La respuesta del islam a problemas del mundo contemporáneo (12)

corán

Continuamos con el siguiente apartado, La Paz Social. 

                     اِنَّ اللّٰہَ یَاۡمُرُ بِالۡعَدۡلِ وَالۡاِحۡسَانِ وَاِیۡتَآیِٔ ذِی الۡقُرۡبٰی وَیَنۡہٰی عَنِ الۡفَحۡشَآءِ وَالۡمُنۡکَرِ وَالۡبَغۡیِ ۚ یَعِظُکُمۡ لَعَلَّکُمۡ تَذَکَّرُوۡنَ 

“En verdad, Al-lah ordena la justicia y hacer el bien a los demás como si fueran parientes, y prohíbe la obscenidad, la maldad manifiesta y la transgresión. Él os exhorta para que caigáis en la cuenta”. (C. 16: Al-Nahl: 91) 

اِعۡلَمُوۡۤا اَنَّمَا الۡحَیٰوۃُ الدُّنۡیَا لَعِبٌ وَّلَہۡوٌ وَّزِیۡنَۃٌ وَّتَفَاخُرٌۢ بَیۡنَکُمۡ وَتَکَاثُرٌ فِی الۡاَمۡوَالِ وَالۡاَوۡلَادِ ؕ کَمَثَلِ غَیۡثٍ اَعۡجَبَ الۡکُفَّارَ نَبَاتُہٗ ثُمَّ یَہِیۡجُ فَتَرٰٮہُ مُصۡفَرًّا ثُمَّ یَکُوۡنُ حُطَامًا ؕ وَفِی الۡاٰخِرَۃِ عَذَابٌ شَدِیۡدٌ ۙ وَّمَغۡفِرَۃٌ مِّنَ اللّٰہِ وَرِضۡوَانٌ ؕ وَمَا الۡحَیٰوۃُ الدُّنۡیَاۤ اِلَّا مَتَاعُ الۡغُرُوۡرِ  

“Sabed que la vida de este mundo no es más que un juego y pasatiempo, un ornato, una fuente de jactancia entre vosotros y de rivalidad en la multiplicación de la riqueza y los hijos. Esta vida es como la lluvia: la vegetación que produce regocija a los labradores. Pero después se seca y la ves ponerse amarilla. Entonces se convierte en trozos rotos de paja. Pero en el Más Allá hay un severo castigo y también el perdón de Al’lah y Su agrado. Pues la vida de este mundo no es más que un gozo engañoso de cosas engañosas”. (C. 57: Al-Hadid: 21) 

El orden social contemporáneo 

Desgraciadamente, se está perdiendo rápidamente la influencia de la religión en el comportamiento moral de la sociedad. La situación se ve agravada por el auge, en todas partes del mundo contemporáneo, del deseo de liberación de toda obligación religiosa. Sin embargo, al mismo tiempo que se rechazan los códigos éticos y religiosos, de forma paralela, se incrementa el pánico nacido de la creciente falta de seguridad y desorden en el comportamiento social. La creencia en un Dios Vivo, que no sólo ha conformado el destino de los seres humanos, sino que también posee el derecho a determinar su conducta en la vida diaria, se erosiona rápidamente. 

El Santo Corán resume esta condición: 

                                                                                                            ظَہَرَ الۡفَسَادُ فِی الۡبَرِّ وَالۡبَحۡرِ  

“El Desorden ha inundado la tierra y el mar”. (C. 30: Al-Rum: 42) 

El cristianismo, siendo la religión predominante de Occidente, mantuvo hasta comienzos del presente siglo una poderosa y efectiva influencia en el comportamiento moral de sus fieles. Es evidente que hoy ya no es así. 

En su lugar ha surgido una civilización que es resultado y mezcla del socialismo científico, el rápido desarrollo tecnológico y el progreso material, que ha obligado al cristianismo a retirarse paso a paso y asumir un papel cada vez más pequeño en la modelación del comportamiento social. 

