Opinión

Marruecos-España: cambio de paradigma

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En la historiografía tradicional, un acontecimiento es un conjunto de hechos notables, considerados dignos de ser recordados y registrados por escrito, por su impacto en el curso de la historia. Una pregunta que no deja de preocupar a los analistas consiste en saber en qué momento y de qué modo un evento determinado en la vida de una nación se constituye como un acontecimiento histórico. Podríamos responder a esta pregunta en términos generales diciendo que un acontecimiento histórico es un hecho o una serie de hechos que han tenido una influencia significativa en el desarrollo de la sociedad, la política, la cultura, la tecnología, etc. Cuando un  evento es calificado como histórico supone tener importancia en términos de impacto significativo en los valores y actitudes de la sociedad así como en las generaciones futuras, supone también tener originalidad en el sentido de que el evento sea único e inédito, así como enmarcarse en la sostenibilidad de forma que las consecuencias del evento continúan en el tiempo y siguen siendo perceptibles a largo plazo, dicho evento también tiene que ser transmitido en documentación que implica suficiente evidencia y testimonios para respaldar su existencia, y en fin se supone que este evento  constituya  un punto culminante y un momento de ruptura decisivo que introduzca un cambio de  paradigma marcando un antes y un después.

En el marco de las relaciones internacionales, los acontecimientos históricos se pueden identificar de varias maneras, especialmente mediante conflictos armados como guerras y revoluciones, que pueden traducirse como acontecimientos históricos porque tienen importantes consecuencias para las relaciones internacionales, así como a través de la diplomacia aplicada en forma de iniciativas diplomáticas y negociaciones, que pueden ocurrir como acontecimientos históricos si se refieren a acuerdos importantes para las relaciones internacionales. En general, los acontecimientos históricos en materia de relaciones internacionales se distinguen por su importancia para el desarrollo de las relaciones entre los estados, su originalidad, su sostenibilidad, su documentación disponible y su significado para la formulación de políticas extranjeras y desarrollo de sistemas de valores.

En este orden de ideas, podemos considerar que la Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos, celebrada en Rabat los días 1 y 2 de febrero, fue una reunión relevante y exitosa, por las importantes decisiones que se tomaron y la relevancia de los acuerdos firmados, pero también porque prácticamente  constituyó un primer paso firme en lo que será la nueva etapa en las relaciones hispano-marroquíes, tras una ruptura entre ambos países después de que el embajador español en Rabat fue convocado al Ministerio de Asuntos Exteriores, para solicitarle explicaciones necesarias relativas a la entrada en España del separatista Brahim Ghali, acusado de cometer graves delitos militares y violaciones de los derechos humanos.

En esta perspectiva, no es exagerado considerar que esta reunión celebrada después de un año de relaciones tensas tuvo un carácter histórico. Se trata de una Reunión de Alto Nivel que marcó en la relación hispano-marroquí una significativa ruptura dentro de la continuidad, estableciendo un nuevo paradigma para el rediseño de dicha relación. Antes de explicar en qué consiste este cambio de paradigma, conviene recordar que este término supone, en general, la aceptación de una nueva teoría para explicar el mundo que nos rodea, tras una renovación conceptual que puede producirse en diversas áreas de conocimiento como en la educación, en la sociedad, en la política, en la economía, en las ciencias naturales y en la filosofía. Por tanto, un cambio de paradigma supone una revolución en el modo de percibir la realidad. También se consideran cambios de paradigma los cambios en los términos utilizados a la hora de describir los fenómenos y los hechos, así como las nuevas formas en que una persona u organización ve y aborda un problema. 

Un cambio de paradigma en materia de relaciones internacionales puede implicar una nueva forma de pensar, abordar y gestionar la complejidad de estas relaciones, e incluso puede conducir a nuevas soluciones a los problemas planteados. En la historia moderna, algunos ejemplos de relaciones bilaterales conflictivas, como los de Egipto e Israel, Francia y Alemania, Estados Unidos y Cuba, nos demuestran que, cuando dos Estados vecinos, socios o en conflicto, deciden cambiar el paradigma en el diseño y gestión de sus relaciones esto implica un cambio en la forma en que interactúan y se comunican entre sí, puede implicar también una mejor cooperación y coordinación, así como una apertura más amplia al intercambio de información y conocimiento. También puede implicar una mayor flexibilidad y una mayor capacidad para adaptarse a los cambios y desafíos que se presenten. Finalmente, el cambio de paradigma puede implicar una mejor consideración de los intereses y preocupaciones de ambos Estados y una mayor voluntad de encontrar soluciones mutuamente aceptables.

