Opinión

Los muertos invisibles

photo_camera España

Después de más de 11.000 muertos y 120.000 contagiados por el COVID-19 hemos pasado del estado de alarma al estado de excepción. Las 8.300 bajas de pensionistas en marzo confirman que el coronavirus se ha vengado especialmente con nuestros mayores, especialmente en las Residencias de la Tercera Edad. Resulta inmoral y a la vez obsceno que mueran en soledad aquellos hombres que reconstruyeron nuestra patria tras la guerra civil, cimentaron la Transición, fundaron el estado de bienestar y en el momento final no puedan ser acompañados ni llorados por sus familiares. Ni una imagen para compartir el dolor. 

Mentiras y blanqueo televisivo

Hoy sabemos que la OMS anunció la gravedad de esta pandemia en enero y que las advertencias cayeron en saco roto porque el Gobierno de la Nación solo mantenía un objetivo: la manifestación feminista del 8-M, porque en ello les iba la vida. “El machismo es peor que el coronavirus”, gritaba una Cristina Almeida coreada por la canalla mediática de La Sexta. No pueden decir que no lo sabían, en especial, por ejemplo, que nos llegaba del norte de Italia. 

Gob

El Ejecutivo promulgó el estado de alarma y el confinamiento después de perder seis semanas vitales para hacerle frente a la pandemia. Los expertos, empezando por el portavoz Fernando Simón, nos mintieron desde el minuto uno. Y ahí siguen, con los sermones de La Moncloa, mañana, tarde y noche, blanqueando su inutilidad fabricando emociones para que olvidemos sus responsabilidades políticas y judiciales. 

Desde que el Gobierno se puso al frente de la crisis, el suministro de material imprescindible (mascarillas, respiradores, kits para test, material para el personal médico y protección para las FSE y protección civil) ha sido un fracaso. ¿Por qué no se recurrió a Genética, la empresa que lleva 25 años al servicio del diagnóstico molecular y que hace semanas presentó un kit con una sensibilidad del 98% para detectar el coronavirus? Por la sencilla razón de que la experta mundial de esa empresa multinacional es Rosario de Cospedal, premio nacional de Biotecnología, pero eso sí, hermana de María Dolores. Si esto no es sectarismo, que baje Dios y lo vea. 

España

Estado de excepción

La leal oposición aprobó tapándose la nariz la prolongación del estado de alarma mientras los socios de Pedro Sánchez se abstenían porque así debilitaban la unidad de España; una vez conseguido el trámite parlamentario, el Gobierno social-comunista, aprovechó las prerrogativas para decretar una serie de medidas económicas y sociales, intentando “hibernar” la actividad laboral. Las imposiciones de Iglesias aprovechándose del caos han doblegado el sentido común de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y nos encontramos al borde del abismo. Paralizar la economía, sin contar con los empresarios y con los partidos políticos, es una traición de lesa patria. Ahora, presionan al PP, VOX y Ciudadanos para que convaliden “por patriotismo” unas medidas que no han sido consensuadas. Pablo Casado ha asegurado que el propio Sánchez le ha mentido asegurándole que nunca iba a promulgar el último decreto-ley, que es el primer paso de instaurar un gobierno autoritario. Entiéndase totalitario. 

Como ya avanzamos en nuestra última crónica, “Cuando acabe la guerra”, la víctima primera es la libertad. ¿Se atreverá el Gobierno a controlar la localización de los móviles pretextando buscar datos para neutralizar el COVID-19?  

Urge, como ha dicho Felipe González, un gobierno de reconstrucción nacional porque el equipo del doctor Sánchez es incapaz de hace frente a esta situación extrema.  Necesitamos un gobierno para tiempos difíciles de técnicos y expertos que no solo superen el COVID-19, sino que encaucen el resurgir de un país que está en quiebra técnica económica, moral y política. Necesitamos un gobierno que no nos mienta, en primer lugar. 

¿Y por qué el Gobierno no decreta el estado de excepción? Muy sencillo: porque entonces, las decisiones han de pasar antes por el Parlamento que por La Moncloa. Y ahora el Congreso y el Senado están neutralizados por un Ejecutivo que ni comparece ni contesta por escrito a las preguntas de la oposición. 

Todo indica que el confinamiento se prolongará hasta mediados de mayo. ¿Cómo nos va a afectar esto a nivel individual? ¿Seguirá el Gobierno exigiendo cheques en blanco a los partidos constitucionalistas? Este es ya un Gobierno autócrata que ni oye ni escucha a los interlocutores sociales.

España

Los autónomos desamparados

Pablo Iglesias ha podemizado al PSOE y al Gobierno. Con el plácet de un sanchismo sin reminiscencia del viejo PSOE. Los 850.000 nuevos parados registrados en el INEM son un aperitivo de lo que nos espera en los próximos meses. Los autónomos están desesperados. Los 100.000 millones de avales son un fraude. Una amiga me relata su experiencia: acudió anteayer al banco para solicitar 5.000 euros (paga 1.200 euros por la oficina). Le piden un plan de futuros ingresos y, de repente, le exigen un seguro de 20 euros/mes. Si eso se multiplica por los cinco años (con uno de carencia) son 1.500 euros. O sea, de créditos a 0 €, nada de nada. ¿Cuántos autónomos y pymes desaparecerán?

