La insoportable levedad de la ONU con el coronavirus

António Guterres

A doce de marzo de 2020, con la pandemia confirmada por uno de sus múltiples organismos, con los gobiernos de todo el planeta disponiendo medidas como pollos sin cabeza, ¿a qué esperan las Naciones Unidas para convocar una reunión de todos los países? Si para algo es útil esa organización supranacional es para coordinar acciones, aunque en las últimas décadas se haya empleado más en cultivar el buenismo progresista y en provocar polémicas con sus relatores siempre proclives a estar del lado de los supuestos necesitados. Hoy, con la enfermedad campando a sus anchas por el mundo, la ONU debe coger las riendas de la situación no para decidir, sino para armonizar, o al menos para que durante tres días los jefes de Gobierno de los casi doscientos países se pongan de acuerdo en alguna medida para combatir esta terrible situación mundial.

Las dudas sobre el daño que este COVID-19 puede provocar son ya agua pasada. Éste mismo articulista ha cuestionado que fueran necesarias muchas de las medidas que se han ido poniendo en marcha desde hace dos meses y medio. Pero esa fase de discernir si el coronavirus es o no tan peligroso como nos quieren hacer creer está ya superada, porque ahora el peligro real para la Humanidad no es el virus, sino las consecuencias que está provocando, el daño a la economía que está causando y a la vida de los ciudadanos. Esas consecuencias podemos estar pagándolas durante años, aunque al microbio ya no lo veamos por ninguna parte. 

Por eso debemos todos coincidir en que el reto de la especie humana en este momento es contener el avance de la enfermedad, sea ésta más mortífera o menos. Y para eso es urgente, conveniente e imperativo que los países se articulen dentro de la globalización que tanto se ha defendido, que ahora precisamente debe mostrar sus ventajas y beneficios. La Unión Europea no ha tomado decisiones comunes para el combate al coronavirus hasta hoy, y mucho menos para combatir sus efectos sobre la economía, sobre el empleo, sobre la actividad empresarial que es el motor del mundo. 

La restricción de los viajes a Estados Unidos desde los países que forman el espacio Schengen no tiene precedentes en periodo de paz. Tímidamente se habían adoptado en Europa restricciones similares, como la anulación de los vuelos de Italia a España que anunció Moncloa hace cuarenta y ocho horas. Los norteamericanos están aprendiendo de los errores que ha cometido el Viejo Continente, pero Europa no aprendió de los aciertos de China, ahora demostrados. La UE no restringió los vuelos procedentes de China, algo que Trump hizo ya el 31 de enero. Un mes de inactividad, como se presume que pueda ocurrir en breve y como ya está ocurriendo en una Italia desolada y vacía, puede hundir los sistemas productivos de los cinco continentes, y usted podrá valorar si eso es o no digno de que haya una asamblea extraordinaria de Naciones Unidas para el contraste de datos y medidas. 

La OMS es la principal responsable de lo que está ocurriendo. Ayer mismo criticaba “la inacción” de los gobiernos, un vaivén más de su discurso irresponsable en el que unos días ha pedido tranquilidad por el escaso impacto en la salud de este virus y al día siguiente declaraba epidemias y pandemias. El cuestionamiento de la efectividad de sus mensajes es necesario cuando la opinión pública mundial nada aun en el desconcierto y en la desinformación. Claramente no ha cumplido con sus responsabilidades. 

Y, por último, la tarea de los gobernantes en el ataque a las consecuencias económicas. Un auténtico rosario de implementaciones distintas que no tienen nada que ver y que ponen en diferentes niveles a los ciudadanos del mundo, según sea la responsabilidad de sus dirigentes mayor o menor. Reducir impuestos no es lo mismo que retrasar su pago, como ha anunciado el Gobierno español. Las empresas alemanas o francesas estarán en mejores condiciones que las españolas para afrontar el invierno de actividad que se presume, si las medidas fiscales no se igualan. ¿Puede una cumbre de mandatarios ayudar a resolver estos pequeños detalles? La lógica indica que sí. 

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