Opinión

Nueva gira de Staffan de Mistura

photo_camera Staffan de Mistura

Rabat y el Sáhara, considerado por Marruecos como sus provincias del sur, eran las etapas conocidas hasta el momento del viaje a la región del enviado especial de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura. Al final, la decisión ha sido no viajar al Sáhara y dejar la visita limitada a la capital marroquí. No estaba prevista su presencia en Tinduf, donde ya estuvo el pasado mes de enero, ni tampoco en Argel. Emprender el viaje sin tener en la agenda las visitas a Argel y Tinduf puede considerarse como una invitación al Gobierno de Argelia y al Frente Polisario a que se sumen a la iniciativa de convocar una nueva ronda de negociación para intentar alcanzar una solución al conflicto que dura ya demasiado tiempo. 

En los últimos meses han ocurrido muchos movimientos que influyen directamente en el devenir de los acontecimientos de una región clave para la estabilidad del norte de África, que es la estabilidad de la Unión Europea. Lo más trascendente es la invasión rusa de Ucrania con la consiguiente guerra declarada a los Estados Unidos y la Unión Europea. La reciente Cumbre de la OTAN en Madrid ha resaltado su atención al flanco sur y a las amenazas que representan los grupos terroristas que operan en el Sahel, las mafias que trafican con personas, armas, drogas, animales y todo lo que les puede reportar un beneficio colaborando con esos grupos terroristas, y los flujos incontrolados de migrantes, alentados en estas semanas por la sequía y el hambre que empieza a hacer mella en muchos lugares del África subsahariana debido a la escasez de cereales provocada por la invasión rusa de Ucrania y el bloqueo de miles de toneladas de un producto básico para la alimentación de seres humanos y ganado. 

Los movimientos del grupo ruso Wagner en la región, sobre todo en Mali, causan una enorme preocupación en la Alianza Atlántica, así como la manipulación del precio de los hidrocarburos por parte de aliados de Putin como el Gobierno de Argelia. El contexto internacional se ha convertido en un nuevo escenario de Guerra Fría, tras la contundente reacción de la OTAN a los desafíos de Putin. Una posible solución del conflicto del Sáhara se ve afectada por una política de bloques que colocaría a Argelia y al Frente Polisario del lado del agresor Putin, que siempre ambiciona lograr una salida al Atlántico por un lugar tan estratégico con el Sáhara o Mauritania. La dinámica internacional de apoyo a la propuesta marroquí de autonomía del Sáhara bajo su soberanía con la última adhesión del Gobierno de España planteaba la necesidad de llegar ya a una solución beneficiosa para todos, sobre todo para los saharauis que anhelan el final de un sufrimiento estéril en Tinduf.