Opinión

La nueva vieja Comisión Europea de Von der Leyen

photo_camera Von der Leyen ha facilitado los nombramientos en una rueda de prensa en la sede de la Comisión Europea

La casualidad ha querido que coincidan en apenas veinticuatro horas dos convocatorias cruciales sobre el futuro de Europa que interesan en España: la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso para dar cuenta, con celeridad absoluta como se comprueba por las fechas, de los Consejos Europeos celebrados los días 20, 21 y 30 de junio, y la presentación de los nuevos comisarios que acompañarán a Ursula Von der Leyen en la nueva Comisión post-Brexit, pensada para hacer frente a los retos de esta encrucijada histórica del club europeo.

Que hayan pasado dos meses y medio para la primera no es comparable con el transcurso de más de tres meses desde las elecciones europeas para la segunda: las cosas en el palacio europeo van más despacio que en el resto del planeta, y hasta los recién llegados saben que el paso del tiempo es una de las armas de las instituciones continentales en su política paquidérmica de siempre. Cosa distinta es que el presidente español haya dejado pasar el verano, entre falsas negociaciones para una investidura no deseada y vacaciones, sin presentarse en la Cámara para explicar qué se decidió en reuniones de tan elevado interés para nuestro país, teniendo la sombra de la salida del Reino Unido como más urgente preocupación. 

La nueva presidenta se ha armado de paciencia y ha aceptado las exigencias de todos para elaborar un complicado puzle en el que destacan dos nombramientos sobre todos los demás. Un encaje de bolillos en el que muchos no consiguen aquello a lo que aspiraban, y a otros se les compensa por peculiaridades como su tamaño o la fecha de su ingreso. 

Frans Timmermans, que será vicepresidente de la CE, ocupará la cartera de Cambio Climático, la nueva política obsesiva de los Estados. La UE quiere ser la cabeza de una revolución contra los combustibles fósiles que Estados Unidos dudosamente apoyará, pero que los gobiernos europeos secundan entusiasmados dando la espalda a todos los informes científicos que aconsejan no enterrar tan pronto el petróleo, fuente de tantos logros de la humanidad y presente, como diría el consejero delegado de Repsol Josu Jon Imaz, en todos los materiales que forman los quirófanos en los que se salvan miles de vidas a diario. Algunos países como España con el PSOE en el poder ya se han adelantado y quieren, cuando el bloqueo político lo permita, fijar en 2040 la prohibición de vender coches diesel o circular con uno antiguo. Todo eso lo coordinará el holandés Timmermans, nacido en Maastrich para más referencias europeístas, que deberá hacer eficaz esa lucha contra el calentamiento con las áreas de Salud, Transporte y Energía. Con competencias incluso en el negociado del Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el español José Borrell, que tendrá menos tarea de la que Pedro Sánchez y él esperaban. 

Margrethe Vestager será también una vicepresidenta con rango elevado porque de su despacho deberán salir las políticas coordinadas de mercado Digital y las de Competencia, en un momento clave sobre todo en relación a la implantación de los gigantes tecnológicos americanos y chinos en Europa. Vestager es danesa, nacida en Glostrup, y de su carácter saben bien aquellos que han tenido problemas de competencia en estos años de atrás en los que ya ejerció su comisariado. Ahora será responsable también de comercio, una de las áreas más comprometidas una vez hemos comprobado que el presidente de Estados Unidos quiere la confrontación comercial para sacar réditos hacia las empresas de su país. 

Una presidenta, ¡siete! vicepresidentes, y veinticuatro comisarios. Los equilibrios de poder, de contentar a todos los países, de cuotas femeninas y geográficas, profundizan en la imagen que los europeos tienen de las instituciones. Diez son socialdemócratas, nueve conservadores y el resto liberales. Imposible retener ni sus nombres ni sus tareas para los electores que votaron a finales de mayo. En eso no se ha avanzado nada con el anuncio realizado por Von der Leyen, pese a haber elegido un vicepresidente para la Protección del European Way of Life, el griego Margaritis Schinas. Todos los nuevos deberán pasar ahora por el filtro del Parlamento en largas sesiones que darán paso a un escrutinio en el que siempre se cae algún nombre por los motivos más políticamente correctos que se puedan imaginar.