Pero… ¿todavía hay guerras?

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El fin de la Guerra Fría no ha traído consigo un mundo exento de conflictos armados o de escenarios muy tensionados que podrían evolucionar hacia el enfrentamiento militar, incluso entre las grandes potencias. Por esta razón, el Instituto Español de Estudios Estratégicos elabora, año tras año, su Panorama Geopolítico de los Conflictos, en el que se analizan sus causas y la posible evolución de estos.

En este documento de análisis, se presenta la edición del Panorama correspondiente al pasado año 2021, con el foco puesto, principalmente, en las lejanas aguas de los océanos Índico y Pacífico, y del mar Negro. El Sahel, región de máxima prioridad para la seguridad de España, y Oriente Medio completan los casos elegidos en esta ocasión.

El desmoronamiento de la Unión Soviética ponía un final feliz a cuatro largas décadas de Guerra Fría. La incipiente pax americana prometía un mundo kantiano de paz generalizada, consecuencia del triunfo del modelo de gobernanza global basado en la democracia liberal. No ha sido así. Huyendo de la guerra abierta y generalizada entre ellas, garantía de un desastre difícil de imaginar, las grandes potencias, y otras no tan grandes, dirimen sus discrepancias en múltiples conflictos armados mediante actores locales de diversa naturaleza: tribus, facciones rivales, carteles criminales, movimientos políticos o religiosos radicales, o compañías de mercenarios. Guerras por delegación, actores interpuestos, proxis que evitan el enfrentamiento directo y que diluyen, aunque solo sea de manera ficticia, las responsabilidades de quienes les apadrinan. Estas alternativas a una guerra «a lo grande» facilitan, lamentablemente, la proliferación de las otras guerras. Según un informe de Naciones Unidas, «en 2016, la cantidad de países que se vieron afectados por conflictos violentos alcanzó el nivel más alto registrado en casi 30 años»1. Ante esta realidad, el Instituto Español de Estudios Estratégicos, como think tank militar, elabora todos los años un Panorama Geopolítico de los Conflictos, en el que se analizan algunos de ellos, todos sería imposible; y pone así a disposición de sus lectores una colección en la que podrán encontrar, en una u otra edición, los orígenes, las causas, los actores implicados y las perspectivas de evolución de los muchos puntos calientes a lo largo y ancho del globo.

La reciente celebración, en octubre de 2021, de la Cumbre del G-20 en Roma ha dejado un sabor agridulce por los resultados obtenidos. Si bien se ha llegado a acuerdos en materia de armonización fiscal y en la extensión de la campaña de vacunación a los países más rezagados, menos prometedores lo han sido en lo que a la lucha contra el calentamiento global se refiere. En este último aspecto, tampoco la 26 Conferencia sobre el Cambio Climático, COP26, celebrada a continuación en Glasgow, aportó decisiones destacables. En una y otra convocatoria, la ausencia de los presidentes Xi y Putin rebajó considerablemente las expectativas de alcanzar resultados convincentes. La persistencia con la que los dos grandes colosos, China y los Estados Unidos, mantienen el rumbo de colisión en su enfrentamiento nos sitúa ante un escenario global altamente preocupante. Cuando tan necesaria es la colaboración de todos los actores mundiales para gestionar desafíos por todos compartidos, como el citado calentamiento global, el terrorismo trasnacional, los movimientos migratorios masivos, la renacida proliferación, tanto convencional como nuclear, o las pandemias, la actitud de las principales potencias apunta más bien a la confrontación. Esta Great Power Competition arrastra al resto de medianas y pequeñas potencias en una dinámica de tensiones crecientes en todos los ámbitos: comercial, económico, tecnológico, cultural, ideológico, geopolítico… y también en el militar.

Los conflictos, en su versión más tradicional de enfrentamiento armado, se integran como un componente más en el más amplio concepto de conflictividad. Y así conviven con disputas comerciales, rivalidades religiosas o ideológicas, lucha por la hegemonía tecnológica, ataques cibernéticos, carrera armamentística, dominio del espacio exterior… En otras palabras, una conflictividad intensa, permanente e indiscriminada en la zona gris, con todos los medios al alcance de todos y cada uno de los actores internacionales, estatales o no estatales2, en la que la categoría de amigo o aliado se difumina, especialmente en el ciberespacio3.

