Nueva coalición de Gobierno en Malasia

Malasia

Durante las últimas semanas Malasia ha sido el escenario de maniobras políticas que han provocado la dimisión del ex primer ministro Mahathir y el nombramiento de un nuevo primer ministro, Muhyiddin Yassin. La inestabilidad y las rencillas dentro de la coalición gubernamental formada por Mahathir Mohamad y Anwar Ibrahim en 2018, ha acabado por destruir el acuerdo post-electoral y sumir a Malasia en la incertidumbre en un momento delicado para la economía nacional.

La victoria de la coalición Pakatan Harapan en 2018 supuso un cambio histórico para el país. Las urnas iban a provocar la caída del Barisan Nasional que durante más de 60 años había dirigido los destinos políticos de Malasia. El deterioro gubernamental tras décadas de gobierno y los casos de corrupción que acosaban al entonces primer ministro Najib Razak fueron dos de las razones del colapso electoral del Barisan Nasional, lo que permitió la vuelta a la primera línea de la política de Mahathir Mohamad que ya desempeñó el cargo desde el año 1981 hasta el 2003.

La coalición vencedora de 2018 estaba compuesta por una multiplicidad de partidos políticos entre los que se encontraban Bersatu (el partido de Mahathir), el Keadilan (el partido de Anwar Ibrahim) o el Partido de Acción Democrática. Uno de los grandes desafíos a los que se enfrentaba la coalición era, precisamente, mantener su cohesión interna y gestionar la sucesión de Mahathir que en 2018 tenía ya 92 años. Durante la campaña electoral éste se había comprometido a ceder su puesto a Anwar Ibrahim en un momento indeterminado. Las continuas evasivas de Mahathir respecto a la fecha del relevo comenzaron a provocar las primeras grietas en la coalición, grietas que han acabado por partirla.

¿Por qué era tan inestable la coalición? La respuesta a esta pregunta hay que encontrarla en la relación existente entre los líderes de los dos principales partidos de la coalición, Mahathir e Ibrahim. Durante su primer mandato como primer ministro Mahathir nombró a Anwar Ibrahim como viceprimer ministro hasta que fue cesado, acusado de corrupción y sodomía y encarcelado en lo que fue considerado como un juicio político. Sin embargo, antes de las elecciones la situación pareció dar un vuelco al aliarse ambos y sus respectivos partidos para derrotar al Barisan Nasional. No obstante, desde el principio las relaciones entre partidos y entre sus facciones internas fueron tensas desencadenando lo que ya se había vaticinado.

Distintas versiones se han dado del incidente que llevó a la dimisión de Mahathir. Según una versión, una facción dentro de Kaedilan encabezada por Azmin Ali habría intentado buscar un entendimiento con partidos de fuera de la coalición, concretamente con UMNO (principal partido del Barisan Nasional) y con el PAS para así desplazar a Mahathir. Según la versión de Azmin Ali, sería Anwar Ibrahim quien habría forzado el establecimiento de una fecha definitiva para la transición del mandato de Mahathir hacia Ibrahim provocando la ruptura de la coalición. Sea como fuere, lo cierto es que Mahathir Mohamad presentó su dimisión al rey Abdullah Sultan Ahmad Shah, que acto seguido lo nombró primer ministro en funciones y disolvió el gobierno a petición de Mahathir.

Los siguientes días no fueron sino más confusos, con varias facciones apoyando sucesivamente a Anwar Ibrahim y después a Mahathir. Finalmente, el rey decidió nombrar a Muhyiddin Yassin como primer ministro. Este fue viceprimer ministro con Najib Razak y consiguió formar una coalición denominada Perikatan Nasional (Alianza Nacional) entre Bersatu, el Barisan Nasional, una facción de Keadilan, el PAS, el Gabungan Parti Sarawak y otros partidos.

A pesar de contar con un gobierno establecido constitucionalmente, Malasia todavía no va a escapar de la incertidumbre política y, sobre todo, económica. La incertidumbre política no acabará hasta que el próximo 18 de mayo se retomen las sesiones en el parlamento y se discuta o no una posible moción de censura. Otro escenario complejo para el primer ministro va a ser las próximas elecciones internas en Bersatu donde tendrá que defender su puesto de presidente del partido. De pasar estos exámenes, Muhyiddin Yassin se enfrentará al mismo desafío con el que ha tenido que lidiar la anterior coalición, esto es, mantener la cohesión dentro de Perikatan. Desde los partidos que integran Perikatan Nasional ya han comenzado a emerger críticas por la forma en la que se han repartido los puestos en el Gobierno, aunque ninguno ha amenazado con romper la coalición por el momento.

La incertidumbre económica vendrá dada por los dos grandes factores que, a día de hoy sacuden la economía global: el Covid-19 y la caída de los precios del petróleo. Malasia, al igual que otros países asiáticos se ha visto afectada por la transmisión del virus que ya afecta a más de 500 personas y el gobierno se ha visto forzado a establecer un paquete de medidas para evitar el impacto negativo en la economía. Por otra parte, la guerra entre Rusia y Arabia Saudí por el precio del petróleo va a tener consecuencias negativas para el presupuesto estatal que podría perder más del 20% de sus ingresos derivados del petróleo. Todo ello ocurre en un contexto en el que la economía malaya está necesitada de reformas lo que no augura nada bueno para los esfuerzos reformadores iniciados por la anterior coalición gubernamental. En definitiva, la crisis política ha llegado en el peor momento y Perikatan Nasional se va a enfrentar a un escenario tremendamente complejo en los próximos meses.

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