Opinión

La respuesta del Islam a problemas del mundo contemporáneo (42)

photo_camera Qamar Fazal

LA PAZ ECONÓMICA

Seguimos desarrollando el tema de “La Paz Económica”, enlazando con la entrega 41. 

(Pueden consultar las referencias del Sagrado Corán en https://www.ahmadiyya-islam.org/es/coran/

Para agravar más aún la situación, en las sociedades donde la gente se preocupa fundamentalmente de la búsqueda del placer, es imposible que se autoimpongan la espera de un largo período de verdadera austeridad tras ciertos períodos de gastos imprudentes. Se pide más dinero prestado, temerariamente, y se extiende el gasto por encima de los ingresos. De hecho, décadas de futuros ingresos, sometidos a progresivos pagos de deudas y problemas parejos quedan comprometidas a los bancos prestamistas e instituciones financieras. 

Estas economías, en su conjunto, avanzan inevitablemente hacia una crisis mayor. No se puede empeñar indefinidamente el futuro de una persona sin alcanzar antes el precipicio de la crisis financiera que surge de un gasto irresponsable, el cual, a su vez, hace aumentar la tasa de inflación. Combatir la inflación elevando los tipos de interés, con la esperanza de disminuir la cantidad de dinero disponible para el gasto, desencadena, inevitablemente, una cadena de sucesos que culminan en la recesión económica. 

Esto es bastante malo a escala nacional, pero cuando los mismos factores provocan una recesión en la mayor parte de los países del mundo, la recesión mundial se asoma al mundo en gran escala. Estas recesiones globales labran el camino para guerras mundiales y catástrofes gigantes. 

Aumentan las liquidaciones y las quiebras. El comercio y los negocios entran en abatimiento. Comienza a dispararse el índice de desempleo. El comercio inmobiliario se colapsa. La frustración global resultante, en todas las áreas, se hace cómplice de la falta de hogares, la carencia, el fraude y el crimen. Si todo esto acontece, no debería sorprender a nadie, y menos aún a los sólidos defensores del capitalismo. 

En la economía capitalista la situación no se limita a financiar a los individuos particulares por encima de sus posibilidades de reembolso. De hecho, se arriesga el futuro de toda la industria al costo de ciertas ganancias temporales. Inicialmente, desde luego, la industria del país se beneficia en gran medida. Se ayuda a bajar los precios de los bienes producidos en el país. La transferencia de dinero a un individuo no sólo estimula su capacidad de compra, sino que también tiene un impacto sobre la productividad de la industria nacional. El aumento de la demanda se sigue de una mayor producción, y con el aumento de la producción se consiguen costes más bajos. Ello proporciona a la industria nacional una baza competitiva en los mercados internacionales. Todo parece de color de rosa. Después viene la resaca. 

Cuando, a causa de la impaciencia y el gasto excesivo, por encima de su capacidad, la sociedad entera se encuentra profundamente endeudada con los bancos, la capacidad adquisitiva de toda la sociedad llega al fin de sus posibilidades. La industria no tiene otra alternativa que buscar mercados extranjeros más grandes para permanecer a flote y mantener la competencia. Cuanto más pequeña es la base económica del país, más pronto llega al final del callejón sin salida. Cuanto más grande es la base económica, más largo será el período en que finalmente se den cuenta de la inevitable crisis. 

Veamos cómo funcionan las cosas en Estados Unidos. Se trata, sin duda, del país con el mercado doméstico más grande en apoyo de su industria, hasta el punto de que algunos economistas sostienen que aunque Estados Unidos fuera expulsada de la comunidad internacional, la amplia base de su mercado doméstico garantizaría la supervivencia de su industria. Sin embargo, tales economistas no tienen en cuenta otros factores asociados. Si se aplicara, por ejemplo, el caso discutido anteriormente, al escenario americano, quedaría evidente que no habría otra conclusión lógica distinta a la antes descrita. Sólo es cuestión de tiempo. Con un déficit publico enorme y trillones de dólares de deuda externa, los Estados Unidos han gastado en exceso y el público americano se encuentra con su futuro hipotecado bajo el peso de una gran deuda. La capacidad adquisitiva de toda la nación está destinada a disminuir notablemente o, de lo contrario, las entidades prestatarias habrán de ir a la quiebra. Sólo es una cuestión de tamaño. Pero las leyes inevitables de la naturaleza operan y se aplican por igual a todas las situaciones semejantes. 

En el verano, las piscinas y los estanques se calientan rápidamente, mientras que a los lagos les lleva más tiempo. Igualmente, los mares más pequeños se calientan antes que los grandes, aunque todos siguen la misma suerte. Le cuesta tanto calentarse al Océano Pacífico, que cuando llega a esta situación, el invierno se ha establecido en la mayor parte de los países que bordean esta masa gigante de agua. Por ello su clima es más moderado que el de la tierra que bordea los pequeños océanos. 

