Opinión

La energía nuclear iraní: el Gobierno de Raisi se enfrenta a tres opciones

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Nada nuevo ha sucedido en el país desde la instalación del Gobierno de Ebrahim Raissi, que lleva poco más de 80 días al frente del ejecutivo. La inflación ha superado el 45%. La inflación alimentaria ha alcanzado el 66,7%, según la agencia de noticias ISNA.

La población iraní no tiene una visión clara del futuro. La fuga de capitales -citando un informe del Banco Central, el presidente de la Cámara de Comercio de Teherán dijo que 98.400 millones de dólares habían huido del país entre 2011 y 2017- y la fuga de élites continúa y muestra que las clases medias no tienen esperanza en el futuro del país. Y el gobierno sigue enfrentándose a una crisis de legitimidad.

El gobierno sin estrategia

En la actualidad, parece claro que el régimen iraní es incapaz de llevar a cabo un cambio económico. Los Guardias Revolucionarios han cerrado miles de fábricas y negocios para importar productos de China y otros lugares para obtener beneficios. La Guardia Revolucionaria, que se lleva la mayor parte de la economía iraní, ha creado prácticamente un ejército de desempleados y hambrientos. La malversación de fondos institucionales y la gangrena de la corrupción han devorado y paralizado la economía. Las dos revueltas de enero de 2018 y noviembre de 2019, provocadas por la inflación y la pobreza, han hecho temblar los cimientos del poder.

En esta situación explosiva, aún no está claro qué estrategia tiene el gobierno para las negociaciones sobre el expediente nuclear, el JCPOA. Parece que las condiciones son cada vez más difíciles para Irán. A pesar de la explosiva situación, no surge ninguna estrategia gubernamental para las negociaciones.

"La convergencia de opiniones entre Europa y Estados Unidos en las conversaciones nucleares nunca ha sido tan fuerte. Algunos países occidentales siguen utilizando las mismas ilusiones de máxima presión para obtener concesiones, especialmente Francia", escribe el diario Siyasat-e Rouz. En este contexto, en los últimos días el Ministerio de Asuntos Exteriores francés ha pedido a Irán que deje de violar el acuerdo, sin mencionar las reiteradas violaciones de Occidente.

Algunos círculos de poder -el CGRI (Cuerpo de la Guardia Revolucionaria) y Saadullah Zarei, director del Centro Intelectual de la Fuerza Quds (unidad de ultramar del CGRI)- creen que los cambios en la frontera noroeste con Azerbaiyán, así como la toma de posesión de los talibanes, ofrecen la posibilidad de ejercer más presión sobre Teherán.

Según un analista cercano al régimen iraní, la convergencia de opiniones entre Europa y Estados Unidos en las conversaciones nucleares nunca ha sido tan fuerte. El primer ministro israelí, Naftali Bennett, se reunirá en breve con el presidente ruso, Vladimir Putin, para quizá persuadirle de que presione a Irán. Probablemente querrán llevar el asunto al Consejo de Seguridad.

Tres opciones posibles

Otro analista iraní, que habló bajo condición de anonimato, dijo que hoy el país "se enfrenta a un enemigo extranjero y a graves amenazas internas". Si el ejército de hambrientos y desempleados se pone en marcha, su intensidad será mucho más violenta que en 2019. La gente está en la niebla", dice un ingeniero que trabaja en Teherán. La situación del país es como un edificio cuyos cimientos se desmoronan.

La confusión parece haberse apoderado del gobierno iraní, pero en cualquier caso hay tres opciones de negociación.

Convencido de la ausencia de una respuesta europea firme, como la adopción de una resolución por parte de la Junta de Gobernadores del OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica), el régimen iraní quiere forzar a Europa a aceptar la vuelta al acuerdo de 2015 mediante una "diplomacia disuasoria". Un acuerdo que permitió al régimen iraní tanto vender petróleo como recuperar el dinero bloqueado, y que dio rienda suelta a su injerencia regional y al desarrollo de un programa de misiles de largo alcance.

La segunda opción podría ser ganar tiempo para obtener el uranio enriquecido necesario para fabricar una bomba atómica con el fin de obtener concesiones de los europeos. Sin embargo, la información obtenida muestra que, dado el sabotaje en las instalaciones de Natanz y la eliminación de Mohsen Fakhrizadeh, el padre del programa nuclear iraní, no será posible adquirir una bomba atómica durante mucho tiempo. Para ganar tiempo, hay que chantajear a Europa.

Y la tercera opción, cada vez más probable, es que, según un antiguo funcionario de investigación estratégica bajo la presidencia de Jatamí, el colapso económico y las consiguientes presiones aplastantes, así como el temor a un nuevo levantamiento, lleven a Jamenei a concluir que no hay otro camino que aceptar las exigencias de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania. Como la capitulación ante la resolución 598 de la ONU durante la guerra entre Irán e Irak, o la liberación por parte de Jomeini de los rehenes estadounidenses bajo presión internacional.

Hamid Enayat, escritor iraní residente en París