La hora del reencuentro

atalayar_pedro sanchez_mohammed VI

Es la hora del reencuentro entre los gobiernos de España y de Marruecos. No importa quién de el primer paso, quien descuelgue el teléfono, quien asuma que tras la tempestad viene la calma y es imprescindible arreglar todos los desperfectos de una nave, de unas relaciones que deben navegar con un rumbo beneficioso para ambas partes, aunque de vez en cuando las aguas sean algo turbulentas. Hay puentes más que suficientes sobre las olas encrespadas para iniciar un proceso de reconciliación y de reencuentro que precisan los ciudadanos de los dos países y que exigen los trascendentes intereses entre ambas partes tejidos y consolidados con trabajo y esfuerzo durante muchos años. 

Es hora de realizar un profundo examen de lo que ha ocurrido, por qué ha ocurrido, las consecuencias sufridas y las que acarrearía no solucionar los problemas lo antes posible y los enormes beneficios que ha demostrado durante estos años una buena relación entre los dos países vecinos.  Hay muchas incógnitas que despejar, hay que demostrar voluntad política de dejar al margen los intereses personales, partidistas y electoralistas y trabajar por los intereses de Estado, algo que deben hacer tanto el Ejecutivo español como el marroquí.

La cuestión básica es la pretensión de Rabat de que Madrid prmanezca neutral o reconozca la soberanía marroquí del Sáhara como han hecho Estados Unidos y otros países. La situación creada por el coronavirus tanto en Argelia como en Marruecos impulsa la necesidad de acuerdo entre los dos países para abrir las fronteras, acabar con un conflicto que dura 45 años y permitir a miles de saharauis que malviven en condiciones infrahumanas en los campamentos de Tinduf aspirar a una nueva vida mejor y a la reagrupación con sus familias en el Sáhara. 

La amenaza de los grupos terroristas del Sahel constituye un elemento muy preocupante para la vida de los saharauis y para la estabilidad de la región, los gobiernos de Argelia y de Marruecos deben llegar a un acuerdo, implicando al Frente Polisario y otras organizaciones que también representan intereses saharauis para mejorar la vida de todos sin condicionarlo a una organización u otra.

España debe valorar adecuadamente todos los elementos de la ecuación, evitar que una excesiva ideologización de cada uno influya en un futuro mucho mejor para todos. 

La ONU es el canal donde deben confluir todos los esfuerzos para alcanzar, como dicen sus últimas resoluciones: una solución justa, política duradera y mutuamente aceptable que permitirá la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental…

Ese es el desafío que tiene que afrontar el Gobierno español: decidir la posición sobre el Sahara y la propuesta marroquí de una amplia autonomía bajo su soberanía. Entre medias, los agravios cometidos por unos y otros por la acogida en España del líder Polisario, Brahim Ghali, en condiciones irregulares y por razones humanitarias y sin comunicarlo a su socio privilegiado marroquí; el error de permitir la llegada de miles de jóvenes para cruzar la frontera con Ceuta y todos los reproches sobre el papel que juega cada uno, con la Unión Europea implicada, en el control de la inmigración irregular, así como abrir las fronteras con Ceuta y Melilla, y concordar las aguas territoriales entre ambos países vecinos,  tendrán que ser comentados, analizados sin tapujos y totalmente aclarados entre españoles y marroquíes para recuperar la confianza, que es lo más relevante que se ha perdido en esta crisis que nunca debió producirse. 

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