La voz de la mujer en el Hirak argelino

Argelia mujeres

“En lo que respecta al Hirak, lo que es sorprendente y satisfactorio al mismo tiempo es que ha llegado a todos los estratos de la sociedad argelina. Estamos acostumbrados a los levantamientos populares esporádicos en Argelia y, por primera vez desde la independencia, ha habido un movimiento transversal que ha podido reunir a todo el mundo. Las mujeres, ya sea de entornos privilegiados o de los estratos más populares o desfavorecidos, han salido para proclamar su libertad y por el cambio de sistema. El Hirak ha superado todas las divisiones sociales y religiosas, y de ahí saca su fuerza. Las activistas han sido arrestadas, humilladas, desnudadas en las comisarías; pero eso no les ha impedido continuar. Ellas siempre sufren más represión que los hombres. El cuerpo de la mujer siempre ha sido, y sigue siendo, un territorio del que se abusa en los regímenes autoritarios”.
Amira-Géhanne Khalfallah, escritora argelina especializada en mujer y espacio público.

Históricamente, la mujer ha estado silenciada. La escritora Dulce Chacón explicaba que su obra, La voz dormida, quería devolver “la voz a las mujeres que se vieron obligadas a guardar silencio. Presas o guerrilleras, y tantas otras que, sin ideas políticas ni banderas concretas que defender, fueron empujadas al sufrimiento”. En Argelia, la mitad del siglo XX ha estado marcada a sangre y fuego por la guerra de independencia (1954-1962), donde las mujeres se sublevaron contra el colonialismo francés, salieron a la calle codo con codo con los hombres, tanto a luchar como a celebrar la liberación, y a pesar de todo no ocuparon ningún cargo de responsabilidad durante este periodo; y la guerra civil (década negra de 1990), que elevó a la enésima potencia la violencia política y el terrorismo.

Hoy, con una cincuentena de semanas de protesta pacífica como aval, las mujeres son la garantía del éxito del Hirak y su voz se escucha tan alto como la de los hombres. Encontramos una de las claves de su resistencia al recordar una reflexión de Najat El Hachmi sobre su libro Siempre han hablado por nosotras: “Yo soy persona, individuo, ciudadana y quiero defender mis derechos sin que tenga nada que ver la religión y el colectivo”. En la Kabilia, en 2015, la periodista veterana de la guerra civil, Fettouma Attouchi, aseguraba: “Yo lucho por todo el mundo, no hago diferencias”. 

El Hirak argelino ha conseguido salir del sendero marcado por los beligerantes, canalizando los intereses, no del régimen que quiere sobrevivir a toda costa, sino de los movimientos sociales que luchan por transformar la sociedad en un país donde, según datos de la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW): “Las políticas de igualdad de género quizás existan, pero son inadecuadas en más de una dimensión (leyes, planes de acción…)”. Un país donde la marginalización y la discriminación son dos realidades de la existencia de las mujeres; donde se ha instrumentalizado la cultura, la religión y otras construcciones sociales que generan desigualdad. Un país donde las mujeres sufren importantes restricciones en sus derechos fundamentales, donde “el régimen ha implantado todo un agresivo entramado político, ideológico y económico que tenía por objetivo neutralizar las potencialidades de las mujeres en todos los ámbitos de la vida pública, con el objetivo de asignarle un rol circunscrito al ámbito privado de la familia tradicional argelina”. 

La ruptura con estas estructuras comenzó a hacerse visible a principios de los años 2000, a pesar de la debilidad histórica del tejido asociativo (consecuencia de la falta de conexión con la juventud por la incapacidad de responder a sus demandas; y de las estrategias de cooptación, represión y coacción por parte del poder). Durante estos años, la sociedad civil empezó a organizarse en agrupaciones como la Coordinación para las Libertades y la Transición Democrática (CLDT) o la Coordinadora Nacional para el Cambio y la Democracia (CNCD), en sindicatos autónomos de diferentes sectores como la Administración Pública o la Educación, y en colectivos como el de los Desempleados o el Colectivo Nacional No al gas de esquisto. Una realidad nueva surgió con este último, dada la falta de carácter material o político de las reclamaciones, la paridad en los manifestantes, y la longevidad de la revuelta. Además, era la primera vez que se veía casi a tantos hombres como mujeres en la protesta. Para hacerles frente, el poder no contaba con armas eficaces de disuasión: la compra de su silencio o la infiltración de sus efectivos ya no era factible, puesto que su objetivo estaba claro y no iban a claudicar. 

