Marruecos y Argelia: tensión a las puertas de España

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La rentréede la política exterior española ha estado marcada por altos y bajos en lo referido al gran escollo del año: la relación con Marruecos.

Aunque los esfuerzos del nuevo ministro de Exteriores por mejorar la relación vía declaraciones alegando la importancia de Marruecos como un socio clave para España probablemente haya contribuido a que Rabat esté abierta a negociar la consecución de la Reunión de Alto Nivel (RAN), pues Marruecos ve en el nuevo ministro una voluntad de cambiar de ciclo. También es cierto que la judicialización del caso Ghali muy probablemente pueda actuar como vector para la mejora o empeoramiento de las relaciones bilaterales, pues si no se clarifica cómo y quién autorizó la entrada del líder del Frente Polisario en España, es muy probable que Marruecos no intente mejorar las relaciones pues considerará que España está siendo deshonesta al esconder los motivos por los que Ghali entró en nuestro país.  Si esto ocurriera, Rabat podría reaccionar llamando otra vez a su embajadora algo que muy probablemente empeorará la relación.

La decisión de Argelia de romper relaciones con Marruecos el pasado mes y su reciente empeoramiento con el cierre de su espacio aéreo a Marruecos tiene implicaciones para España. Argelia es el principal apoyo del Polisario y es casi certero que contribuyó a la crisis con Marruecos, pues fue Argel quién pidió a España si Ghali pudiese recibir tratamiento médico en nuestro territorio, convirtiendo a Madrid en un socio clave para un país que se enfrenta a una frágil situación política y precisa de apoyos diplomáticos con los que hacer frente al espaldarazo estadounidense a la postura marroquí sobre el Sáhara Occidental. Además, el cese de relaciones diplomáticas tiene un componente energético que probablemente dificultará el juego diplomático español: el cese de relaciones supone un corte al flujo de gas a través del Gran Gasoducto Magrebí, el cual transita por Marruecos. Tal decisión no es baladí pues el 29% del gas que consumimos proviene de Argelia, especialmente a las puertas del otoño y el invierno, las dos estaciones cuando más se consume este gas, algo que muy probablemente empeorará el sufrimiento de los españoles -oprimidos ya por el alto precio del consumo eléctrico- si no se resuelve la crisis entre Rabat y Argel. 

Los recientes cambios políticos en ambos países probablemente contribuyan a influir en la resolución o no de las relaciones bilaterales con ambos países. La victoria de Aziz Akhannouch, un magnate próximo al rey de Marruecos, en las elecciones marroquíes de este mes pueden influir en la mejora de las relaciones con España, pues es un político que goza de buenas relaciones con España2. Esto casi seguro que facilitará que se llegue a la confianza que existía antes del inicio de la crisis, algo que una visita tanto del ministro de Exteriores, del presidente o del Rey a Marruecos probablemente refuerce, culminando en la postergada RAN donde asuntos como la migración y lucha antiterrorista, claves en la relación bilateral, serían discutidos, contribuyendo a la mejora de relaciones con un socio clave para España. 

Finalmente, la muerte de Bouteflika, el 17 de este mes contribuye a debilitar a una Argelia que vive una incierta transición entre un régimen militar y los anhelos democráticos populares. Su muerte muy probablemente reforzará la no voluntad de mejorar las relaciones con Marruecos, pues si se hiciera se interpretaría como un signo de debilidad de un régimen que lucha por su supervivencia, usando para ello las tensiones de Marruecos como hipotético vector de unidad nacional frente al enemigo externo. Claro que esta lógica muy probablemente contribuya a degradar las relaciones entre ambos países y dificulte a la diplomacia española, que tendrá que considerar qué prioriza, si el suministro energético, o la seguridad antiterrorista y migratoria, pues Marruecos es nuestro cancerbero ante la inmigración irregular del África subsahariana, algo que Ceuta, Melilla y Canarias conocen bien. 

En conclusión, la resolución de las relaciones entre España y Marruecos estarán condicionadas por la reciente ruptura diplomática entre Rabat y Argel pues los gestos que Madrid haga a cada uno de los contendientes pueden ser visto por el otro como una afrenta. El devenir de la judicialización del caso Ghali puede contribuir a empeorar o mejorar las relaciones con Marruecos, pues Rabat estará atento a ver si se esclarece quién autorizó y cómo fue posible que el líder del Polisario entrase en España.  Archivar la causa muy probablemente empeorará las relaciones, con el potencial de que Marruecos repita lo vivido en Ceuta y Melilla en mayo para expresar su malestar. La decisión argelina de cerrar el flujo de gas a través del Gran Gasoducto Magrebí, el cual pasa por Marruecos, influirá en las decisiones de Madrid, especialmente si tenemos en cuenta que el 29% del gas que consumimos viene de Argel. Esto probablemente fuerce a España a jugar un delicado juego de complacer a ambos países, con el Sáhara Occidental por medio. Esta maniobra casi seguro que puede empeorar las relaciones, pues un gesto de apoyo hacia uno de los contendientes será visto con hostilidad por el otro, resultando en un empeoramiento de las relaciones bilaterales de ambos países con España con las nefastas consecuencias energéticas y migratorias que ello conllevará para Madrid.

Referencias:

  1. Termino francés para referirse a la vuelta a la rutina. 
  2.  Véase. El amigo del rey de Marruecos que dobló el brazo a los islamistas, El País, abril del 2017. El amigo del rey de Marruecos que dobló el brazo a los islamistas | Internacional | EL PAÍS (elpais.com) 
     

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