En este sentido, podemos decir que Marruecos y España, también con una historia difícil, han logrado a partir de la declaración conjunta de la 12ª RAN apoyada en la hoja de ruta, constituir su propio modelo de cambio de paradigma en sus relaciones bilaterales. ¿Por qué este cambio?  pues simplemente porque Marruecos ha cambiado y sí, “efectivamente, Marruecos ha cambiado”, como subrayó SM el Rey Mohamed VI en su discurso a la nación con motivo del 68º aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo, pues el Marruecos de hoy “no admite que se atente contra sus intereses supremos y al mismo tiempo procura establecer relaciones fuertes, constructivas y equilibradas, sobre todo con los países vecinos”. Es bastante evidente de que el discurso real plantea aquí un nuevo paradigma basado en dos conceptos claves que son el respeto de intereses supremos y el mantenimiento de relaciones equilibradas. Conviene subrayar en este contexto que SM el Rey Mohamed VI quien ha “seguido personalmente y de manera directa la marcha del diálogo y el desarrollo de las discusiones” no tenía como objetivo únicamente salir de esta crisis, sino “hacer de la misma una ocasión para revisar los fundamentos y los determinantes que gobiernan estas relaciones”. Prosiguiendo con la conceptualización del nuevo paradigma, el rey de Marruecos establece en su discurso los fundamentos de una ruptura dentro de la continuidad, confirmando que “ con toda sinceridad y confianza, aspiramos a seguir trabajando con el Gobierno de España y con su presidente, Su Excelencia el Sr. D. Pedro Sánchez, con el fin de inaugurar una nueva etapa inédita en las relaciones entre los dos países, sobre la base de la confianza, la transparencia, el respeto mutuo y la honra de los compromiso”. Lo que significa claramente reiterar la firme voluntad de seguir capitalizando los logros del parternariado con el socio español, cultivando al mismo tiempo la confianza mutua, que implica sentirse seguro de que los intereses supremos de una parte serán tratados por la otra parte con respeto y transparencia. 

Puesto que la integridad territorial constituye la máxima prioridad dentro de los intereses supremos de Marruecos, y dado que el nuevo paradigma de política exterior establecido por SM el Rey Mohamed VI implica que la cuestión del Sáhara sea el prisma a través del cual Marruecos considera su entorno internacional, podemos calificar como reacción inteligente y con sentido de Estado, la carta del presidente Pedro Sánchez al rey Mohamed VI declarando que “España considera la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo” . Mediante esta carta dirigida al rey de Marruecos, el líder de los socialistas españoles y presidente del Gobierno afirma la adhesión inequívoca de España a este nuevo paradigma en las relaciones hispano-marroquíes, ya que de manera responsable y constructiva expresa su apoyo a la propuesta de autonomía del Sáhara bajo soberanía marroquí. Conviene recordar aquí, que la propuesta marroquí, presentada ante la Secretaría General de Naciones Unidas en abril de 2007, con vistas a resolver definitivamente el conflicto del Sáhara, estipula  que el Estado marroquí conservaría las principales prerrogativas soberanas (asuntos exteriores, defensa nacional, asuntos religiosos…) y la región del Sáhara dispondría de su propio Parlamento, de un Gobierno autónomo electo, así como de amplias competencias que permitan a los ciudadanos marroquíes saharauis administrar sus propios asuntos económicos, sociales y culturales. La posición de España en favor de la integridad territorial de Marruecos, expresada en la carta de su presidente Pedro Sánchez al rey Mohamed VI y confirmada en la declaración conjunta de la RAN, puede abrir nuevas perspectivas para que España desempeñe un papel más activo al respecto, especialmente considerando nuevas oportunidades de inversión en Marruecos incluso en las provincias saharianas, donde España podrá ampliar sus inversiones en diferentes sectores, conviene recordar aquí que la decisión del Gobierno español de abrir una sede del Instituto Cervantes en El Aaiún, es un gesto prometedor en este sentido. España podría también tener más protagonismo apoyando en organismos internacionales la iniciativa de autonomía como solución más seria, creíble y realista para la resolución de este conflicto provocado contra la integridad territorial de Marruecos.