En 2014, en las últimas elecciones en las que Abdelaziz Bouteflika se mantuvo en el poder, el movimiento ciudadano Barakat ! (¡Ya basta!) y otros muchos salieron a la calle para exigir la dimisión del presidente enfermo que gobernaba desde 1999. Esta fue la primera victoria del Hirak en 2019. El cambio en el tipo de protesta ha sido decisivo. El periodista argelino Fayçal Metaoui comentaba en 2014, en Argel, que tenían “que protestar de manera pacífica, porque es lo único que desarma al poder, que solo comprende la violencia; y si no hay violencia, no hay respuesta”. 

El 22 de febrero de 2019, tras una llamada anónima en redes sociales a manifestarse, se desencadena el Hirak. La mecha fue prendida, una decena de días antes, con la confirmación de la candidatura de Bouteflika a las elecciones de abril, que no llegaron a celebrarse. En febrero de 2020, millones de argelinas y argelinos en las calles de todo el país siguen exigiendo, cada martes (estudiantes) y cada viernes (toda la sociedad), la aplicación legítima de los artículos 7 y 8 de la Constitución.
-    Artículo 7: “El pueblo es la fuente de todo poder. La soberanía nacional pertenece exclusivamente al pueblo”.
-    Artículo 8: “El poder constituyente pertenece al pueblo. El pueblo ejerce su soberanía a través de las instituciones que se da a sí mismo (…).

El Estado Mayor del Ejército ha tratado de transmitir mensajes favorables a la población, mientras ajustaba cuentas con los clanes que se reparten el poder (muchos de sus integrantes han sido encarcelados por corrupción). Se han celebrado elecciones el diciembre pasado, con una tasa de participación del 39,93% y unos resultados que el Hirak considera ilegítimos.

La crisis del sistema vigente es grave. Las tres rentas sobre las que se ha legitimado históricamente el poder ya no garantizan su supervivencia. En este contexto, el Hirak ha surgido como agente de cambio inesperado, que está acelerando el proceso de reconfiguración de fuerzas políticas internas. Es necesario remarcar que la ruptura que plantea no es con los fundamentos del Estado, sino con quien lo ‘ocupó’ ilegítimamente. 

El Hirak reclama la salida del complejo entramado político-económico-securitario, que denominan le pouvoir (el poder) y la organización de elecciones democráticas, que garanticen su dignidad, libertad y ciudadanía. Su mensaje es claro y único, sin reivindicaciones sectoriales ni religiosas, sin ideologías impuestas. Se mantiene como una protesta transversal e intergeneracional (aunque principalmente joven), diversa, organizada, pacífica, cívica, singular, creativa, colorida y musical. Está impulsado por colectivos organizados en horizontal, que rechazan elegir representantes, que se resisten a los intentos de manipulación y recuperación por parte del poder y otras fuerzas políticas, debido a la desconfianza generalizada hacia los partidos políticos considerados como de oposición. Estos factores dificultan la transformación del Hirak en fuerzas políticas capaces de guiar el proceso de cambio político. El uso de la violencia por parte de las fuerzas de seguridad agrava la situación. Se estiman entre 140 y 300 hirakistas en prisión. El pasado enero se liberaron a 76.

A pesar de la represión violenta, las mujeres, como motor de las revoluciones, continúan siendo más numerosas que los hombres en las manifestaciones. Para ellas, la apropiación del espacio público que por siglos se les ha negado tiene más connotaciones, y son más dolorosas. Como denuncia Amina, activista del Colectivo Feminista de Argel: “En Argelia las mujeres no ocupan el espacio, lo atraviesan. Para nosotras, la calle es un lugar de violencia, miradas, insultos, tocamientos...”

Hoy, mujeres de todas las edades han tomado las calles y difunden su voz por todos los medios: “Salimos porque tenemos reivindicaciones políticas claras”, “nos concentramos sobre lo esencial: liberar a Argelia”, “estamos dentro de un sistema de dominación que hay que cambiar”, “el Hirak nos muestra la nueva cara de las mujeres que van a la conquista del espacio público. Hemos conseguido reencontrar el sentido de unidad a pesar de la violencia política sufrida”. 

De entre todos los eslóganes que se ven en las protestas, destaca uno recurrente: silmiyya (pacifismo), como garante de la duración del Hirak y del carácter civilizado de las manifestaciones, símbolo del empoderamiento de la mujer, reflejo de una sociedad femenina urbana y globalizada, cada vez más individualista, donde las estructuras tradicionales no tienen tanto poder de control; donde las niñas van a las manifestaciones, provocando un cambio en la forma de educar y en el sistema patriarcal: las niñas del Hirak serán las líderes de los movimientos sociales y los partidos políticos del futuro. Según infiere el experto en Argelia de la Universidad Complutense de Madrid, Rafael Bustos: “El empoderamiento de esta sociedad argelina al que estamos asistiendo permite ser razonablemente optimistas sobre sus posibilidades de éxito”.

