Opinión

La Guerra del Polisario: Enésimo capítulo

photo_camera Atalayar_Frente Polisario

Cuando llevamos más de dos meses desde que el Polisario le declarase la guerra a Marruecos por una presunta violación del alto al fuego, a raíz de los sucesos de sobra conocidos por todos de la zona fronteriza del Guerguerat, algunas situaciones no dejan de sorprendernos, por lo impostado e inverosímil de las mismas.

Como resultado de ello, en los días precedentes se escenificó un episodio más de este sainete cuando, de acuerdo con el comunicado del Polisario, “el ejército saharaui lanzó cuatro misiles contra la brecha ilegal de Guerguerat y sus alrededores”. Si bien en el mismo comunicado calificaron el ataque de ofensiva contundente, en otro comunicado, las Fuerzas Armadas de Marruecos catalogaron el ataque contra el paso fronterizo como “hostigamiento sin incidencia”, y declararon que la situación en Guerguerat es tranquila y el tráfico por carretera “no está en absoluto perturbado”, no entrando en mayores provocaciones. Sin duda se trataba de otro intento por parte del Polisario de convertir una refriega sin incidencia en algo absolutamente desproporcionado, con la pretensión de llevar este sinsentido bélico a una nueva etapa, con la correspondiente y habitual dosis de propaganda a nivel internacional.

La realidad es que, analizando geográficamente la zona, resulta casi imposible otorgar cualquier tipo de credibilidad a esta supuesta “ofensiva”, quedando reducida a otra leve escaramuza más, lo cual tiene una explicación: La población de Inal (Mauritania) se encuentra a poco más de 30 kilómetros al sur de Tichla, que actualmente posee guarnición marroquí. Inal fue asimismo un antiguo campamento francés de la línea de ferrocarril que transcurre paralelo a la frontera, en la ruta mauritana que transcurre desde los yacimientos de hierro de Zouerate hasta Nouadhibou, cerca de 200 kilómetros al este del paso del Guerguerat.

Entre ambas localidades, se encuentra también el punto donde el muro de separación cambia de dirección y enfila hacia el oeste, acompañando también casi en paralelo a la mencionada frontera. La evidencia es que, a partir de este punto, el espacio entre el muro y la línea fronteriza con Mauritania es muy estrecho, por lo que apenas hay espacio para moverse con agilidad y planear ataques sin franquear la frontera mauritana, lo cual presentaría un problema mucho más grave por las implicaciones obvias que conllevaría.

En algunos puntos del recorrido que estamos detallando, la distancia entre el muro construido por Marruecos y la frontera mauritana es tan pequeño, que la distancia llega a rondar los 500 metros. Por ello se puede considerar descabellado, si no imposible, una ofensiva continuada en condiciones óptimas sin que acarree consecuencias imprevisibles para los atacantes, teniendo en cuenta además que Guerguerat está casi a 300 kilómetros de Duguey, la última posición del Polisario.

Atalayar_Mapa Guerguerat Frontera MauritaniaEn definitiva, desde un punto de vista táctico, no hay apenas espacio para moverse a lo largo de una manga estrecha de tierra de 200 kilómetros, y finalizar el trayecto en un ataque efectivo que culmine con éxito, sin los riesgos antes mencionados. Por todo ello es inconcebible en las actuales circunstancias un ataque sin además comprometer a Mauritania. Esta es la razón por la que debemos darle escasa o nula credibilidad a esta nueva campaña de propaganda bélica que desde el Polisario lleva ya unos días en marcha.

Dicha campaña tiene otro punto de apoyo que se remonta unos días más atrás. Y es que, durante la reunión de la Secretaría General del Frente Polisario del pasado 11 de enero, se acordó decretar un toque de queda en los campamentos de Tinduf que aún perdura. Desde la creación del Fórum Canario Saharaui, hace más de una década, son muchas las publicaciones en las que hemos hecho referencia a la cuestión de la libre circulación de personas en los campamentos de Tinduf, criticando vehementemente las restricciones a las mismas. Ahora que por fin hay un motivo que las justifique, que no es otro que la pandemia provocada por el Covid-19, nos encontramos que el Polisario cierra a cal y canto los campamentos, no por este más que comprensible motivo, sino para servir a la causa bélica que el Polisario se empeña en trasmitir de puertas hacia fuera. Sin duda, la conclusión es que dicho cierre tiene como objetivo apoyar la campaña de propaganda sobre la guerra que el Polisario afirma librar contra Marruecos. Un perjuicio más hacia una población que vive con alarma y preocupación las consecuencias humanitarias del exilio.

Prueba de lo anteriormente expuesto, ha sido ver como el Polisario daba buena cuenta de dicha propaganda a través de sus medios, en un comunicado emitido por el Ministerio de Información de la RASD. Unas advertencias divulgadas vía “llamamiento urgente a raíz del ataque pronosticado en Guerguerat”, a todos los países del mundo e intereses públicos y privados para que “se abstengan de realizar cualquier actividad de cualquier tipo en el Sáhara Occidental, que conoce una situación de guerra abierta”.

Por último, esta situación se complementa con las maniobras militares realizadas por Argelia en la frontera con Marruecos, con el pretexto de probar la preparación de sus unidades destacadas al sur de Tinduf, así como distintos materiales armamentísticos. Esto, unido a lo anterior, ha elevado más si cabe las ínfulas beligerantes de los componentes del Frente Polisario. En espera de nuevos acontecimientos por las partes implicadas y los distintos actores internacionales que de alguna manera participan de este contencioso, falta por ver si desde Naciones Unidas y su Secretaria General se da algún paso firme para rebajar la tensión en la zona. Más allá de palabras vacuas y una pusilánime inacción hacia la parte beligerante.

La única realidad es que, a día de hoy, la situación es de absoluta normalidad en el paso de Guerguerat que une la frontera mauritana con la oficina de la aduana marroquí, según expresaron fuentes mauritanas presentes en la zona a la agencia EFE. “El tráfico rodado continúa prácticamente con la misma frecuencia de antes de los bombardeos”, indicaron desde la aduana mauritana.

Poco más se puede añadir. En este enésimo episodio de guerra virtual, llevamos ya más de dos meses de presuntos bombardeos sin videos, sin víctimas y sin credibilidad alguna, dentro de esta lamentable estrategia propagandística ausente de veracidad a la que se ha entregado el Polisario. Tan solo, como siempre, ruido y fuegos artificiales en sus medios afines, sus redes sociales, y sus acólitos militantes. Donde en esto último, como siempre, ocupa un lugar preeminente España.