Por ello, a los conflictos armados, cuyo seguimiento constituye el objeto habitual de la publicación del Panorama Geopolítico de los Conflictos, hemos añadido en esta ocasión el análisis de escenarios altamente tensionados, que podrían derivar en un enfrentamiento militar (el mundo mira con preocupación a la región de Asia-Pacífico) y de factores susceptibles de agravar disputas prexistentes, como la diversidad de creencias religiosas en Oriente Medio.

Al dirigir la vista hacia las lejanas aguas de los mares de China destaca el creciente poder naval de la República Popular, decidida a convertirse en dueño absoluto de ese escenario, para lo cual ha establecido una completa red integrada de capacidades anti- acceso y de denegación de área (A2/AD). Esa fuerza naval en expansión no es sino la punta de lanza del órdago militar chino, que se ve complementada por unas fuerzas terrestres y aéreas igualmente modernizadas, un arsenal nuclear en crecimiento sostenido, presencia relevante en el espacio exterior y enormes capacidades ofensivas y defensivas en el ciberespacio. Esta potente herramienta militar se suma al poder comercial, económico, tecnológico y cultural del «imperio del centro». La presencia occidental en estos mares, principalmente la de los Estados Unidos, alerta de un posible riesgo de escalada que, aunque no buscada por ninguno de los actores presentes en la región, no se puede descartar, aún como simple e indeseada consecuencia de un error o de una situación fuera de control. No faltan ejemplos recientes de incidentes entre unidades militares chinas y occidentales en la región4.

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Entre las numerosas disputas por el control de islas y archipiélagos, naturales o artificiales, además de los puntos calientes del Tíbet, Cachemira, Sinkiang, Hong Kong, Corea del Norte, Malaca… el elemento más preocupante del tablero regional del Pacífico occidental es, sin lugar a duda, Taiwán. Ya es evidente que el pretendido modelo de «un país, dos sistemas» carece de la mínima credibilidad tras la represión de las protestas en Hong Kong, y ha sido definitivamente arrumbado también por el actual presidente Xi, por lo que no queda otra opción para alcanzar la deseada y proclamada integridad territorial china que la anexión de la isla «fermosa»5. Por mecanismos de negociación política, posibilidad lejana en la actualidad, o por lo militar, opción también difícil de imaginar, pero tampoco del todo descartable.

Completamos el acercamiento al Índico con el análisis de la incipiente guerra civil que se cierne sobre Myanmar tras el golpe de Estado de febrero de 2021 que acabó con la endeble democracia en la antigua Birmania. La ausencia de los Estados Unidos deja el campo libre para la penetración e influencia de Pekín. A través de Myanmar, y desde la vecina región china de Yunnan, la Nueva Ruta de la Seda busca salida al mar al oeste del estrecho de Malaca para obviar así el riesgo de cierre de ese angosto paso por el que circulan, en ambos sentidos, la mayor parte de las exportaciones chinas y de los recursos que el gigante asiático necesita imperiosamente para mantener la actividad y el progreso de los que depende la legitimidad del Partido Comunista. La esperanza radica en que los esfuerzos de la gran asociación regional, la ASEAN, por estabilizar la situación y evitar el colapso tengan éxito, escenario que es también de la conveniencia china.

Otros puntos calientes en la fachada occidental del Pacífico se encuentran en la península de Corea, fracasados ya los intentos de alcanzar algún tipo de acuerdo con el presidente norcoreano sobre su arsenal nuclear. Japón continúa reorganizando y reforzando sus Fuerzas Armadas. Los países miembros de la ASEAN temen que la confrontación entre los dos grandes les arrastre a una indeseada toma de posición al lado de uno de ellos y, en consecuencia, frente al otro. Australia, pasados los felices años de fluidas relaciones diplomáticas y comerciales con China, ha firmado con los Estados Unidos y con el Reino Unido el controvertido acuerdo de cooperación tecnológica y militar AUKUS, lo que ha provocado la airada reacción de Pekín. Y en el Índico, los acontecimientos recientes en Afganistán provocarán un reposicionamiento de todas las potencias, grandes y medianas, vecinas. Será digna de especial atención la postura que adopte la India, miembro también del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (QUAD, por sus siglas en inglés), con los Estados Unidos, Japón y Australia.

