Mauritania: ese gran desconocido

 

 Por Anwar Zibaoui (*)

Mauritania es el país menos conocido del norte de África. Aunque no es comparable con sus vecinos del Magreb Marruecos o Argelia, su proximidad a Canarias y su situación entre el África subsahariana y el Magreb, le convierte en un interlocutor necesario. Tiene una población de 3,7 millones de habitantes, distribuidos en una superficie dos veces mayor que la de España.  Su gente dice que es la “tierra de un millón de posibilidades” y, teniendo en cuenta sus enormes recursos naturales sin explotar, como el hierro, cobre, oro, yeso, fosfato, azufre y petróleo, seguramente no les falta razón.En los últimos años algo está cambiando. Las autoridades apuestan por un renacimiento económico y social. Su economía ha dado un salto cualitativo, creciendo un 7% en el 2013. Es el mayor incremento en África y Oriente Medio. Además, la inversión ha aumentado un 42%, es decir, todo son señales positivas.

Las ventajas económicas y los recursos naturales combinados con una ubicación estratégica, son una buena carta de presentación para atraer la atención de las empresas internacionales. Y también hay que añadir las grandes oportunidades en el turismo, la agricultura, el sector alimentario y las químicas. El país ha conseguido una estabilidad y seguridad relativa. Ha creado marcos para la transparencia en el sector público, la implementación de reformas institucionales profundas y el desarrollo de los recursos humanos. Además, se ha impulsado una ley para fomentar, facilitar y simplificar los proyectos de inversión y aumentar su protección con la creación de la “Oficina para la Promoción de la Inversión”, así como la liberalización del mercado, la privatización y la desregulación de los aranceles, impulsar planes de apoyo a las pymes y la creación de una zona franca abierta en la ciudad de Nuadibú, la capital económica.

El país apuesta por la colaboración público-privada en sectores como el agua, la electricidad y el transporte, e incentivar a los inversores en sectores productivos que ayuden al desarrollo de la competitividad, ofreciendo compartir los beneficios de la explotación de su riqueza de recursos minerales, la pesca, la ganadería y el petróleo. España es uno de los primeros socios comerciales de este país africano, con un 5,47% del total de comercio exterior, pero el saldo comercial ha sido tradicionalmente deficitario. Se espera que este creciente interés sea el principio del cambio, aunque el país sigue siendo un mercado desconocido a nivel internacional y su imagen está asociada a un pasado complicado. Para ganar la confianza, las autoridades tienen que resolver los importantes problemas pendientes y consolidar la gobernabilidad y estabilidad política y social. El desarrollo y riqueza deberá incluir todo el abanico social y de las distintas regiones. El apoyo al crecimiento tiene que ser una opción estratégica y ayudar a la expansión del sector privado. Su rol como actor y la inclusión en la economía mundial son factores claves para avanzar a nivel interno y realzar el papel regional.

 (*)Anwar Zibaoui es un experto en economía mundial y está especializado en el Mediterráneo. Es también el coordinador de ASCAME (Asociación de Cámaras de Comercio del Mediterráneo) y consejero internacional de grupos empresariales y de varios gobiernos, así como colaborador de  medios de comunicación nacionales e internacionales. El artículo que reproducimos fue publicado previamente en el periódico económico online economiadigital.es

 

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