Pandemia: la vuelta del plástico

Mascarilla utilizada para reducir el contagio de la COVID-19

Durante el confinamiento, cada uno de nosotros entonó su mea-culpa, imaginándose el mundo después de la pandemia o intentando buscar soluciones. Todos compartimos la alegría del regreso de los animales a los lugares urbanizados, en un momento en el que la actividad humana había disminuido. Nos prometimos en voz alta o en secreto luchar por un mundo mejor. 

Mientras evocábamos estos piadosos deseos, nos deslizábamos hacia un consumo excesivo de plástico y empezamos a contaminar, sin darnos cuenta, mucho más que antes.  

Las viseras, guantes y máscaras se han convertido en nuestros accesorios de vida a raíz de la pandemia. La mayoría de los países han adoptado estas nuevas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero todo esto tiene un coste ecológico y el daño que esta situación ha provocado ya es una realidad. En Europa, la alarma ha comenzado a sonar tras conocer que la mayoría de los grandes ríos europeos están contaminados: el Támesis, el Rin, el Sena, el Tíber... En ellos abundan los microplásticos y otros subproductos contaminantes. Las máscaras protectoras ya han llegado a los mares y océanos.   

Según el alarmante informe encargado por el WWF a la Universidad Australiana de Newcastle, "un individuo normal podría ingerir hasta 5 gramos de plástico cada semana, es decir, el peso de una tarjeta de crédito”. 

Mientras nos tragamos nuestras tarjetas de crédito, 129.000 millones de máscaras y 65.000 millones de guantes desechables se usan en todo el mundo cada día, dice la ONG Ocean Conservancy. Sin embargo, la OMS no ha dejado de recordarnos que es mejor lavarse las manos que usar guantes desechables.  La ONG también señala que aproximadamente 10 millones de máscaras se dispersan en el medio ambiente cada mes.  

Desde el comienzo de esta crisis sanitaria ha estado lloviendo plástico por todo el mundo. La industria alimentaria también ha empezado a hacerlo. El empaquetado de frutas y verduras se ha convertido en la norma en todo el mundo. Un calabacín envuelto en un doble embalaje o un aguacate envuelto en cartón y posteriormente en una película plástica es ahora parte de nuestra vida diaria. Hoy en día, ya no se puede comprar sin desempaquetar una docena de bolsas no reciclables.  En Francia, según la encuesta de OpinionWay-Sodastream, el 66% de la población dice preferir los alimentos envasados, mientras dure la crisis. La tendencia se está extendiendo y alcanzando todos los continentes y los lugares más remotos del planeta.  Los científicos advierten: ¡no hay ningún lugar en el mundo sin microplásticos! 

Desde su aparición hace unos sesenta años, el plástico se ha convertido en el símbolo de la sociedad consumista y ya no perdona a nadie.  La pandemia ha acelerado su uso no solo en la tierra sino también en el mar. Hoy en día la proporción global es una tonelada de plástico en los océanos por cada cinco toneladas de pescado, y la tendencia sigue al alza. En pocas palabras, esto significa que tenemos una posibilidad entre cinco de atrapar plástico en lugar de un pez. Y hay que recordar que, aunque comamos pescado, es muy probable que el pobre animal ya haya ingerido plástico.  

La crisis que estamos viviendo actualmente y el estado de emergencia sanitaria han hecho de este derivado del petróleo el nuevo salvador de la humanidad. ¿Cuánto tiempo más podría aguantar el planeta?  

En los últimos meses, el sector hospitalario se ha convertido en uno de los mayores consumidores de plásticos. Donde curamos a los enfermos es también donde creamos el desequilibrio y la enfermedad.   

Batas impermeables, viseras, gafas, guantes desechables, jeringas, respiradores artificiales, termómetros... Los equipos reutilizables son ahora sistemáticamente reemplazados por versiones desechables. Se espera que el consumo de plástico aumente un 17% el próximo año. El mercado está en auge y muestra una buena salud que nadie podía haber previsto hace sólo unos meses. Según el estudio de MarketsandMarkets, el mercado del plástico tiene un valor de 23.100 millones de euros hoy en día y podría crecer hasta 27.100 millones de euros en 2021. 27.100 millones en 2021. Y dada la forma en que se usa en estos momentos, es muy probable que esta proyección se haga realidad. El lobby del plástico le da la bienvenida a esta situación, Tony Radoszewski, presidente de la Asociación de la industria del plástico, ha afirmado que “el plástico ha sido el material de elección en la medicina durante décadas. Estamos viviendo de una manera más saludable, durante más tiempo y con una mejor calidad de vida gracias a él. (...) Nuestros productos están a la vanguardia de la lucha contra la propagación del virus". 

Los científicos han advertido de esta situación en reiteradas ocasiones: la crisis del coronavirus se debe a nuestros excesos y al desprecio por el medio ambiente. Y para hacer frente a la crisis estamos reforzando los desequilibrios ambientales. La actual pandemia no habrá servido para nada más que para hacernos retroceder, ¡y esto es solo el comienzo!  

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