Más cerca de casa, nuestra vecindad está sobrada de conflictos y de conflictividad. En el ya largamente incendiado Oriente Medio, las diferencias religiosas no lo explican todo, pero constituyen un factor cuyo análisis contribuye en buena medida a entender las dinámicas en la región y el porqué de los numerosos conflictos, activos o larvados. El caso concreto del Yemen no permite albergar buenas expectativas de solución, muy al contrario. El país controla, por el este, el vital paso por el estrecho de Bab el Mandeb y esto lo convierte en escenario de pugna entre las grandes potencias globales y, también, de las regionales. Las facciones combatientes (fuerzas gubernamentales, rebeldes y separatistas) están fuertemente respaldadas por actores cercanos geográficamente en lo que constituye un claro ejemplo de guerras por delegación, tan habituales, año tras año, en nuestros Panoramas.

No se agotan con estos casos analizados los conflictos en Oriente Medio y en sus inmediaciones. La guerra de Siria está lejos de llegar a un desenlace pacífico. Habrá que ver cómo se decanta la situación en Irak tras la retirada norteamericana. En Irán, ha comenzado la andadura de un nuevo presidente, de marcado carácter conservador, que necesita encontrar una salida a la dificilísima situación por la que pasa el país desde la salida norteamericana del acuerdo nuclear de 2015. Para agravar más las cosas para los dirigentes iraníes, los Acuerdos de Abraham6 están suponiendo un realineamiento de la vecindad, Israel incluido, con el objeto de arrinconar a Teherán. El Líbano, desgraciadamente, se desliza por una pendiente de descomposición política y crisis institucional que solo puede conducir a la fragmentación y, en último caso, a una nueva guerra civil. guerra-civil-ieee

En el mar Negro no hay activo ningún conflicto armado… de momento. No es en este caso China, lógicamente, la que disputa la hegemonía regional a los países occidentales, con los Estados Unidos a la cabeza, sino Rusia. O, si lo prefieren, el rumbo de colisión es, en estas aguas, entre la OTAN y Rusia. El antecedente de la anexión unilateral de Crimea, en 2014, está muy presente en este escenario complejo. Turquía (que controla los estrechos que conectan este mar con el Mediterráneo), Bulgaria y Rumanía pertenecen a la OTAN; y Georgia lo desearía, así como Ucrania, todo lo cual supone un panorama muy demandante para Rusia. China, aunque no mediante el hard power, sí que tiene intereses comerciales en esta región a través de los corredores comerciales que atraviesan el Cáucaso y que le abren la puerta, otra más, de los mercados europeos. El mar Negro es un gran lago interior cuyas costas pertenecen, mayoritariamente, a países OTAN, para evidente desagrado de Rusia.

En el corazón de Europa se tensiona la frontera entre Bielorrusia y Polonia como consecuencia de la utilización, por parte de la primera, de los inmigrantes que quieren acceder a la Unión Europea; se trata así de presionar y derivar la atención internacional de los problemas internos del presidente Lukashenko. En Ucrania preocupa el aparente incremento de tropas rusas en las inmediaciones del Donbass7. Los Balcanes no acaban de cerrar las heridas abiertas en los años noventa del pasado siglo. La intención de la parte serbobosnia8 de desvincularse del Estado de Bosnia y Herzegovina, acordado en Dayton 1995, ha reabierto un conflicto siempre latente, que se suma al caso enquistado de Kosovo. Las dificultades para la integración en la Unión Europea de los países que todavía no lo han hecho, especialmente Serbia, abre de par en par la puerta a la influencia rusa y a la penetración china.

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Para Europa, y desde luego para España, la evolución de la situación en el Sahel es y seguirá siendo motivo de honda preocupación. Tampoco aquí son optimistas las perspectivas. La «tormenta perfecta» no cede: debilidad institucional y de gobernanza (dos golpes de estado en Mali en menos de un año), tráficos ilícitos de todo tipo, fenómenos climáticos extremos, actividad terrorista al alza y, por si todo eso fuera poco, los efectos de la pandemia. Los esfuerzos de la Unión Europea, liderados por Francia, no son suficientes para estabilizar la región y dar paso a un progreso tan necesario como improbable. Circunstancia, esta última, que deja vía libre a la llegada de otras potencias: China, Rusia (compañía paramilitar Wagner9), Turquía, Israel, Emiratos… No solo el Sahel sino toda la región, el denominado «flanco sur», será, sin duda alguna, elemento clave de discusión en la elaboración del nuevo Concepto Estratégico de la Alianza 

Atlántica que está previsto presentar y aprobar en la cumbre que se celebrará en Madrid, a finales de junio de 2022. Habrá que ver si la llamada de atención de los aliados mediterráneos para que la OTAN mire también al sur, enfoque 360º, no será desplazada, una vez más, a un lugar secundario ante la persistente prioridad por el flanco este.