Así ocurre también con los océanos de la economía. La filosofía de gastar a base de dinero prestado es tan torcida, que es una locura esperar resultados honrados e inmediatos. 

Otro factor importante ha de ser tenido en cuenta. Cuando la industria y la economía nacional llegan al punto de la asfixia, las naciones más pobres y menos desarrolladas se enfrentan a un peligro cada vez mayor de sufrir las consecuencias derivadas de la situación explosiva de las naciones avanzadas. 

Esta comienza por la urgencia progresiva de los líderes políticos por vender mayor cantidad de bienes a los mercados, y así salvar a la industria de la ralentización y mantener el nivel de vida de sus ciudadanos. El problema que afrontan es doble: 

a) La gente está acostumbrada a los conforts modernos; y, 

b) Por su propia supervivencia, la industria continúa apasionándolos con nuevos inventos y aparatos que llevan el placer y el confort a sus hogares. 

Ningún político o gobernante puede sobrevivir a la presión de un público que continúa exigiendo niveles de vida más altos. La economía debe ser mantenida a flote a cualquier coste. 

Obviamente, los países del Tercer Mundo han de ser sangrados aún más para mantener artificialmente alto el nivel de vida en los países más avanzados. ¿Por qué no hablar del nuevo desafío de las economías reformadas de Rusia y Europa Oriental y de la necesidad creciente de mercados extranjeros para los nuevos Estados capitalistas surgidos del antiguo mundo comunista?. Asimismo,  ¿por qué no hablar de los estragos que los medios de comunicación occidentales están causando al jugar con los deseos y ambiciones de los pobres e indigentes pertenecientes a las naciones socialistas y del Tercer Mundo? Todos estos factores unidos no cambiarán para mejor la faz de la tierra. 

El interés como una amenaza para la paz 

Esta es la severa advertencia transmitida a la humanidad hace 1,400 años por el Santo Corán con respecto al holocausto en el que finalmente se vería envuelta la humanidad debido a las economías basadas en el interés. 

Qamar Fazal

“Los que devoran con el interés no se levantarán, salvo como se levanta el que ha sido derribado por Satanás con la locura. Eso es porque dicen: “El comercio es como el interés”, cuando Al’lah ha hecho lícito el comercio e ilícito el interés. Así pues, a quien le llega la advertencia de su Señor y desiste, será suyo lo que recibió en el pasado, y su caso está en manos de Al’lah. Pero los que reincidan serán los moradores del Fuego; allí habitarán. Al’lah eliminará el interés y hará que aumente la caridad. Y Al’lah no ama a quien es un incrédulo obstinado y un pecador declarado.  En verdad, los que creen y hacen buenas obras, cumplen la Oración y pagan el Zakat, recibirán su recompensa por parte de su Señor y no les sobrecogerá ningún temor ni se sentirán afligidos. ¡Oh creyentes! Temed a Al’lah y renunciad a lo que os quede de interés, si es que creéis. Pero si no lo hacéis, entonces esperad la guerra de Al’lah y Su Mensajero; aunque si os arrepentís, tendréis vuestras sumas originales; así no perjudicaréis ni seréis perjudicados. Y si cualquier deudor se encuentra en dificultades, concededle un plazo hasta que se encuentre en mejor situación. Y si se lo perdonáis como limosna será mejor para vosotros, ¡Si supierais!”. (2:276-281) 

La advertencia sobre una guerra declarada por Dios, mencionada en los versículos citados, significa que las leyes de la naturaleza gobernada por Dios comenzarían a castigar a la sociedad capitalista cuando los factores comentados anteriormente, condujeran finalmente al hombre al desequilibrio económico y a la guerra. Desórdenes, disturbios y guerras siguen siempre a la explotación y usurpación de los derechos del pobre. “Pero si no lo hacéis, esperad la guerra de Al’lah y Su Mensajero…” significa que el Estado que crece sobre el interés, acaba inevitablemente en una situación en la que las naciones levantan las armas unas contra otras. 

El espacio no me permite comentar este aspecto del interés. En el Santo Corán, los versículos que prohíben el interés siempre siguen a versículos sobre la guerra. Ello indica la relación del interés con la guerra. Quién esté familiarizado con la historia de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, recordará que el capitalismo jugó un papel desastroso, no sólo siendo el causante, sino también prolongando estas guerras. 

(lpbD) – La paz y las bendiciones de Dios sean con él. 

(Continuaremos en la entrega 43, desarrollando “La Paz Económica” según las enseñanzas del Sagrado Corán)