proyectos. La descentralización, aunque requiere políticas, orientación y contribución nacionales, no puede seguir siendo un asunto de arriba abajo, lo que sería antitético y derrotista para un fin descentralizado. Al fin y al cabo, la descentralización es una construcción compuesta principalmente por asociaciones subnacionales e intersectoriales que conducen a proyectos comunitarios que satisfacen los objetivos críticos de la gente. Por definición, la descentralización debe construirse creando la realidad que pretende, forjada de abajo arriba.
El tiempo y la experiencia también han revelado un tercer componente importante que promueve la participación de las personas en la creación de sociedades sostenibles. A menudo, cuando aparecen personas de todos los orígenes que podrían contribuir a la identificación de proyectos y planes de acción locales, dudan de sí mismas, están limitadas por controles sociales interiorizados o no han tenido la oportunidad y el espacio para considerar a fondo una visión de futuro. Esta condición impide que la gente aproveche la oportunidad de la participación pública en los movimientos de desarrollo. En otras palabras, aunque seamos libres de expresar y perseguir nuestros objetivos personales y colectivos, nuestras inhibiciones nos impiden avanzar y expresar lo que sentimos sinceramente. La lección es que el empoderamiento de las personas es necesario como precursor de una planificación del desarrollo inclusiva para garantizar que los grupos que experimentan especialmente niveles desproporcionados de marginación tengan un sentido claro de lo que más desean con la confianza necesaria para transmitir sus objetivos en entornos públicos.
Hay una serie de componentes necesarios dentro de una experiencia de empoderamiento. Por ejemplo, la Fundación Alto Atlas de Marruecos cataliza el crecimiento del empoderamiento de las personas con un taller intensivo de cuatro días llamado Imagine, en el que los participantes se centran en áreas fundamentales de la vida como las relaciones sociales y las emociones, las actitudes hacia el trabajo y el dinero, y las propias percepciones de los participantes sobre sus cuerpos, sexualidad y espiritualidad. La contemplación personal profunda y sincera de estas áreas, realizada en entornos colectivos, supone un profundo avance hacia la construcción de cualidades de empoderamiento, que incluyen la reflexión crítica y la toma de decisiones, un sentido definido del propósito y la fuerza interior para trabajar a través de los retos y los miedos.
Es en esta fase temprana de empoderamiento donde la exploración cultural y de la identidad es necesaria y puede introducirse. Es importante destacar que el descubrimiento del patrimonio cultural conecta directamente con estas áreas temáticas centrales implicadas en el empoderamiento. A medida que las personas reflexionan sobre su identidad y comparten relatos sobre quiénes son y cómo se relaciona su grupo social con otros grupos identitarios a lo largo del tiempo, aumenta la comprensión de las fuerzas históricas que han forjado las relaciones internas y externas entre los grupos sociales, a nivel micro y macro.
La exploración cultural como factor de empoderamiento podría ayudarnos a comprender las opciones laborales que las personas sienten que tienen y las oportunidades que pueden existir o podrían cultivarse. El diálogo sobre la identidad nos ayuda a comprender el poder sutil y manifiesto de los roles y el estatus de género. Debatir y mejorar los conocimientos sobre los grupos étnicos y religiosos, la interacción entre ellos y lo que eso significa en nuestras vidas hoy en día es una parte importante de la capacitación y ayuda a las personas a tomar decisiones que tengan en cuenta el conjunto y las partes integradas de la sociedad. Cuando las sesiones de empoderamiento conducen a la planificación comunitaria, el establecimiento de asociaciones, la creación de proyectos y la evaluación de todo el proceso, la descentralización puede tomar forma al haberse construido sobre estas etapas previas, incluido el descubrimiento cultural.
Un reto bien conocido en Marruecos y en todo el mundo es que estos procesos permanecen dentro de una localidad y no se unen a otros movimientos similares. Los casos de éxito de estos difíciles movimientos integran la cultura en el desarrollo sostenible, lo que es de esperar que conduzca a la descentralización. Cuando este tipo de iniciativas locales no se unifican o integran con otras similares en la misma región y nación, se impide la evolución de las estructuras sociales, incluida la descentralización. Además, como también vemos en la experiencia marroquí, que incluye actos sobre el patrimonio cultural y la narración de historias, el seguimiento de estos diálogos locales con sesiones continuas de análisis de las necesidades de la comunidad, diseño de proyectos y desarrollo de capacidades es una labor importante para los participantes, por supuesto, pero también para los socios. Un gran compromiso de energía, tiempo y recursos con una búsqueda persistente y eficaz nos recompensa con una prosperidad y una paz sostenibles.
La vinculación de la preservación cultural, la capacitación, el desarrollo sostenible y la descentralización es esencial para que todos sus resultados individuales sean duraderos y tengan el mejor impacto. En última instancia, la exploración honesta de nuestras raíces como colectivos de personas que se dan cuenta de su diversidad, solidaridad, diferencias y pasado y futuro compartidos, refuerza nuestra capacidad para cumplir nuestros objetivos más elevados, incluida la aparición de una sociedad que se proponga maximizar el poder de las personas para actuar continuamente de forma conjunta y satisfacer sus necesidades.
El Dr. Yossef Ben-Meir es presidente de la Fundación del Alto Atlas en Marruecos y profesor visitante de la Universidad de Virginia.
Este artículo se ha realizado con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), y la Fundación del Alto Atlas es la única responsable de su contenido, que no refleja necesariamente las opiniones de la USAID o del Gobierno de los Estados Unidos.