La COVID-19 sigue creciendo

Fábrica de carne

Terminó la alarma y el confinamiento sigue en la memoria de todos como si se tratase de una pesadilla, pero todavía es muy pronto para cantar victoria. En Europa está controlado en buena medida y hemos empezado a recuperar la normalidad perdida, pero en el resto del mundo la pandemia sigue creciendo. En los últimos ocho días de la COVID-19 se detectó la friolera de un millón de casos y ya se ha cobrado medio millón de muertes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no deja de alentar del peligro de su virulencia y capacidad de contagio. En Alemania ha surgido un nuevo foco en unos mataderos que afectó a 360.000 personas. Y lo mismo está ocurriendo en otros países como Francia, Italia o España mismo, con focos en Huesca o Lérida que obligan a mantener el estado de alarma en la fase dos.

Ahora mismo el virus se extiende de forma más agresiva por el Sureste asiático, África y sobre todo en América. Estados Unidos encabeza el número de muertos, más de 150.000. En Latinoamérica también está aumentando en todos los países, empezando por Brasil, con más de cincuenta mil víctimas. Todos los países, lo mismo que ocurrió en Europa, carecen de medios sanitarios para hacer frente a la pandemia.

Las medidas de confinamiento y control estricto de las aglomeraciones de personas se confirman que son lo mejor para evitar los contagios y que se vayan multiplicando. No deja de ser curioso, además de lamentable y lógico, que sean los países donde sus gobiernos hicieron oídos sordos a las advertencias de la OMS los que están siendo más afectados.

Ocurrió con Estados Unidos, y el desprecio de Donald Trump a las advertencias, donde los resultados han sido más dramáticos. Sigue Brasil, donde el presidente Jair Bolsonaro poco menos que se mofó diciendo a la gente que no se preocupase que sólo se trata de una “gripinha” (gripita). La “gripinha” sigue en expansión, el ministro de sanidad ha dimitido, se calcula que habrá cerca del millón de contagiados y la cifra de muertos es de más de 50.000. Algo parecido ocurrió en México, donde el presidente, Andrés Manuel López, recomendaba a la gente abrazarse, no alejarse.

En Europa también ocurrió algo similar, el desequilibrado premier Boris Jonhson desdeñó la realidad de la pandemia hasta que él cayó enfermo, para su suerte leve. Ahora es el país europeo con mayor cifra de muertos: 42.700, más que en Italia, España y Francia. Un caso aparte es Suecia, país moderno y desarrollado que fue puesto por algunos comentaristas como el único en que su Gobierno se negó a establecer normas de confinamiento. Ahora es el segundo país europeo después de Luxemburgo en el que se contabilizan más muertos en función de su población.

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato