Polarización y despolarización

José María Peredo Pombo. Catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea de Madrid/La Razón

Polarización es el concepto que explica el creciente distanciamiento entre los partidos en Estados Unidos y la constante politización de los temas de interés público. Los ámbitos deportivos muestran a jugadores afroamericanos arrodillados para no escuchar el himno nacional. En las nuevas entregas literarias se aborda el desencanto ante lo grotesco de la política actual (Salman Rushdie) o la peligrosa radicalización de las minorías religiosas (Joyce Carol Oates). En las calles renace el sentimiento racial y en el Congreso se debate airadamente sobre la reducción de armas. La América de Donald Trump está aún más polarizada hoy de lo que lo estaba hace ahora un año, cuando el presidente ganó las elecciones.

Despolarizar América. Este es el único objetivo posible para las instituciones democráticas. Ofrecer al mundo un ejemplo de recomposición social y política que permita reforzar globalmente la idea de que desde el compromiso y el diálogo se pueden obtener mejores acuerdos que desde la alteración del orden y la violencia. Un objetivo poco claro para un Presidente que navega por los mares del crecimiento económico sin temor a las tempestades y que escucha las voces de las sirenas recordándole que no ha perdido ningún apoyo entre sus bases de votantes de 2016.

En la esfera internacional la polarización significa la capacidad de acción e influencia de determinadas potencias, las grandes, en la política, la economía y las decisiones estratégicas. En función de las características del poder, el orden predominante en cada momento histórico se ha definido como bipolar en la etapa de la guerra fría; como unipolar en la etapa de supremacía norteamericana y como multipolar en este momento. China, la emergencia de potencias regionales, el activismo de Rusia y el aislacionismo de Trump en diversos temas han configurado este nuevo escenario.

Pero la gira del Presidente americano por Asia ha puesto de manifiesto que el nuevo orden global está en proceso de redefinición. El tono conciliador de Trump en China, el fortalecimiento de los apoyos tradicionales (Japón, Corea del Sur) en materia de seguridad y el grotesco enemigo común norcoreano, anticipan una visión americana orientada hacia el equilibrio estratégico mucho más que hacia el América First de principios de año.

La repolarización es a día de hoy, el momento que viven las relaciones internacionales. En él los Estados Unidos están en condiciones de afianzar sus relaciones con los aliados tradicionales y con las democracias más consolidadas. Las europeas y las asiáticas entre las más destacadas. En mundo multipolar donde el orden liberal no se vea dañado sino potenciado.

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