El Gobierno bendice los ERTES -un invento de la ministra Báñez denostado por el PSOE y UP- y ha hibernado la economía sin contar con los empresarios. Los expertos calculan que este año perderemos entre el 15 y el 20 % del PIB, máxime cuando la temporada del turismo y la hostelería -70.000 millones de euros- están heridos de muerte. Después de los ERTES vendrán los ERES. Por cierto, ¿Qué ERTES ha llevado a cabo las Administraciones con 3 millones largos de funcionarios? Ninguno. Italia al menos ha eliminado 300 representantes vitalicios entre senadores y diputados.

La salida tiene que empezar por reducir el Gobierno que se ha duplicado sin sentido desde noviembre pasado. Insisto: si dejamos en el camino a los autónomos y a las Pymes (el 97 por 100 de nuestro tejido productivo) la crisis se extenderá hasta 2025 o 2030.

Tentación totalitaria

El Gobierno quiere aprovechar este tsunami para acumular poder. Todo el poder. Exige un cheque en blanco a la oposición para descuartizar el país y sin informarle de ninguna de sus decisiones. ¿No se da cuenta que esta crisis -la mayor desde la guerra civil- necesita urgentemente de un gobierno de reconstrucción nacional y de unos II Pactos de La Moncloa para que nadie se quede en el camino? 

Pedro, Pablo e Iván (Iván Redondo) creen que todo pasa por el blanqueo televisivo y un mensaje de sentimentalismo y de perdón. Como si no hubiera pasado nada. Pero los ciudadanos decentes ni perdonamos ni olvidamos a estos gestores que son incapaces de sacarnos de este laberinto. Ya sabemos que el confinamiento se prolongará hasta finales de mes ¿Quién nos ha robado el mes de abril? ¿Y el de mayo? ¿Y el de junio? Lo peor está por llegar porque la tentación totalitaria de este Gobierno puede llegar hasta el ¡exprópiese! bolivariano. 

España

Libertad y transparencia

En todas las guerras, la primera víctima es la verdad. La libertad en España está amenazada por un Gobierno que subvenciona a las televisiones afines –televisiones privadas con beneficios millonarios- mientras no se puede preguntar directamente al Gobierno. “Este virus viene de Oriente”, decía cobardemente el presidente sin atreverse a señalar a China. Ahora, Pekín está haciendo su agosto económico estraperlista. Habrá que empezar a pedir responsabilidades (e indemnizaciones) a esa dictadura imperialista.

He firmado el comunicado exigiendo al Gobierno que se acabe con esta censura previa que lidera el secretario de Estado para la (in)Comunicación. Pero seguimos igual, blanqueando mañana, tarde y noche, a unos dirigentes que no admite ningún error y echan la culpa a los recortes de Rajoy. Nunca un puñado de incompetentes hizo tanto daño a millones de ciudadanos. Sin libertad no hay democracia. Y la nuestra es una democracia amenazada, infectada. Y sabemos que la libertad siempre es compatible con la seguridad. Y con la seguridad jurídica. Este Gobierno quería cambiar las reglas de convivencia, pero el COVID-19, por fortuna, lo impedirá. 

España

Tiempo de solidaridad

Apuro las primeras horas del fin de semana para reflexionar sobre lo difícil que es vivir enjaulado, sin poder abrazar ni saludar a un amigo. Nuestras fases sicológicas son las mismas que las de un duelo: negación, ira, abatimiento y aceptación. La Semana Santa no será nuestra semana de Pasión sino de cárcel. Todo sea porque quedarse en casa es la mejor muestra de civismo.

Estamos viendo como la sociedad civil está reaccionando por encima y por delante de un Gobierno calcinado. El personal sanitario, las FSE, los transportistas, los supermercados… todos están trabajando por encima de sus posibilidades para que no nos falten provisiones. Excepto el Gobierno que no tiene ni una idea precisa para el día después, ni los separatistas que siguen quejando de que la UME salve vidas en Cataluña. 

Creo que no resultará fácil volver a la rutina. Cuando termine esta pesadilla, la mejor propuesta será pasar las vacaciones en España; visitar los lugares hermosos de nuestro país, comprar productos de la tierra, volver a los bares, comer en restaurantes, apoyar a las empresas que han sido solidarias frente al coronavirus y exigir salarios dignos para el personal sanitario, los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, los transportistas, los trabajadores de la logística y nuevas elecciones para que un gobierno decente ponga en marcha un proyecto común para tiempos difíciles que no permita que nadie se quede en la cuneta. 

Las banderas ondean a media asta en Madrid en honor a nuestros muertos. Una placa en el kilómetro cero debería dejar constancia de esta plaga china recordando a unos muertos invisibles que bien merecían en el último instante la compañía de sus seres queridos. Algún día habrá que tañer las campanas de nuestras iglesias para reconocer que nuestros mayores merecieron una despedida más digna. Ahora, en silencio, las campanas doblan por todos nosotros y por nuestro futuro. “De la conducta de cada uno –me comenta un amigo por WhatsApp- depende el destino de todos”. Si después de esta tragedia colectiva no somos mejores personas, no habremos aprendido nada de la vida.