Peligro ecológico en el mar Rojo

Mar Rojo

Un grave peligro ecológico se cierne sobre el mar Rojo, el golfo del océano Índico que separa Asia y África, baña las costas de varios países y es de una situación estratégica excepcional. Sus aguas, entre las más calurosas del mundo, bañan las costas de Egipto, Arabia Saudí, Jordania, Yemen, Eritrea, Yibuti y el norte de Israel. Es un mar con muchos atractivos turísticos, desde sus aguas azules que en absoluto responden a su nombre. En sus laderas están ciudades turísticas como Eilat, en Israel, y Akaba, en Jordania, que son muy visitadas.

Otro de sus atractivos son los fondos marinos que ofrece a los visitantes a pesar de los obstáculos que en algunos casos ofrecen sus conflictivos límites en una zona con grandes tradiciones bíblicas -el paso del estrecho de Moisés y sus seguidores huyendo e Egipto- y frecuentes tensiones y enfrentamientos bélicos. Sus estrechos, particularmente el de Bab el Mandel en el golfo de Adén, tienen un valor estratégico excepcional.

Pero actualmente, a pesar de estar bañando conflictos, la amenaza que sufre supone un desastre ecológico de grandes proporciones. Se trata del petrolero yemení que permanece abandonado con un cargamento de 1,14 barriles de petróleo en la zona controlada por los hutíes desde 2015. Los rebeldes que mantienen Yemen dividido y controlan esa área no tienen capacidad para hacerse cargo de él, ni siquiera para intentar conservarlo en buenas condiciones.

Después de tanto tiempo, el Safer viene sufriendo deterioros graves y en las últimas semanas sus salas de máquinas han empezado a llenarse de agua. La amenaza ha empezado a propagarse. Un derrame del crudo que está abordo es un peligro para más del millón y medio de personas que viven de la pesca. Hasta ahora, las ofertas extranjeras para que técnicos evalúen su situación y posibilidades de descargarlo han sido impedidas por los propios hutíes.

La gravedad del peligro ha llegado a manos de Naciones Unidas, que el miércoles celebró una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad para intentar evitar el desastre que se anticipa. El barco servía de almacén de crudo desde el que se bombeaba a otros buques de paso. Y para complicar más las cosas, el cargamento a punto de derramarse es reclamado tanto por el Gobierno legítimo de Yemen protegido por Arabia Saudí como por sus enemigos los hutíes, apoyados por los iraníes, que luchan por desplazarle del poder.

Las deliberaciones en la ONU que inicialmente parecían un tema menor se agravaron cuando fue dado a conocer un informe científico sobre los males que supondría para el mar y sus costas que el petróleo se derrame con sus consecuentes pérdidas para la pesca y los habitantes, en una sociedad que ya está sumida en la pobreza, una situación agravada por los efectos de la guerra. Al final, se consiguió sacarles a los hutíes una autorización para que técnicos internacionales pudiesen llegar al barco y evaluar las alternativas que existen para impedir el desastre ambiental.

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