Opinión

Mali: Ça suffit para París

photo_camera Operación Barkhane Mali

Desde el 24 de mayo -cuando tuvo lugar el último golpe de Estado en Mali- hasta ahora, la situación en el país ha experimentado una serie de cambios de gran magnitud. La más relevante es la decisión francesa de suspender su cooperación militar con Mali y empezar a pensar seriamente en el fin de la Operación Barkhane. No obstante, tal escenario abriría la puerta a un aumento de la inestabilidad en el país y en la región, pues lo que ocurra en Bamako tiene un efecto contagio en los países vecinos, como se ha visto con el terrorismo yihadista y la violencia interétnica. Además, la marcha de París deja un vacío respecto a qué actor internacional ocupará su vacío. Rusia está tocando a la puerta de Mali para ofrecer sus servicios, especialmente el uso de los conocidos mercenarios de la firma Wagner. 

¿Qué hay detrás de la decisión francesa? ¿Mejorará la seguridad tras la marcha de Francia? ¿Puede ser Rusia el nuevo actor internacional en la zona? 

Sorprende la reacción del Elíseo de cortar toda su ayuda militar a Mali y el anuncio de la reconsideración de su presencia militar en el país (el fin de la operación Barkhane, en curso desde el 2014). La reacción es novedosa en el hecho de que rompe el mantra que guiaba la política exterior francesa en el continente desde la independencia de sus antiguas colonias: priorizar la seguridad y hegemonía francesa a costa de los derechos humanos. Se puede argumentar que Macron se ha dado cuenta que esta política no funcionaba con Mali, un país incapaz no sólo de gestionar por sí misma la amenaza terrorista, sino también de generar confianza en sus ciudadanos (evitar la violencia interétnica) y crear un Gobierno estable y democrático (como quedó en evidencia con dos golpes de Estado en menos de un año). Sin embargo, si uno analiza lo ocurrido a lo largo de este año, llegará a la conclusión de que la decisión de París se debe no sólo a un cambio en el dogma reinante en política exterior, sino también a consideraciones domésticas y a demandas fallidas de París de más implicación de los países de la región en la lucha antiterrorista. 

Francia tiene el año que viene elecciones presidenciales, donde un debilitado Macron se juega su mandato. Barkhane con 55 muertos, es una misión bastante impopular en la opinión pública, que la ve como un gasto de vidas y dinero, además de no contribuir a mejorar la seguridad del país. El Ejército francés, ya de por sí llevado al límite por sus misiones en el exterior e interior2, llevaba desde el 2019 pidiendo una reorientación de la misión, más enfocada al uso de fuerzas especiales y al asesoramiento. Finalmente, Macron ha pedido en repetidas ocasiones que los países de la zona, encuadrados en el G5 Sahel, se involucren más en la gestión de la amenaza terrorista por sí mismos, como se vio en la última reunión de esta coalición en febrero de este año en Chad. Esto no ha ocurrido, con los países de la zona experimentando bruscos cambios políticos que han cuestionado su estabilidad y fiabilidad en la lucha antiterrorista3. Finalmente, hay que añadir la impopularidad de la presencia francesa en Mali, muy arraigada en el país y acrecentada por acusaciones de bombardeos contra civiles confundidos con terroristas. 

Para París, todo esto ha dado lugar a la conclusión de que no es rentable seguir presente en la zona militarmente, pues el coste político, militar y reputacional es muy alto para peor. Pero una hipotética desescalada francesa dejaría en el aire el futuro de la lucha antiterrorista en la zona y abriría la puerta a la intervención de otros actores internacionales en el avispero.

La amenaza terrorista, ya de por sí en auge con Barkhane, tanto en intensidad como en expansión territorial, se vería reforzada con la retirada francesa. Antes de explicar el porqué de esto, es importante recalcar que los grupos terroristas que operan en el Sahel no se limitan al estereotipo de filiales de Al-Qaeda y Daesh (que los hay), sino que también operan en términos étnicos y nacionales, terreno fértil para el proselitismo yihadista. No obstante, por su relevancia y violencia, nos centraremos en las filiales antes descritas, pues son estas las que están liderando el cambio más inquietante en lo referido al desafío terrorista. 

