Opinión

Maniobras de distracción

Son aquellas que en el ambiente militar se llevan a cabo mediante el empleo de acciones de simulación, decepción, engaño, añagazas y todo tipo de artimañas y falsos movimientos de tropas de primera línea o de las reservas para tratar de dar al enemigo una imagen o información totalmente diferente de lo que, en realidad, se pretende llevar a cabo.

No constituyen una nueva tecnología, son muy antiguas y han ido evolucionando con el tiempo a medida que, han crecido los medios o estos lo han llevado a cabo por su propia cuenta. Suelen dar buenos resultados, pero, siempre que no sean demasiado burdas o fácilmente detectables porque entonces, generan el efecto contrario.

Maniobras, que también y cómo no, se han introducido y mejorado mucho en el mundo de los negocios, la política y hasta en las relaciones humanas o de los animales; sobre todo, siempre que estos pretenden salvar su pellejo de las garras o fauces de la amenaza que les espera al borde de su camino.

Refiriéndonos al mundo de la política, vemos que estos no cesan de dar señales buscando siempre la confusión de los partidos contrarios, sus propios partidos y del electorado en general. Hoy en día, es muy difícil encontrar a un líder político que no trate de engañar a propios y extraños. Muy pocos o casi ninguno dice la verdad, sobre todo, cuando actúa el público o presenta determinadas iniciativas o sus programas.

En España sabemos mucho de esto, tenemos a los mandos del gobierno a la persona que más nos miente y ha mentido a lo largo de nuestra historia. Que no duda en mostrar un camino en cualquier dirección, para acto seguido, hacer todo lo contrario. Que además nos vende el producto final como bueno y necesario o como el resultado de un forzamiento no buscado, por culpa de esa maldita oposición, que le fuerza a actuar y a hacer aquello que repudia o le aparta de su programático ideario.

Pero no solo Sánchez usa tales maniobras para hacer o justificar todo lo que hace y dice a diario. Sus contrincantes y hasta sus incondicionales apoyos, se refugian en estas maniobras de amago, para conseguir frutos o para esconder sus vergüenzas, fallos o debilidades y poder seguir chupando como de ordinario.

Llevamos un cierto periodo de tiempo, demasiado largo quizá, en el que Vox y su plana mayor anuncian al mundo con todo tipo de bombos y alharacas que van a presentar una moción de censura a Sánchez y a su gobierno. La segunda que realizan contra el mismo personaje y lo que es peor, ambas adolecen de los mismos problemas: sin razón aparente ni programa hasta el último momento, como le ocurre a su candidato -que además está falto de consenso- y sin contar con los apoyos necesarios para que salga positiva y cumplan así lo que se pretende con este formal acto político, legal y muchas veces, más que necesario.

En esta ocasión, tras muchos dimes y diretes, parece que mañana por fin, formalizará esta moción con su candidato; brillante, algo ajado y de antecedentes cambiantes, diversos y dispersos que, apoyado en un bastón, según sus palabras, pretenderá -el día que a Sánchez le venga bien- subirse al estrado de la Cámara Baja para cantarle las cuarenta al famoso trilero y villano, aunque el mismo ya adelanta, que no seguirá ni los preceptos ni el programa de Vox para basar y llevar a cabo su, seguramente, brillante discurso y lleno de múltiples y buenas razones; fundamentalmente, económicas en lo que es un reconocido experto.

Entonces ¿qué pretende Vox con este su segundo intento? Pues da toda la sensación, que lo mismo que en la anterior. Forzar al PP a tomar una postura y hacerle caer en la trampa de su iniciativa, apartarlo de su trayectoria política liberal y que se le confunda por tiros y troyanos con ellos; un partido de extrema derecha, de amigos y compañeros de viaje más que cuestionables en España y en la arena internacional y que no es demasiado fiable a tenor de sus más que premeditados fallidos o poco sensatos apoyos en Madrid (capital y comunidad) y en la región castellano leonesa.

Vox sabe que, otra vez, su maniobra no tendrá éxito y lo cierto es que pretende engañar al electorado con ‘sanas iniciativas’ cuando sus espurias intenciones son otras, muy diferentes y con claros objetivos marcados. Hace oídos sordos al hecho de que es aceptado por casi todos, que su gesto, solo sirve de aliciente o acicate para que Sánchez se afiance en su prostituida y perversa mayoría.

Se le ve el plumero desde lejos, no engaña a nadie y de nuevo, como en muchas de sus iniciativas contra le PP, sirve de muleta la PSOE y a sus dirigentes porque tratando de arañar votos a la derecha, lo que consigue es afianzar los indecisos de la izquierda.

Por todo ello, es conocida mi animadversión por un partido que es una caja de grillos, donde los protagonismos son peligrosos y pueden dar lugar a escisiones que tendrán graves repercusiones en fechas venideras, que distraen la verdadera atención del ciudadano y que será utilizado, de nuevo por Sánchez, como el papel higiénico, muy necesario en momentos de apuros pero destinado a ser usado y olvidado en el escusado una vez empleado.

Por eso no aplaudo para nada la reiteración de esfuerzos de dicho parido en este tipo de iniciativas y máxime en momentos en los que es mucho, real y muy grave el ruido y las nueces a nivel nacional porque la economía está hecha unos zorros, por la deuda y el verdadero empobrecimiento acuciante de la población, por las cifras reales del paro y no las escondidas o disfrazadas empleadas por el gobierno, por la ingente amalgama de leyes absurdas, hechas con el culo por inexpertos aficionados de brujo, que dañan a la sociedad a la que pretenden defender y por la forma de gobierno dictatorial y chulesca a la que se ha acostumbrado nuestro prócer y de la que nadie, salvo las urnas, le va a apear.

Señor Abascal, esta reiterada maniobra de distracción, como Vd. bien sabe, no en más que una filfa y un puro engaño, que, como suele ocurrir con demasiadas de sus iniciativas, solo sirven para alejarse de la realidad, lograr un minuto de falsa gloria o popularidad, alejarnos durante días de los problemas reales y para lanzar piedras sobre su propio tejado y el de aquel que un día, a no ser que Vd. sea ciego y no lo quiera ver, gobernará España con sus votos para podernos quitarnos la lacra que nos azota y asola feamente y demasiado.