La conducta moral, por tanto, en el Occidente actual, tiene tanto o tan poco de cristiana en su carácter, como la conducta moral en la mayoría de los países musulmanes lo tiene de islámica. Lo mismo, por desgracia, acontece en la conducta social y moral de cualquier parte del mundo. 

Hay tantos budistas, confucionistas e hindúes en el mundo actual, y, sin embargo, tan poco de budismo, confucionismo o hinduismo que pueda ser observado. 

“Agua, agua, por doquier; pero ni una sola gota para beber”. 

Si en una sociedad los códigos éticos religiosos o tradicionales son deficientes, la moralidad pierde su importancia y sentido para una generación que, en absoluto, acepta a ciegas su herencia tradicional como válida y digna de confianza. Tal generación habrá de pasar necesariamente por un período crítico, de transición, de vacío total. Esto, a su vez, originará un movimiento de búsqueda imperiosa. El proceso de búsqueda podrá conducir o no al descubrimiento de un código de conducta mejor y más satisfactorio. Podría, por el contrario, acabar en un caos total o en un estado de anarquía moral. Por desgracia, tal como vemos las cosas, parece que la última opción es la elección de la sociedad moderna. 

Una corriente de cambio recorre las sociedades del mundo, tanto las orientales como las occidentales; las religiosas y las seculares. Se trata de un vendaval dañino que contamina la atmósfera de todo el planeta. 

El mundo moderno parece estar mucho más atento y consciente del creciente nivel de polución de la atmósfera material que del progresivo nivel de polución de nuestra atmósfera social. 

 

El Santo Corán, hablando obviamente de esta época, afirma: 

                  وَالۡعَصۡرِ ۙ﴿۲﴾ اِنَّ الۡاِنۡسَانَ لَفِیۡ خُسۡرٍ ۙ﴿۳﴾ اِلَّا الَّذِیۡنَ اٰمَنُوۡا وَعَمِلُوا الصّٰلِحٰتِ وَتَوَاصَوۡا بِالۡحَقِّ ۬ۙ وَتَوَاصَوۡا بِالصَّبۡرِ 

  “Aportamos como testigo a la época en la que el hombre en conjunto se encontrará en estado de perdición, excepto aquellos pocos que crean y practiquen el bien, que exhortarán a los demás con la verdad para que acepten la verdad y les amonestarán con paciencia para que sean perseverantes”. (C. 103: Al-Asr: 2-4) 

La explotación, la duplicidad, la hipocresía, el egoísmo, la opresión, la avaricia, la búsqueda demencial del placer, la indisciplina, la corrupción, el robo, el atraco, la violación de los derechos humanos, el fraude, la traición, la falta de responsabilidad y la ausencia de respeto mutuo y confianza se han convertido en el sello de las sociedades modernas. La fina apariencia de civilización no puede ocultar ya la fealdad que se hace cada vez más aparente. Sin embargo, sería erróneo afirmar que estas amenazantes señales de fracaso humano no existieron en épocas pasadas. De hecho, muchas civilizaciones antiguas también sufrieron las mismas enfermedades, antes de que sus respectivos capítulos del libro de la historia del hombre se cerraran definitivamente. Sería erróneo escoger una región particular del mundo como centro de estos males morales. 

Las sociedades están empezando a desmoronarse por igual en todas partes. Al contrario que en los países gobernados por filosofías totalitarias, la creciente concienciación sobre la libertad individual en el llamado mundo libre se está convirtiendo en sí misma en una tendencia desequilibrada, que es responsable en gran medida del incremento de la mala conducta social. 

En la creciente tendencia hacia el individualismo en la así llamada sociedad “libre” que habita en el mundo actual, a uno le está permitido hacer prácticamente cualquier cosa, justificándola mediante la libertad individual. El eco de este concepto distorsionado de la libertad individual, que libera a todos de la disciplina de la vida moral se escucha ya en todas partes. 

La delincuencia de todo tipo continúa creciendo en número y fuerza. Su audacia al defender su comportamiento preguntando simplemente ¿por qué no? a sus amonestadores, se ha convertido en el desafío amenazador de la sociedad contemporánea. 

(lpbD) – La paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. 

 

(Continuará)  

 

 

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