La respuesta del islam a problemas del mundo contemporáneo (18)

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El Islam pretende crear un ambiente que es tan diferente del mencionado anteriormente, como la primavera lo es del verano.

Dentro del concepto islámico de sociedad, el Islam modera, disciplina y adorna los deseos naturales que, de dejarse sin control, causarían estragos en el conjunto de las emociones humanas. Desalienta o prohíbe la satisfacción de aquellos deseos que pueden, en su análisis final, causar mayor miseria que placer a la sociedad.

Al mismo tiempo, el Islam cultiva nuevos gustos e ideas y desarrolla la capacidad de obtener placeres y satisfacciones de actos que pudieran parecer incoloros, insípidos y desprovistos de gusto a los ojos del inculto y del inexperto. Los gustos son modificados y los anhelos sensuales groseros son educados y refinados, y convertidos en aspiraciones por lo sublime.

La cuestión, sin embargo, es ¿cómo determinar si las tendencias sociales actuales predominantes son sanas para la propia sociedad? Desde nuestro punto de vista la respuesta es muy sencilla. La salud de la sociedad ha de ser juzgada por los mismos síntomas que la salud de un individuo. Cuando alguien tiene dolor, inquietud, sus reacciones son anormales o subnormales, o cuando la ansiedad aleja la tranquilidad y la paz de la mente y del corazón de dicho sujeto, no se requiere ser excepcionalmente sabio o experto en medicina para diagnosticar que tal individuo insano se encuentra seriamente enfermo. Todos estos síntomas están presentes en la sociedad contemporánea.

¡Cuán ciertas eran las palabras de Jesús (lpd) cuando decía!:

“Por sus frutas los reconoceréis ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos”. (Mateo 7: 16-18)

Enronquecemos a fuerza de gritar contra la amargura de los frutos de hoy, pero, de una u otra manera, no queremos cambiar el árbol por otro mejor. No somos capaces de ver que no es el árbol el que tiene la culpa, ni tampoco la fruta que porta.

El orden social islámico pretende extirpar en su raíz el árbol del mal y plantar en su lugar otro árbol sano.

Según el Santo Corán, cuando a Adán (lpD) se le prohibió que comiera de la fruta del árbol, esto era precisamente lo que se quería significar:

اَلَمۡ تَرَ کَیۡفَ ضَرَبَ اللّٰہُ مَثَلًا کَلِمَۃً طَیِّبَۃً کَشَجَرَۃٍ طَیِّبَۃٍ اَصۡلُہَا ثَابِتٌ وَّفَرۡعُہَا فِی السَّمَآءِ ﴿ۙ۲۵﴾ تُؤۡتِیۡۤ اُکُلَہَا کُلَّ حِیۡنٍۭ بِاِذۡنِ رَبِّہَا ؕ وَیَضۡرِبُ اللّٰہُ الۡاَمۡثَالَ لِلنَّاسِ لَعَلَّہُمۡ یَتَذَکَّرُوۡنَ 

“¿No ves con qué compara Al’lah una buena palabra? Es como un buen árbol, cuya raíz es firme y cuyas ramas llegan al cielo. Produce sus frutos en todas las estaciones por mandato de su Señor. Pues Al’lah presenta parábolas a los hombres para que reflexionen”. (C. 14: Ibrahim: 25-26)

Aquí el árbol es sólo un símbolo. El Corán habla claramente de una filosofía insana en contraposición a una filosofía sana en el mismo lenguaje simbólico. El árbol malo y la condición del incrédulo se describen en los siguientes dos versículos:

وَمَثَلُ کَلِمَۃٍ خَبِیۡثَۃٍ کَشَجَرَۃٍ خَبِیۡثَۃِ ۣاجۡتُثَّتۡ مِنۡ فَوۡقِ الۡاَرۡضِ مَا لَہَا مِنۡ قَرَارٍ ﴿۲۷﴾ یُثَبِّتُ اللّٰہُ الَّذِیۡنَ اٰمَنُوۡا بِالۡقَوۡلِ الثَّابِتِ فِی الۡحَیٰوۃِ الدُّنۡیَا وَفِی الۡاٰخِرَۃِ ۚ وَیُضِلُّ اللّٰہُ الظّٰلِمِیۡنَ ۟ۙ وَیَفۡعَلُ اللّٰہُ مَا یَشَآءُ

“Mas una palabra mala se asemeja a un árbol malo, cuyas raíces se han salido de la tierra y no tiene estabilidad. Al’lah fortalece a los creyentes con la palabra firmemente establecida, tanto en la vida presente como en el Más Allá; y Al’lah permite que los injustos se extravíen. Al’lah hace lo que quiere”. (C. 14: Ibrahim: 27-29)

La “palabra” se emplea en este contexto con la connotación de filosofía, sistema, orden etc. de la misma forma en que se emplea el término “palabra” con una connotación mucho más amplia en el versículo inicial de Juan:

“En el principio estaba la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”. (Juan 1:1)

Las malas filosofías y sistemas están destinadas a sufrir la suerte de un árbol malo que fracasa en aprobar el “test” de la supervivencia del más adecuado y que finalmente es arrancado y arrojado de sitio en sitio por una furiosa tormenta.