En el más cercano Magreb, se intensifica la pugna por la hegemonía regional entre Marruecos y Argelia, que ha llegado incluso a la ruptura de relaciones diplomáticas y a enfrentamientos en las inmediaciones de la frontera común. El rearme emprendido por ambos países no hará sino incrementar las tensiones en toda la región. La guerra de Libia espera que los acuerdos recientes y las elecciones de diciembre de 2021 supongan el principio del fin de la contienda. Por último, la aparición de importantes reservas de gas natural en la cuenca del Mediterráneo oriental ha desencadenado disputas que han enfrentado, incluso, a elementos de las armadas de países aliados en la OTAN, como Francia, Grecia y Turquía10.

Sin abandonar por completo la franja saheliana, en el Cuerno de África, el conflicto entre el gobierno de Addis Abeba y la provincia rebelde de Tigray se ha convertido ya en una grave crisis humanitaria, ha acabado con las esperanzas que la elección del presidente Abiy Ahmed había suscitado, no solo en Etiopía, y amenaza con desestabilizar toda la región, ya muy volátil por sí misma. Solo la unanimidad de todos los actores externos, tanto los vecinos como las potencias globales, en preservar esa estabilidad permite albergar expectativas razonables de una solución que, en todo caso, no parece ni fácil ni inmediata.

Estos son los conflictos que hemos incluido en la próxima edición del Panorama Geopolítico de los Conflictos 2021, que tendrán en sus manos en las próximas semanas. Faltan muchos más, que abordaremos en futuras ocasiones, o que hemos analizado en ediciones recientes. Todos ellos están a su entera disposición en la página web del Instituto Español de Estudios Estratégicos11. Esperamos que sean de su interés.

Francisco José Dacoba Cerviño*
General de Brigada ET Director del IEEE @fran_dacoba

Bibliografía

1    Naciones    Unidas:    Una    nueva    era    de    conflictos    y    violencia.    Disponible    en: https://www.un.org/es/un75/new-era-conflict-and-violence Consultado el 10 de diciembre de 2021.

2 Para más detalle, consultar: DACOBA CERVIÑO, Francisco José. Conflictividad s. XXI: los grandes suben la apuesta. Documento de Análisis IEEE 30/2021. Disponible en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2021/DIEEEA30_2021_FRADAC_Conflictivid ad.pdf

3 “Una vuelta de tuerca al caso de espionaje de EEUU a Merkel implica a Dinamarca”, El Confidencial (31 de mayo de 2021). Disponible en: https://www.elconfidencial.com/mundo/europa/2021-05-31/una-vuelta-

4 “US submarine hits ‘object’ while underwater in South China Sea”, Al Jazeera (8 de octubre de 2021). Disponible en: https://www.aljazeera.com/news/2021/10/8/us-submarine-hits-object-while-underwater-in-

5 “Nuestro Ejército derrotará resueltamente a cualquiera que intente separar a Taiwán de China y defenderá la unidad nacional a toda costa”. Libro Blanco de la República Popular de China sobre la Defensa Nacional en la nueva era 2019. Disponible en: https://www.dsn.gob.es/en/actualidad/sala-

6 PRIEGO, Alberto. La nueva política de Israel hacia el golfo Pérsico. Documento de Opinión IEEE 147/2020.

7 “Satellite images show new Russian military buildup near Ukraine”, Politico (11 de noviembre de 2021).

8 “Las maniobras rusas en apoyo de los serbios ponen a Bosnia al borde del precipicio”, ABC (3 de noviembre de 2021). Disponible en: https://www.abc.es/internacional/abci-maniobras-rusas-apoyo- serbios-ponen-bosnia-borde-precipicio-202111030108_noticia.html

9 “Crise au Mali: l’intervention de mercenaires russes pour remplacer les troupes françaises divise”, BBC

10 “Grèce - Turquie: escalade des tensions en Méditerranée orientale”, France24 (1 de septiembre de 2020). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=MKo9vpEN74c

11 Disponible en www.ieee.es

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