Pelosi y Bolívar

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Mientras la situación en torno a Taiwán se complica cada día más, aquí los de siempre se rasgan las vestiduras porque el rey de España no se levantó al paso de la espada de Simón Bolívar en la ceremonia en la que Gustavo Petro se convirtió en presidente de Colombia. Se ve que no tienen ni ideas claras ni otras cosas más importantes a las que dedicar su valiosa atención.

Lo de Taiwán va mal. A los dos portaaviones chinos se suma ahora otro norteamericano decidido a hacer respetar la libertad de navegación por las aguas del estrecho que separa la isla de tierra firme y que ahora Pekín reclama como propias. Los chinos lanzan oleadas de aviones que al volar rozan la Zona de Exclusión Aérea de Taiwán y la isla responde haciendo despegar a los propios y aumentando así el riesgo de un incidente no deseado (¿o sí?). Los chinos lanzan misiles en torno a la isla y algunos -a gran altura- que la sobrevuelan y caen en aguas de la Zona Económica Exclusiva de Japón, como invitándole a sumarse a la fiesta, mientras los taiwaneses responden también con fuego real de su artillería de costa. Los chinos, en fin, ensayan un bloqueo en toda regla de Taiwán, como preparando el futuro, aunque la navegación civil no parece haberse visto afectada. Un bloqueo que nos dejara sin semiconductores (Taiwán es el mayor productor) produciría un caos mundial que también afectaría a China, que los importa a gran escala. Si esto va a más puede convertirse en la Guerra de Pelosi, porque ha sido la innecesaria visita a Taiwán de la Speaker de la Cámara de Representantes la que ha dado excusa a Pekín para hacer lo que probablemente llevaba tiempo queriendo hacer: sacar pecho y dar carnaza al nacionalismo patrio antes del XX Congreso en otoño del Partido Comunista, verdadero árbitro de la política china. Personalmente creo por ahora que no llegará la  sangre al río, pero confieso que lo mismo pensaba pocos días  antes de la invasión de Ucrania, porque no creía que los rusos fueran a lanzar en pleno siglo XXI una guerra de anexión en el mejor estilo del siglo XIX. Y es que, como decía Nietzsche, frente a la estupidez humana, hasta los propios dioses son impotentes.  Pues eso.

Vaya por delante que Nancy Pelosi puede ir donde quiera, pero no podía desconocer que, si iba a Taiwán, China iba a reaccionar mal y en estos momentos de inflación desbocada, de guerra en Ucrania y de crisis alimentaria mundial no parece el momento más oportuno para provocar a nadie y menos a una gran potencia que está descontenta con el actual reparto de poder en el mundo, que data de 1945, y que lo quiere cambiar para adecuarlo a sus conveniencias y a las realidades de 2022. Y que, por si fuera poco, está portándose bastante bien en relación con lo que ocurre en Europa y no da armas a Rusia -que se sepa- aunque haya multiplicado su comercio con Moscú desde el inicio de la invasión. Claro que a lo mejor China acaba siendo la única gran beneficiada de la invasión rusa porque entretiene a los norteamericanos en el escenario europeo y vacía sus arsenales de armas, igual que vacía los europeos con las masivas ayudas de material a Kiev, nos complica la vida con la llegada masiva de refugiados, y nos mete a todos en una inflación y en un invierno con previsibles restricciones de gas en muchos países, que harán aflorar tensiones en la relación trasatlántica por la forma asimétrica en la que nos afecta a unos y otros. La misma encomiable unidad europea hasta la fecha comienza a mostrar algunas grietas entre los países del norte, partidarios de la lucha hasta una (¿imposible?) victoria final de Ucrania, y los del sur, más realistas, que piensan que puesto que esto acabará necesariamente en una negociación, preferirían que se hiciera lo antes posible y ahorrarnos así problemas.

Al lado de estas crisis en Taiwán y en Ucrania, lo de la espada de Bolívar da risa. El Libertador merece todo respeto y su espada también. Pero su aparición no estaba en el programa oficial y no es un símbolo del Estado colombiano. A mí me parece que los podemitas que han organizado un griterío en torno a este asunto harían mejor en dar ejemplo ellos mismos y respetar los símbolos patrios de su propio país, que es España, como son la bandera, el himno, la Constitución o la misma Monarquía, en lugar de andar buscando problemas donde no los hay. ¿O es que solo hay que respetar los símbolos ajenos, aunque no sean oficiales, y no respetar los propios? O sea, que en mi opinión deberían predicar con el ejemplo, que no es nada fácil. Sería deseable un mínimo de coherencia intelectual y soy muy consciente de que pido demasiado. Por eso no creo que Joe Biden debiera levantarse de su 
su asiento si a don Pedro Sánchez se le ocurre sacar en un desfile la Tizona o el brazo incorrupto de Santa Teresa. Pues lo mismo en Colombia.

Jorge Dezcallar, embajador de España. 

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