Por otro lado, el ejemplo de un sistema sano de orden de cosas se asemeja a un árbol saludable que está firmemente arraigado en su terreno y cuyos tallos altos y ramas alcanzan la atmósfera pura del cielo. Se alimenta de la luz celestial y produce fruta buena y provechosa en cada estación. El Corán describe a los creyentes como poseedores de una fe firme en Dios; toda su estructura ética y moral se funda con firmeza y seguridad en esta creencia. Ello otorga la calidad de lo absoluto al concepto islámico de la moral y la ética, que no permite discriminación en ningún plano conocido de las divisiones sociales, religiosas o raciales.

El principio rector aplicable a toda actividad humana se expresa en el siguiente versículo del Santo Corán:

وَلِلّٰہِ غَیۡبُ السَّمٰوٰتِ وَالۡاَرۡضِ وَاِلَیۡہِ یُرۡجَعُ الۡاَمۡرُ کُلُّہٗ فَاعۡبُدۡہُ وَتَوَکَّلۡ عَلَیۡہِ ؕ وَمَا رَبُّکَ بِغَافِلٍ عَمَّا تَعۡمَلُوۡنَ

“Mas a Al’lah pertenecen las cosas ocultas de los cielos y la tierra, y a Él se someterá todo el asunto. Adórale pues, y pon tu confianza en Él sólo pues tu Señor no está desatento a lo que hacéis”. (C. 11: Hud: 124).

De forma similar:
اَلَا لَہُ الۡخَلۡقُ وَالۡاَمۡرُ ؕ تَبٰرَکَ اللّٰہُ رَبُّ الۡعٰلَمِیۡنَ

“En verdad, Suya es la creación y el mandato. Bendito sea Al’lah, el Señor de los mundos” (C. 7: Al-Araf: 55).

Todas las filosofías islámicas comienzan y terminan con la absoluta autoridad de Dios, el Creador del Universo.

Fundamentos de la sociedad islámica

El versículo coránico que se refiere a este tema de manera central es el siguiente:

اِنَّ اللّٰہَ یَاۡمُرُ بِالۡعَدۡلِ وَالۡاِحۡسَانِ وَاِیۡتَآیِٔ ذِی الۡقُرۡبٰی وَیَنۡہٰی عَنِ الۡفَحۡشَآءِ وَالۡمُنۡکَرِ وَالۡبَغۡیِ ۚ یَعِظُکُمۡ لَعَلَّکُمۡ تَذَکَّرُوۡنَ 


“En verdad, Al’lah ordena la justicia y servir a la humanidad con trato benefactor, como si os pertenecieran (como a vuestros familiares, parientes y amigos) y Al’lah prohíbe la obscenidad y prohíbe todo lo que es malo a los ojos de las religiones y de la conciencia humana, y todo lo que conduce a la rebelión y el caos. Él os exhorta para que caigáis en la cuenta”. (C. 16: Al-Nahl: 91)

La primera parte de este versículo se refiere más la esfera económica que al orden social. Dibuja una imagen clara del concepto islámico de la justicia, la transparencia y la benevolencia en el trato hacia la parte menos afortunada de la sociedad. La segunda parte se refiere a la imagen de la sociedad que el Islam se compromete a instaurar.

En este apartado, Dios prohíbe todo lo que se considera malo según estándares universales, como es la conducta indecente, la ofensa, el insulto y, desde luego, todos los males sociales que, sin referencia a cualquier enseñanza religiosa, son condenados por el consenso general de la sociedad humana en su mayoría.

De manera similar, el Islam rehaza de forma estricta y condena toda tendencia, conducta y actitud que pueda conducir al desorden, rebelión y violencia. La palabra “rebelión” debe entenderse bajo el significado de cualquier intento injustificado para destruir un orden establecido. Pero, además, siempre que la palabra árabe “BAGHIYI” es empleada en el Santo Corán, no sólo se aplica a las sublevaciones políticas o militares sino también a la rebelión social contra las tradiciones nobles, estándares éticos, enseñanzas religiosas y valores morales.

Al final, se dice claramente a la sociedad que esta advertencia es para beneficio del propio hombre. Así se completa el cuadro de los aspectos esenciales del orden social islámico. Debe añadirse que la primera parte del versículo esta interrelacionada de manera fundamental con las enseñanzas sociales islámicas. Una sociedad que no es sensible a los sufrimientos de otros seres humanos y no siempre está dispuesta a servir a la causa de la humanidad, no puede describirse como sociedad islámica por mucho que se adhiera a otros aspectos de las enseñanzas sociales islámicas.
(lpD) – la paz de Dios sea con él.

(Continuaremos en la siguiente entrega, la número 19)

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