Decía el periodista Ryszard Kapuściński que “un atentado o una sublevación militar se pueden planificar; una revolución jamás. Su estallido, el momento en que se produce, sorprende a todos, incluso a aquellos que la han hecho posible”. Dejémonos sorprender por el Hirak en femenino.


Entrevista a Dulce Chacón, por José Andrés Rojo, de El País, 06/09/2002.
Wassyla Tamzali: ‘Carta de una mujer indignada’, de Feminismos, págs. 29-30.                                                                                                       Entrevista a Najat El Hachmi, por Paula Corroto, de El Confidencial, 12/09/2019.
Beatriz Alonso: ¿El cambio en Argelia es posible?, de Editorial Académica Española, pág. 469.
Carmelo Pérez Beltrán: ‘Violencia estructural de género en la Argelia Independiente: una estrategia política’, en Feminismo/s: revista del Centro de Estudios sobre la Mujer de la Universidad de Alicante, pág. 189.                                                                                                                                              El artículo de la intervención de Hocine Malti en el Parlamento Europeo se puede consultar en el siguiente enlace: https://algeria-watch.org/?p=9417 Front Rafdh (Frente de rechazo), la Coordinación de desempleados, el Colectivo de Familias de Desaparecidos en Argelia (CFDA), la Asociación Nacional de Lucha contra la Corrupción, el Comité 8 de mayo de 1945, el Movimiento Ciudadano por las Libertades y el Desarrollo (MCLD) o el movimiento Rachad, por citar algunos ejemplos.
Beatriz Alonso: ¿El cambio en Argelia es posible?, de Editorial Académica Española, pág. 235.
A pesar de que el activismo online sufre las mismas tácticas de infiltración y manipulación por parte del Estado que el tejido asociativo tradicional, la generalización del uso del Smartphone (penetración del 119% y un aumento en 7 millones de usuarios entre 2016 y 2017) ha sido un gran aliado del Hirak.                                                                                                                                                                                                                                Debido, entre otros factores, al rápido incremento del número de estudiantes de enseñanza superior: multiplicado por 4 en 10 años: de 425.000 en 1999 a 1.700.000 en 2009.                                                                                                                                                                                                           Renta histórica-política (la legitimidad interna del régimen, que la gente joven solo lo conoce por los libros y por las historias que les han contado), renta diplomática-securitaria (basada en un imagen mítica y en la legitimidad exterior como país revisionista del sistema internacional), y renta de los hidrocarburos (Argelia es un estado distribuidor que ha comprado la paz social cuando los precios del gas y del petróleo lo han permitido). Información extraída de: Aurèlia Mañé, Laurence Thieux y Miguel Hernando de Larramendi: ‘Argelia en transición hacia una Segunda República’, de Icaria.
Un 45% de la población tiene menos de 25 años, y un 54% menos de 30 (datos de l’Office national des statistiques (ONS). Gracias a la distribución de la renta, es una población que ha sido educada y politizada, y que no tiene miedo. El 30% está en paro (datos del Banco Mundial).
El artículo se puede consultar en el siguiente enlace: http://www.babelmed.net/article/3904-algerie-les-femmes-noccupent-pas-lespace-public-elles-le-traversent/                                                                                                                                                                                                                                La emisión que recoge estos comentarios y muchos más se puede consultar en el siguiente enlace: http://www.rfi.fr/fr/emission/20191010-quelle-algerie-demain-femmes-emission-speciale-souad-massi
Algunos otros ejemplos de eslóganes son: “Algérie libre et démocratique”, “État civil et non militaire”, “Le peuple s’est libéré, c’est lui qui décide. Gouvernement civil !”, “Pas de dialogue, pas d’élections avec la mafia”, “Indépendance !”, “On ne s’arrêtera pas”, “Vous avez ruiné le pays, bande de voleurs”, “Lâches que vous êtes, libérez nos enfants”, “Vous êtes foutu le peuple est dans la rue”, “La moitié de la bande est en prison, l’autre moitié est au pouvoir”, “Vous ne nous faites pas peur avec la décennie noire, on a grandi dans la misère !”, “Le peuple veut la chute du régime”… 
Rafael Bustos García de Castro: ‘El “hirak” popular: la nueva revolución argelina’. Revista Argelina. Revista semestral de Estudios Argelinos, pág. 36. El artículo se puede consultar en el siguiente enlace: https://argelina.ua.es/article/view/2019-n8-el-hirak-popular-la-nueva-revolucion-argelina.
 

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