Notamos pues que la 12ª RAN, como acontecimiento histórico, tuvo una función propiamente paradigmática, se trata de la primera Reunión de Alto Nivel que, como es sabido, se celebra casi ocho años después de la última cumbre bilateral, pero también conviene subrayar que fue la primera reunión de esta envergadura que se celebra después de la crisis más profunda entre España y Marruecos desde 1975, me refiero a la crisis derivada de la acogida por parte de España al jefe de la banda separatista del Frente Polisario, en abril 2021. Por lo tanto, creo que esta Reunión de Alto Nivel es histórica porque,  asumiendo un verdadero cambio de paradigma,  logró concretizar la salida de la crisis, restablecer el diálogo político, y reiterar la determinación de los dos países para actuar de manera conjunta, cooperativa y basada en la transparencia y la confianza mutua, así como  para  lograr una reestructuración exitosa de las relaciones entre los dos reinos, que se basa en el dialogo político y la comunicación permanente, y que sea capaz de crear una nueva dinámica,  necesaria para el bienestar de los dos países y la prosperidad de la región en su conjunto.

Las relaciones políticas entre Marruecos y España enmarcadas en este nuevo paradigma se han visto reforzadas por su compromiso común con la estabilidad, la paz y el desarrollo sostenible, pero también por la defensa de sus intereses comunes a nivel regional, así como en el escenario internacional. No debemos olvidar que esta última Reunión de Alto Nivel en Rabat se ha producido en un momento de movilización unánime de las fuerzas vivas de Marruecos frente a aquella resolución chantajista e inaceptable del Parlamento Europeo, la razón por la que el Parlamento marroquí tomó la decisión de reconsiderar sus relaciones con la Eurocámara. Puesto que la comunicación diplomática aprovecha todas las oportunidades y se instala en todos los eventos,  podemos decir que el Gobierno de Pedro Sánchez cuando saluda en la declaración conjunta de dicha reunión, la dinámica de apertura, progreso y modernidad que vive Marruecos, bajo el liderazgo activo de Su Majestad el Rey Mohamed VI, se sitúa ni más ni menos en una lógica de explicación de voto, exponiendo así las razones que justifican el sentido del voto de los eurodiputados socialistas  contra aquella resolución votada unos días antes en el Parlamento europeo.  

Cuando España “considera que Marruecos es un actor regional e internacional creíble y escuchado, que juega un papel decisivo para la estabilidad, la paz y el desarrollo en las regiones mediterránea, atlántica, en el espacio sahelo-sahariano y en África”, pues a través de esta declaración conjunta, me parece que España recurre a la movilización de  una estrategia discursiva de toma de posición oficial con respecto al Reino de Marruecos, y, al mismo tiempo, dirige un claro mensaje a quien corresponde, aclarando que Marruecos para España no es solo un país  con quien intercambia algunos intereses, sino más bien un socio fiable con quien comparta valores. Esta pertinente estrategia discursiva desarrollada desde una declaración conjunta en una situación comunicativa enormemente mediatizada muestra la importancia que puede tener la diplomacia bilateral en el manejo de asuntos multilaterales y relaciones internacionales complejas. 

Se trata entonces de una reunión histórica, encabezada por los jefes de Gobierno de los dos países, que supuso una excelente oportunidad para que ambos países estrecharan sus relaciones diplomáticas y económicas, y discutieran una amplia gama de temas, como la cooperación en materia de migración, seguridad, comercio, educación y desarrollo económico. Los dos países también discutieron temas regionales e internacionales, como las relaciones con la Unión Europea y los problemas en la región del Sahel. A través de una veintena de acuerdos y protocolos firmados, España y Marruecos no solamente intensificaron su cooperación bilateral, sino también mostraron su compromiso por fortalecerla aún más, mediante proyectos conjuntos y ambiciosos que tendrán un impacto estratégico positivo en ambos países.

Así los dos reinos, con la nueva hoja de ruta y la declaración conjunta de la RAN celebrada últimamente en Rabat, han podido superar una larga etapa de inestabilidad y desequilibrio en sus relaciones, logrando una renovación paradigmática en la visión compartida de la situación geopolítica actual, marcada por la extensión de superficies de  riesgos e incertidumbres, una visión promovida por SM el Rey Mohamed VI y el presidente Pedro Sánchez, que habla el lenguaje de intereses compartidos, de transparencia y confianza mutua, y que abre nuevas perspectivas para mantener fuertes y sólidas las relaciones bilaterales. En este marco, las decisiones que se tomaron en esta Reunión de Alto Nivel tendrán sin ninguna duda un impacto significativo en el futuro de las relaciones entre los dos países, pero también en el futuro de toda la región.