Opinión

Los dos Reyes VI

Por Ramón Moreno Castilla (*)
Foto: Los Reyes de España y de Marruecos, Felipe VI y Mohamed VI, estrechan lazos políticos para afrontar el futuro.
La inesperada abdicación del Rey de España Juan Carlos I, y la ascensión al Trono del Heredero de la Corona, el Príncipe de Asturias, como Felipe VI, marca un antes y un después en la reciente historia de España; y hace que en dos países amigos y de honda tradición monárquica reinen dos “Reyes VI”: Felipe VI, Rey de España, y su homólogo Mohamed VI, Rey de Marruecos. Dos Reyes jóvenes y suficientemente preparados, llamados a ser dos grandes estadistas y que, sin duda, escribirán una página gloriosa en las históricas relaciones hispano-marroquíes, y fortalecerán aún más si cabe las estrechas relaciones entre la Monarquía Borbónica y la Monarquía Alauita. Ya el Rey Juan Carlos mantenía lazos fraternales con el fallecido Rey Hassan II, padre del actual Rey, y con el propio Mohamed VI; que de inmediato, al conocer la noticia de la renuncia al Trono de España del Rey Juan Carlos, se apresuró a llamar por teléfono al Príncipe Felipe, antes de su proclamación como Rey, recordando que la Familia Real española siempre fue cercana a la Familia Real marroquí, al tiempo que rindió un fervoroso homenaje al Rey Juan Carlos I, por su papel fundamental en la transición política y democrática española y a favor de la instauración de los valores de paz y libertad de los que hizo gala a lo largo de su fructífero reinado.
 
En este contexto se inscribe la reciente visita de dos días de los Reyes de España a Marruecos, que tanta expectativas había despertado; y en la cual, el Rey Mohamed VI ofreció “un regalo real” a los Reyes españoles con la reciente firma por el Monarca marroquí del Acuerdo Pesquero UE-Marruecos, que ponía fin a dos años de espera, posibilitando así que las flotas pesqueras europeas puedan faenar en los caladeros marroquíes. Son 126 licencias, de las cuales un centenar se reparten entre Andalucía y Canarias con todo lo que ello significa para un sector tan deprimido. Es evidente, pues, que el éxito y los logros de la visita de los Reyes de España a Marruecos puede tener grandes repercusiones en lo que respecta a Canarias; con aguas adyacentes con el Estado ribereño, Marruecos, donde la buena sintonía entre los dos países -con intereses comunes- constituirá con toda seguridad un punto de inflexión en las relaciones entre estas dos orillas atlánticas. Donde se impone una política de amistad y cooperación, sin reticencia alguna, en la que la competitividad debe dar paso a la complementariedad, implementando políticas bilaterales beneficiosas para ambas partes; ya que, lejos de tópicos al uso, España y Marruecos y, por extensión Canarias, están condenados a entenderse. 
 
Porque así como Andalucía, precisamente, ha sido, en gran medida, el motor del desarrollo del Norte de Marruecos, Canarias está llamada a desempeñar un papel fundamental en el desarrollo del Sur marroquí, con todo lo que ello implica de beneficio para nuestra precaria economía. No solo por razones obvias de proximidad geográfica, sino por la necesaria internacionalización e imprescindible expansión de las empresas canarias, sobre todo, por el África Subsahariana. Marruecos es, por otra parte, el auténtico y verdadero 'hub' de África, y nuestra necesaria conectividad con este país debe ser un objetivo prioritario.Y en este marco geopolítico donde las Monarquías Parlamentarias, tanto la española como la marroquí, juegan un gran protagonismo institucional en sus respectivos países como forma democrática y estable de gobierno, es justo reconocer la inconmensurable labor diplomática del Rey Juan Carlos I, así como la del Rey Mohamed VI. Recuérdese la última gira del Monarca español por todos los países del Golfo, donde fueron fundamentales los contactos del Soberano marroquí que goza de gran predicamento entre las Monarquías de Arabia Saudí, Kuwait. Emiratos Árabes Unidos, Omán, Qatar y Baréin.
 
Mohamed VI, por su parte, a quién ya se le denomina, además de “Comendador de los Creyentes”, “Paladín del Panafricanismo”, por su gran labor pacificadora y defensora de los derechos humanos y de la cooperación entre los países africanos, viajó recientemente, como a otros tantos países, a Túnez donde estuvo acompañado por el Príncipe heredero Moulay El Hassan y el hermano del Rey, Príncipe Moulay Rachid. El Soberano marroquí y los citados Príncipes, junto al mandatario tunecino, Moncef Marzouki, presidió en el palacio presidencial de Cartago, en la capital tunecina, la ceremonia de la firma de 23 Acuerdos de Cooperación entre los dos países. Téngase en cuenta, que Túnez, junto con Libia, Argelia, Marruecos y Mauritania, conforman la UMA (Unión Magrebí Árabe); en la que el contencioso histórico entre Argelia y Marruecos, así como las revueltas del país tunecino, donde comenzara la “Primavera Árabe”, y la guerra civil de Libia, han ralentizado la consolidación de este bloque panafricano, tan importante para la paz y la seguridad en la región. Por tanto, así como el Rey Mohamed VI que encarna a la Monarquía Alauita, ha constituido un factor de cohesión social, de bienestar y desarrollo en el milenario Reino de Marruecos; las expectativas españolas -pese a las crecientes voces que reclaman la III República o, en su defecto, una reforma en profundidad de la Constitución española de 1978, para ir hacia un Estado Federal y Plurinacional- , están cifradas en el nuevo Rey Felipe VI, heredero de la Monarquía Borbónica, que debe afrontar grandes retos y no pocas dificultades. El buen entendimiento del Jefe del Estado español con el vecino del Sur es, sin duda, un buen comienzo de su reinado…   
 
(*) Ramón Moreno Castilla es director de empresa. Master en Derecho Marítimo y en Relaciones Internacionales y ponente en conferencias internacionales, es un profundo conocedor de la realidad de Canarias, donde vive. Moreno Castilla es experto en el Magreb y colaborador habitual en medios de comunicación.