Las filiales de Daesh y Al-Qaeda en la región son ISGS (Estado Islámico del Gran Sáhara) y el Grupo de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (JNIM) respectivamente. Es la filial del Daesh la que más preocupa, no sólo por su violencia, sino también por la posibilidad de que la degradación de la situación en Mali (y por extensión en la zona) facilite que se cree un frente entre ISGS y ISWAP (Estado Islámico en el Oeste de África) en el norte de Nigeria. Este último grupo ha estado de actualidad cuando se reveló que fueron ellos quienes mataron al líder de Boko Haram, Abubakar Shekaku, confirmando la expansión y fuerza de ISWAP en la región. Esto podría dar lugar a un conflicto con el JNIM -la franquicia de Al Qaeda- por el control de territorio. Este hecho no es ninguna quimera, pues ya ocurrió en los años 2019 y 20204.  

En lo que se refiere al actor internacional que reemplazaría a Francia, Rusia ya ha empezado a interesarse por Mali. Moscú cuenta con la ventaja de que algunos de los militares en el Gobierno se formaron en sus academias militares, como es el caso de Sadio Camara, ministro de Defensa en el Gobierno de transición del golpe de agosto de 2020 y cuya dimisión motivó la asonada de mayo del 2021. Además, hay simpatía popular por Rusia, algo sabiamente explotado por los portales de noticias ligados al Kremlin5. De hecho, Moscú juega con ventaja en este terreno, pues no fue una potencia colonial y aún puede explotar el aura de defensor del anticolonialismo que tenía en la época soviética. Pero lo más atractivo que ofrece Rusia a Mali es su manera de ofrecer sus servicios. Al contrario que Francia y la Unión Europea, preocupadas por los derechos humanos a la hora de ofrecer ayuda económica y militar, Moscú no pone trabas. Si Rusia entrase en el avispero maliense -muy probablemente a través de los mercenarios del grupo Wagner- la junta maliense comprobará como Rusia no objetará a que el Ejército maliense sea cómplice en matanzas interétnicas, o que ejecute a supuestos yihadistas en vez de juzgarlos, al contrario que Occidente que reprimía a Bamako por estos hechos. Además, Wagner cuenta -por ahora- con una reputación de hacer bien su trabajo, obviando la brutalidad de sus métodos. Eso es lo que quieren los países dónde ha operado Wagner (siendo Libia y la Republica Centroafricana los casos más conocidos), eliminar la amenaza terrorista por todos los medios. 

En conclusión, el golpe de Estado de Mali de mayo de este año resultó en la decisión francesa de cancelar su cooperación militar con Bamako. Si bien a primera vista la decisión resulta novedosa al romper con el consenso de París respecto a su política en África, hemos visto como el hastío a todos los niveles con Barkhane, consideraciones electorales y frustración con la inacción de los países de la zona respecto a la amenaza terrorista jugaron un papel importante. Una hipotética marcha de Francia reforzaría la amenaza terrorista, especialmente la lucha entre las franquicias de Al-Qaeda y Daesh por influencia. Esto último es relevante, pues las franquicias de Daesh en el Sahel y el Oeste de África, además de ser las más violentas, son las más poderosas, con el peor de los escenarios augurando una unión entre ambas.  

Finalmente, la retirada francesa dejaría la puerta abierta a la entrada de Moscú en el terreno. Su reputación anticolonial de la época soviética, unido a su capacidad de conseguir el orden sin inmiscuirse en los derechos humanos vía los mercenarios del grupo Wagner, son atractivas para Bamako, que seguirá necesitando ayuda internacional en su lucha antiterrorista.

Referencias:

1 - Ça suffit: ¡Basta! En francés. 

2 - El Ejército francés lleva desde el 2015 protegiendo lugares sensibles en el país en el marco de la Operación Sentinelle (Centinela). 

3 - Además de los golpes de Estado en Mali, hay que destacar la muerte del presidente de Chad en abril de este año mientras luchaba contra rebeldes dentro de sus fronteras.

4 - Véase Sahel – a new battlefield between IS and Al-Qaeda? (theafricareport.com)

5 - Véase Francia teme ser reemplazada por Rusia en Malí - 09.06.2021, Sputnik Mundo (sputniknews.com)